Luzubius🐻🐯

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M̶í̶o̶

Ellos tenían que estar junto, simplemente eran el uno para el otro, pero al parecer habían unas personas que se interpongan con su romance

Él se encargaría de arreglarlo

🥀🥀🥀

Se conocían desde niños, habían sido los mejores amigos desde siempre y fue cuestión de tiempo para que los sentimientos entre ellos florecieran.

- ¡Me gustas! - dijo el castaño con el corazón en la garganta y con un enorme sonrojo en su cara.

Estaban caminando de regreso a casa luego de un largo día de colegio y simplemente no pudo soportar más esos sentimientos que guardaba en su pecho.

- También me gustas - dijo con una sonrisa el contrario haciendo que el corazón de Luzu se acelerara más de lo que ya estaba.

Tomó la mano del teñido mientras sentía la felicidad recorrer su cuerpo junto a su sonrisa que solo hacía más que crecer.

No podía creer lo nervioso que había estado antes si la respuesta era algo obvia, Rubius lo amaba, incluso el mundo se había puesto de su lado para hacer que vieran un arcoíris.

Los años pasaban y su amor por el teñido no hacía más que aumentar, con cada palabra de amor que salía de los labios de su pareja, con cada halago que les decían los demás sobre su relación.

"Son la pareja perfecta"

"Son el uno para el otro"

"Son almas gemelas"

"Si no voy a tener una relación así de linda no quiero nada"

A cada frase respondió con falsa timidez y agradecimiento, no ocupaba que terceros le dijeran algo que ya sabía y de lo que era consciente cada día a la hora de despertar y ver a su novio.

Simplemente su vida era perfecta y nada en el mundo podría cambiar eso....

O eso pensaba hasta ver a su osito siendo abrazado de forma cariñosa por alguien más, mientras reía por las bromas de alguien más que lo miraba como si fuera la personas más bella del mundo.

Solo él podía abrazarlo de esa manera.

Solo él podía verlo de esa manera.

Solo él podía hacerlo sonreír así.

Se calmó un poco antes de entrar en el lugar con su característica sonrisa y con solo unos momentos pudo ver debajo de las sonrisas falsas y palabras vacías de los cinco chicos que querían arrebatar de sus brazos a su osito.

¿Acaso eran idiotas? Acaso no veían que la personas que amaba su osito era a él.

Sonrió con cierta arrogancia con solo pensar en la desesperación que se llevarían cuando chocaran con la realidad, pero su sonrisa se borró levemente cuando vio como su osito se sonrojaba levemente ante el toque de uno de ellos.

Pensó que fue solo su imaginación, pero la escena se empezó a repetir con mayor frecuencia y cada vez tenía menos tiempo para estar con su amado.

¿Por qué su osito se sonrojaba con el tacto de ellos?

¿Por qué su osito les regalaba su valioso tiempo?

¿Compacion? ¿Lastima? Eso tenía que ser, en su cabeza no cabía otra explicación para que su osito no lo escogiera sobre ellos.

Cada día que pasaba veía como se aprovechan de la amabilidad de su osito para alejarlo de él y se estaba comenzando a cansar de ello, Rubius era de él y nadie cambiaría eso.

Acabar con el primero fue fácil, se habían conocido en la escuela y no fue para nada raro que llegara un día a la casa del azabache.

- Sabes Alex, por un momento crei en ti, en que pensamos en nuestros años de amistad y que dejarías de lado esta tonteria, pero ya vi que no - dijo sin demostrar algún arrepentimiento - Tú me obligaste a hacer esto - le dijo al pequeño azabache que yacía muerto en su sala.

Deshacerse del cuerpo no fue difícil, simplemente tenía que generar un pequeño fallo en el generador del contrario y el fuego se encargaría de limpiar todo lo demás.

Con el segundo fue solo esperar el momento correcto y pronto lo encontró en uno de los turnos nocturnos de uno de sus trabajos en un lugar bastante peligroso.

- Nunca me agradaste, siempre diciéndole esas cosas tan asquerosas a mi osito - dijo tomando su billetera y su teléfono - Me alegra saber que ya no vas a poder acercarte a él - dijo alejándose de aquel callejón en el que él contrario se desangraba lentamente.

Los últimos tres fueron los más difíciles, siempre en alerta y demasiados fuertes para enfrentarlos de frente pero cuando se trataba de su osito no podía rendirse.

Fargan ya estaba envuelta con gente mala y fue cuestión de tiempo y jugar un poco con los hilos para que terminara debiéndole dineros a gente muy peligrosa y un día simplemente fue hallado muerto en la sala de su apartamento.

Willy fue complicado, era lo suficientemente inteligente, incluso podría decir que calcular como para hacer algo estupido, pero demasiado confiado en sí mismo como para pensar en que estaba siendo engañado y con un simple mensaje desde el teléfono de su novio logró llevarlo hasta un hotel donde se divirtió bastante, tanto que la policía no pudo ni reconocerlo.

Siempre dicen que dejes lo mejor para el final y eso fue lo que hizo.

Vegetta había sido la razón por la que todo eso había pasado, porque vio como le había intentado robar un beso a su osito, a su novio, a su alma gemela, a su único amor, pero como era de esperar su novio lo rechazó, pero no podía permitir que algo como eso volviera a pasar.

Hacer que pareciera que había huido presa del pánico fue demasiado sencillo y torturarlo en aquella cabaña abandonada hasta que la vida abandonó su cuerpo fue aún más.

Ahora su osito estaba a salvo, lo único malo fue verlo derramar lágrimas por aquellos que intentaron separarlo de su lado pero podía soportarlo, después de todo el amor conlleva sacrificios y él estaba dispuesto a hacerlos para conservar su amado.

F̶i̶n̶

✨Shipps Month✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora