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Otro dia mas. Otro dia mas encerrado en este maldito club de terapia. Y luego de vuelta al hospital, como siempre, como todos los días. Me estaba muriendo y eso lo sabía todo el mundo. Y lo peor es que ni era de una enfermedad terminal, era psicológico.

Cuando acabamos la charla, fui al baño y me lave las manos. Mire hacia el frente, donde se situaba el espejo y VI reflejado a un chico delgaducho, con mil ojeras, pelo desordenado y cara perdida.
Se me hizo imposible reconocer al chico que era hace un año. Un chico gracioso y feliz, con mil amigos y gran ilusion por todo. No quedaba rastro ya del destello de mis ojos.

Hacia cuanto que las cosas se habían puesto así?
Podría superarla algún día?

Me dirigí al hospital en el coche de mi madre, porque teníamos que hacer una especie de revisión dos veces a la semana.
Las pastillas me tenían harto y empezaba a cansarme de todo lo relacionado con la vida en general.

Llegamos al médico y me pregunto lo de siempre. Si estaba bien, si me había tomado los antidepresivos y un montón de cosas que no me importaban lo más mínimo.
Salimos del hospital y fui a casa, obviamente con la compañia de mi madre porque no se fiaban de mi. Me sentía como un niño pequeño al que tienen que acompañar a todos lados por miedo de que haga algo estúpido. Porque eso es lo que espera todo el mundo de mi.

Me encerré en mi cuarto y lloré. Llore como todas las noches desde hace un año . La única diferencia es que hoy era peor.

Porque mañana se celebraba el aniversario de su muerte.

De la muerte de ella.

De la muerte de Violeta.

Y de la muerte del amor de mi vida.

Llore por no poder volver a verla, volver a hablar con ella, volver a sentir como me sentía cuando ella estaba cerca. Ella me hacia feliz, era mi felicidad.

Recordé sus ojos verdes ilusionados al leer un libro que le gustaba la sus ojos llorosos el día que su novio la dejo.

Recuerdo como me enfureci con el por lastimar a la mejor criatura que podría llegar a habitar alguna vez este planeta.

Recuerdo su sonrisa y sus perfectos dientes blancos asomándose cuando se reia.

Su risa era el sonido más angelical del mundo y alegraba mis dias.

Y también recuerdo cuando nos besamos. Sentí que en ese instante, subía al cielo.

Apenas un mes después falleció.               Se suicido.  

No se lo que le ocurría, no se como pude ayudarla ni tampoco se por lo que estaba pasando.

Pero estaba enamorado de ella.

Y llore porque, a pesar de eso, no pude salvarla.

violetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora