Capítulo 2

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Estaba en shock por lo que había pasado, parecía una loca repasando una y otra vez lo sucedido, pero, pónganse en mi lugar, si eres la cosa más horrenda que existe y todo el mundo te mira con asco, cómo esperas reaccionar cuando uno de los "bellos" te mira como a su igual.

Me levanté del suelo y volví a mirar a través de la rendija, pero esta vez solo podía fijarme en una persona, Allion Fartabat.

Los días siguientes a este, fueron de lo más normales, dentro de lo que cabe, llegué a ver a Allion un par de veces en el comedor. Admiraba a ese chico, no era como todos los demás, él me había notado y no se burló de mí, cualquier otra persona lo hubiese hecho, pero no él.

La hora del almuerzo llegó y para variar mis amigos habían desaparecido, sonreí al imaginarlos juntos escapando por ahí para poder estar solos. Me senté en una mesa vacía para poder comer a gusto, a mi espalda se encontraba una mesa de chicos del taller de arte y no paraban de reír y decir frases como "Es tan horrenda que hasta sus amigos la dejan... ¿como se puede ser tan gorda?... debería cerrar la boca... Ojalá hicieran ilegal su existencia", cada palabra que emitían me dolía hasta el alma. ¿Por qué existía gente tan cruel en este mundo? Observé mi almuerzo con tristeza y una lágrima rodó por mi mejilla, la limpié inmediatamente. Estaba a punto de irme del lugar, seguro en el baño comería más tranquila.

- Hola.

Me sobresalté al oír ese saludo de la voz más linda, fuerte y protectora que había escuchado en el día, lo miré rápido y volví hacia mi almuerzo.

- ¿Qué sucede?

- N... - por qué se me va la capacidad de hablar cuando lo veo - nada.

Su mano derecha sujetó mi rostro obligándome a verlo... ¡madre mía! ¿Qué estaba haciendo? Su piel era calida y suave, y su rostro aun más hermoso de cerca, pero lo que más me impresionó fueron sus ojos, esos dos preciosos planetas oscuros que tenía por ojos, me sentía diminuta ante su imponencia.

- ¿Por que has llorado? ¿te sientes mal? ¿quieres que te lleve a la enfermería? - preguntó preocupado.

No entendía porqué alguien como él se portaba así conmigo, era tan atento. Obviamente yo no le gustaba, ¡por Dios! yo no podría gustarle ni siquiera al mismísimo Pennywise.

- Estoy b... bi.. bien - me imaginé dándome una bofetada a mi misma por no poder terminar bien una palabra.

- No me presenté contigo el otro día, me llamo Allion, ¿Cuál es tu nombre?

- Deb... Deborah - aclaré mi garganta -, mis amigos me dicen Debby.

- Es un nombre lindo.

Mis mejillas se encendieron con esas palabras. Quería decirle lo bien que me sentía al escuchar eso pero saldría corriendo si lo hiciera.

- ¿Puedo comer contigo?

¡¿Qué?! ¿conmigo? ¿por qué?

- Aja - musité.

- ¿Tienes problemas para hablar? ¿Eres tartamuda? - absolutamente no, pero no lo culpo por pensar eso.

- No... no, yo no... no - negué con la cabeza.

Soltó una hermosa sonrisa de lado y miró hacia su almuerzo.

- ¡Hey, Allion! ¿Que haces con la gorda Debby? Ven a comer con nosotros.

Esas palabras habían salido del chico por el que mi corazón había suspirado mucho tiempo, Edward. Me dolía muchísimo oírlo referirse a mí de esa manera, pero no podía culparlo si sólo decía la verdad.

La gorda DebbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora