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No sé en que momento decidí rebelarme contra ellos o tal vez lo hubiera hecho en la mañana.

Suelto un quejido cuando la soga se hace más fuerte en mis muñecas y pienso que morir no es tan malo después de todo lo que he vivido en la tierra. El terrestre que tenía en frente me miraba mal y se dispuso a esperar cerca de la fogata, observo a mi alrededor buscando una salida o algo que me ayude a escapar.

En estos momentos prefiero que me rapte el terrestre que solo cubre mi boca y me mira molesto.

Luego de salir del campamento, unos minutos de caminata ya me habían raptado. Un fuerte dolor de cabeza y el sonido de una espada afilándose fue lo que me despertó del gran golpe que el terrestre me dio.

Tal vez si no hubiera deseado que ellos murieran... no, que se pudran esos idiotas. Me golpearon y me expulsaron por no estar de acuerdo, que se jodan.

—Creo que se equivocaron de persona... —empiezo hablar, llamando la atención del terrestre—a la que buscan es a Clarke Griffin, una rubia, con grandes pechos... Ella es la que dirige a todo el campamento.

Silencio.

—No sé lo que significa eso, pero yo solo soy una extra más—comento con una leve mueca al ver la mirada molesta del terrestre—Yo solo quiero que ellos sufran de la peor manera, ¿podrías soltarme? Te ayudaré a entrar a ti y a tus amigos caníbales para que se den un festín.

—Cierra la boca.

—Sí, la cerraré—musito bajo al ver como me amenazó con lanzarme la espada. Suelto un suspiro removiéndome un poco, al sentir la fricción de las sogas quemar un poco mis muñecas. No sé cuanto llevo atada al árbol y tampoco sé cuanto tiempo el terrestre ha estado soportándome, solo sé que no estamos cerca del campamento.

Ahora tendré que esperar a... esperen, ¿por qué no me ha matado?

Es decir, sé que soy insoportable y sé que mi cara no es para nada amable. Hasta yo no me soporto, pero ¿Qué pasa? ¿por qué no está preparándome para ser su cena?

Esas preguntas se dispersaron, cuando escuchamos un ruido en la profundidad del bosque, veo al terrestre levantarse sin miedo y niego temiendo a que me deje sola sin protección.

—Oye, tú, no me dejes sola... —suplico, pero el terrestre me ignora—En las películas de matanzas eso es lo peor que puedes hacer, siempre matan al que se aleja del grupo y si lo haces, uno de los dos puede morir.

El terrestre desaparece de mi vista y resoplo. —Al parecer la que morirá soy yo.

No pasaron unos minutos cuando siento como cortan las sogas de mis muñecas, no sé como sentirme al respecto, pero lo primero que pienso hacer es correr, pero antes de siquiera moverme unos grandes brazos me cargan como costal de papas.

Solo una persona me ha cargado así desde que llegué.

Miro un poco y no puedo evitar sonreír al ver al moreno que me ha salvado reiteradas veces.

— ¿Eres algún tipo de caníbal acosador? Porque me parece muy extraño que siempre me estés salvando.

—Si quieres puedo regresarte con mi amigo —respondió y pude notar un poco la burla, pero sorprendentemente fui rápida y envolví mis piernas a sus caderas y me aferré a sus brazos cuando hace el amago de bajarme.

—Eso amigo mío se llama tener sentido del humor—acoto rehusándome a bajar. —Y al parecer tú no lo tienes.

Él observa todo mi rostro y su ceño se frunce un poco, preocupándome. — ¿Te hizo daño? —retoma el camino conmigo encima.

𝗧𝗛𝗘 𝗢𝗡𝗘, LincolnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora