Ella es Emi

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Nunca antes había sentido que el camino se hacía tan largo y tan corto, con cada paso que daba, llevaba a su Emi a Shota.

¿Y si los presentara?

Taishiro tenía que ser realista, realmente prudente por primera vez en su vida. Adoraba a Emi. Pero honestamente... No tendría tiempo para una relación. Estaban a menos año de graduarse y finalmente ingresar a la agencia de un héroe.

Había sido solicitado en Osaka donde fue aceptado por una de las mejores agencias del país, mientras Emi se quedaría en un distrito de Yokohama con un héroe extranjero, ambos con héroes profesionales que ascendían rápidamente por el top.

Taishiro quería ayudar a su ciudad, a su gente. Era popular en esa área pero en Osaka la popularidad era una prioridad para tener éxito. Tenía que estar centrado al cien por cien en su carrera, actuar con la policía, cuanto necesitaría de tiempo para ello.

A Emi le bastaba una sonrisa a las cámaras para conquistar al público. Y no le interesaba el top o fundar su propia agencia. No quería la fama, aunque, conociéndola le llegaría.

En comparación con Emi Fukukado tendría que seguir subiendo. Y no solo como héroe, sino también como Toyomitsu, él tenía un nombre prestigioso en el mundo de las luchas profesional. Y Emi, su otro sueño era ser Comediante... Humilde... Ella era idealista y noble. Solo deseaba poner una sonrisa en quien la necesitara, ser maestra tal vez.

No deseaba el mundo, y eso no lo hacía adorarla menos.

Aizawa buscaba el anonimato, igual que Emi su propósito no estaba en ascender en las encuestas, sino servir y patear traseros.

Salvar vidas.

¿Eso no le daba una especie de señal?

—¡Shota! —Toyomitsu estaba agradecido de que Shota no hubiera usado su equipo de captura para escabullirse dejándolo, pero al mismo tiempo la vocecita maliciosa en su cabeza escupió un pensamiento horrible:

Ojalá no le agradaras tanto. Ojala no fueras su amigo.

Basta. Grito silenciosamente, él no creía eso realmente. ¿Verdad?

—Como dije: la conocía. ¡Mira a quién he traído! Emi... —Su nombre dolía como cuchillos en su garganta— Este es mi otro mejor amigo, Aizawa Shota.

Conocido.

—Hombre de corazón cruel. –bromeó Taishiro, notando que Emi no se había movido.

Taishiro le dio un empujoncito a Emi hacia Aizawa. Exhibiendo una torpeza impropia en lo que a cuestiones sociales de refiere Em tropezó, inmediatamente se recompuso y se acercó al chico. 

Le apuntó con dedo acusador.

—¡Eres la bestia borradora!

Aizawa se ruborizó.

—No me llamo así...

—Oh, lo siento, lo siento. ¡Presentaciones! Era mi turno, siempre me pierdo en estas cosas... —Se burló, su voz un poco más cantarina de lo que estaba acostumbrado a oírla— ¡Emi Fukukado! —Exclamó alegremente.

Fue en el instante en que dijo su nombre que lo supo: en que vio la chispa en ella. La misma llama encendida que tenía Sho al ponerse de pie y declarar que él pelearía con ella. La forma en que sus ojos de bosque y esmeralda destellaron, sus manos se apretaron antes de que extendiera una a Shota, esperando un apretón. La voz que le había dicho una y mil veces que era especial, querido y el mejor de los amigos se agudizó, y si sus mejillas sonrojadas no la delataron lo hizo todo lo demás.

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