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*POV Jack*
–No, no. Iré por las hamburguesas. –Le respondo a Rowena para después salir del búnker.
Camino pensativo en dirección al centro de Lebanon durante un buen rato. Quizá una hora o una hora y media, no lo sé en realidad.
Voy pensando en Jeanelle, en lo que realmente significa para mi. Hay algo en ella que me resulta muy conocido. Como si nos hubiéramos visto hace mucho tiempo y luego la olvidé. Me está volviendo loco intentar recordar donde he visto antes su cara, es frustrante.
Al doblar en una esquina en dirección a la tienda de hamburguesas más cercana, me da la sensación de que algo no anda bien, volteo varias veces, pues siento la mirada de alguien pegada a mi nuca, pero no encuentro nada, ni a nadie, así que sigo caminando, hasta llegar al establecimiento.
–Hola.–Saludo levantando una mano.–¿Me da cuatro... siete hamburguesas con tocino, porfavor?
–Con gusto.–Dice la cajera, demasiado sonriente.–¿Las quieres con cátsup o con sangre de todos los comensales del lugar?–Da un parpadeo y al abrir los ojos de nuevo, me doy cuenta de que se han vuelto completamente negros. Doy instintivamente dos pasos hacia atrás.–Oh tranquilo, mini Winchester. Estoy bromeando. Escuché que has recuperado tus poderes, no soy tan estúpida como para desafiar al hijo del diablo.
–¿Y que quieres entonces?.–Pregunto frunciendo el ceño
–Hablar, solo hablar. Tengo algo que decirte, que seguramente querrás saber.–Disimuladamente, abre una puerta para pasar a la sección de la cocina. Yo dudo un minuto, pero finalmente entro con ella detrás de mi.
–¿Otra de tus conquistas?.–Alcanzo a escuchar que un compañero suyo pregunta.
–Soy rápida, las rupturas no son lo mío.–Responde al hombre.–Nadie entre a la cocina, estaré ocupada un buen rato.–Dice guiñándole, con una risita y el hombre niega con la cabeza, riendo también. No entiendo bien lo que sucede, supongo que lo que tiene que decirme es muy extenso.
Cuando escucho que cierra la puerta tras de nosotros, me giro para mirarla a la expectativa de que me diga que es lo que debo saber. Pero ella sólo me mira de arriba a abajo, mordiéndose el labio inferior. Me pregunto si mi ropa está desaliñada o si tengo algo como una mancha en la cara que pudiera estar distrayéndola.
