Primer acto: No te preocupes

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Bajo el sol, el cabello rojo de Taehyung brillaba y le daba un aura de fantasía, como un hada recién escapada de su bosque mágico, el chico de ojos grises saludó a una pareja que caminaba en su dirección pero no recibió respuesta, olvidó que las personas en esa ciudad no eran amigables. Un pequeño curioso corrió y se detuvo sosteniéndose de sus piernas mientras sus avergonzados padres entre jadeos le pedían que soltara al desconocido y se disculpaban con él.

Jungkook terminó su charla con un hombre de gabacha blanca y vio a sus alrededores, ¿Dónde estaba Taehyung? Giró precipitadamente y escaneó a toda velocidad la sala, los sofás vacíos, la puerta entre abierta.

Taehyung había desaparecido.

—¿Por qué? ¡Es como los de las historietas!—El niño sintió una conexión instantánea con Taehyung, al parecerse a sus personajes favoritos. 

—Yang, lo estás incomodando, suéltalo. 

El pelirrojo sonrió y acarició su cabello.

—¿Yang? ¿Por qué no obedeces a tus papás? 

—¡No quiero! ¡No me voy a soltar!

¡Taehyung!

El grito hizo que el pequeño regresara con sus padres y un Jungkook cubierto en sudor tomó fuertemente la muñeca de Taehyung.

—¡No puedes alejarte de mí lo sabes!

—Jung—

El pelinegro tiró al pelirrojo y caminó en dirección contraria.

—Espera, quería despedirme de—

Jungkook continuó su camino forzándolo a ir a su paso, Taehyung tragó saliva, una sensación incómoda lo invadía, frunció las cejas e hizo un puchero.

—Perdona... ¿Jungkook?

La culpa del pelirrojo aumentó, así como su preocupación el resto del camino. Sabía que no debía hacerlo, pero difícilmente veía el cielo fuera de casa, el mismo bloque tras los altos muros de la extensa construcción lo maravillaron inicialmente, pero sentía que ni siquiera las estrellas cambiaban en su encierro.

La puerta se cerró y Jungkook finalmente soltó el lastimado brazo de Taehyung, bajó la vista para comprobar el estado de su piel y al verla irritada, le indicó seguirlo a la cocina, donde tomó una toalla y la humedeció con agua fría para con ella dar suaves toques en su piel.

—Jungkook...

El hombre de cabello negro sollozó y contuvo las lágrimas.

—No puedo cuidarte si estás lejos... No puedo... Por favor deja de alejarte de mí. 

Taehyung puso su mano sobre la de Jungkook, lo entendía, aún había una profunda herida en su corazón.

—El olor de la clínica, es como de... Gasolina con alcohol... Solo quería respirar aire freso—Taehyung apretó al menor y se esforzó en mostrar una sonrisa que salió más triste de lo que deseaba. 

Jungkook sentía la dualidad de la cálida mano del pelirrojo y la fría toalla que soltó, revelando el anillo que nunca dejó su dedo, presionó los labios y subió la vista para ver directo a los grises ojos de su amor. 

Taehyung lo abrazó, el accidente de trabajo que casi le cuesta la vida lo dejó con respiración asistida y en un profundo sueño del que temían no iba a despertar, contrario a las indicaciones de las enfermeras, su esposo no se separó de él y le rogaba que luchara por su vida. Cuando abrió los ojos de nuevo, Jungkook aún tomaba su mano, la misma que no soltó durante cada chequeo y aterrador momento, la que no dejó que cayera aunque grandes porciones de su memoria estuvieran perdidas en alguna parte de su subconsciente. 

Número 7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora