Mi Mejor Decisión ( En Curso)

Capítulo. 42 ¡En Guardia Torrealba!

Juliana Villa.

Ya habían pasado días desde la fiesta de navidad, estaba en la sala de cine esperando a mi novia.

《Que hermoso se escucha》

Tengo rato esperándola, la llame para que venga porque tengo que decirle que para año nuevo me voy a Nueva York y no lo podré pasar con ella, es algo triste no pasarlo juntas, pero ya mis padres lo habían planeado.

Escucho el timbre de la casa y me imagino que es ella, pasan unos segundo y entra a la sala.

Quedo en blanco cuando la veo pasar.

Lleva una falda gris por los muslos y se ajustaba a su cintura con un top  negro que dejaba al descubierto un poco de su abdomen.

Jesuscristo ella quiere que no valla a pasar año nuevo para Nueva York.

—Hola—Llega hasta donde estoy yo sentada y me da un beso que yo correspondo—No sabia que había sala de cine también.

—Si amor, solo que las veces que has entrado hemos estado del otro lado de la casa.

Me mira por un segundo y le echa un vistazo al cuarto, podíamos de decir que es igual que toda la casa tiene un televisor gigante con con unos sofás marrones que combinan con la madera de la casa y en una esquina tenemos una maquina de hacer cotufas y gaseosas.

Y yo la miro a ella están hermosa no solo físicamente, toda ella es hermosa. Estoy tan feliz por tenerla conmigo.

—Te llame porque tengo que decirte algo —le dije y frunció el ceño.

—¿Qué pasa?—Respondió en un tono bajo.

—Me voy a pasar año nuevo para New
York— suspiré— me voy mañana temprano..

Se quedó en silencio.

Solo me miraba como procesando lo que había dicho.

—Yo.. Crei que íbamos a pasar año nuevo juntas —mira el suelo.

Acortó la poca distancia que tenemos y la abrazo, ella pasa sus brazos por mi cintura y se pega más. Puedo sentir su respiración en mi cuello.

Me separo y tomo su cara.

—No te voy a dejar de escribir ni un solo segundo y en año nuevo te voy a llamar. —le digo mirándo esos ojos que tanto me gustan.

y noto que le cambiaron de color un poco oscuro.

—¿Me lo prometes.? —Dice haciendo puchero.

—¡Te lo prometo!— me llevó una mano al corazón.

Me acerco y la beso.

Me corresponde el beso, un beso suave y tierno, de esos que haces que sientas cosas en el estomago y que no quieres que acabe por la sensación que te da.

Baje mis manos a su cintura y ella tomo mi cara entre sus manos, profundizo el beso, nuestros labios se sincronizaron, su lengua tentando y rozando. Apreté un poco su cintura y logró robarle un pequeño gemido, hace que partes de mi cuerpo se estremescan. Sus labios se mueven agresivamente contra los míos y su lengua invade mi boca de una manera sutil enviando escalofríos por todo mi cuerpo.