A veces me gusta formar un diminuto hombrecillo y enviarlo a aterrizar en alguna parte sin planearlo mucho, por ejemplo; tu cintura, y comienza su aventura, centímetro a centímetro y sin prisa, ese hombrecillo recorre tu cuerpo. Suele detenerse cuando al tacto se encuentra con algo que le llame la atención lo rodea, lo examina, se desliza va y viene, es incansable en su labor, toma otras formas, sus pies parecen plumas, que solo acarician como buscando hacer cosquillas a su musa dormida.
ESTÁS LEYENDO
Sentir en letras...
LosoweSentimientos que vienen y van, reales, soñados, creados, vividos o no... de todo un poco