P A P Á - [Joerick] Terminada.

U N O

Erick Brian Pimentel Arista.

Pará muchos su infancia fue al lado de su padre el que todos creemos y decimos que es nuestro héroe.

A mí me encantaría decir que tuve la mejor infancia o bueno una infancia normal si así podría decirlo, pero no, todo lo contrario.

¿Qué le pasó a mi papá?, bueno el siempre, cada segundo peleaba con mi madre y no le pongo toda la culpa a él pues también mi madre empezaba a menudo las peleas.

Cuando tenía aproximadamente diez años mi madre dio la noticia que esperaba un hijo y mi padre no se alegró, al contrario, trataba de evitar lo más posible el tema.

Una vez ya no podía y se fue, agarró su maleta con poca ropa y se fue, solo dejó un suéter que teníamos casi iguales de no ser por el logo.

Nunca más supe de él.

Mi madre dice que lo perdona, pero ¿yo?, yo no lo perdono, es más le tengo una rabia inmensa por dejarme solo, una vez cuando tenía ocho años me dijo que nunca, que pasara lo que pasara nunca se iba a separar de mí y miren ahorita.

¿Dónde estaba cuando salí de secundaria? O ¿Cuándo le presente a mi madre mi primer novio?, ¿sabe mis gustos?

Siendo sincero todavía tengo esa pizca de esperanza que llame o venga y me diga 'Erick vamos a caminar, a que me escuches porque me aleje de ti y por qué no cumplí mi promesa' pero bueno se y sabemos que nunca va a pasar.

Ahora mismo me encontraba con mi madre Daysi.

- Hijo, ¿qué tanto piensas? - Hablo mi madre dirigiéndose a mí con un pedazo de pastel de chocolate, si hoy es mi cumpleaños dieciocho.

Odio tanto festejar mi cumpleaños, por el simple hecho de que siempre ocurre algo malo, algo así como una tragedia.

Pero mi madre insistió tanto en que el cumpleaños numero dieciocho era muy especial y bueno yo no tengo mucha paciencia así que termine diciéndole que sí.

- Nada mami. - Bese su frente. - Gracias por el pastel. - Agradecí pues nuestra economía no era la mejor en estos momentos y menos para comprar un pastel.

- Te conozco Brian y sé que me ocultas algo. - Mi madre era como mi mejor amiga y me conocía a la perfección.

- Solo tonterías. - Suspiré cansado. - ¿Y dónde está Zabdiel? - Pregunté parándose de la silla del comedor.

- Pero si no has comido nada Erick y es tu favorito. - Pues ya no.

- No contestaste mi pregunta. - La esquive, tenía ganas de llorar.

- Ni tú la mía. - Cruzó los brazos contraatacando.

- Bueno estaba pensando en ese hombre, ¿Contenta? - Contesté resignado, ya cayendo lágrimas de mis ojos.

- No, pero sabes que te haces daño ¿no? - Y como dije, me conoce perfectamente.

- Ya lo se mamá, pero me prometió que iba a estar cada meta que diera y mira estoy cumpliendo dieciocho y no está aquí.

- Buenos días familia bonita. - Dijo mi hermanito entrando a la cocina mientras yo me limpiaba las lágrimas que caían. - ¿de que hablaban?

- No seas metiche Zabdiel. - Regaño mi madre.

- Increíble sorpresa, Erick deicidio festejar su cumpleaños. - Dijo abrazándome. - Feliz cumpleaños hermanito eres el mejor de todo el mundo.

- Muchas gracias chaparro. - Acaricie sus rizos y si Zabdi los había sacado igual a Joel. – Nuestra madre insistió mucho en festejarlo.