Parte sin título 22

10 0 0
                                    


A veces me gusta formar un diminuto hombrecillo y enviarlo a aterrizar en alguna parte sin planearlo mucho, por ejemplo;  tu cintura, y comienza su aventura, centímetro a centímetro y sin prisa, ese hombrecillo recorre tu cuerpo. Suele detenerse cuando al tacto se encuentra con algo que le llame la atención lo rodea, lo examina, se desliza va y viene,  es incansable en su labor, toma otras formas,  sus pies parecen plumas,  que solo acarician como buscando hacer cosquillas a su musa dormida.


Sentir en letras...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora