3 - Cita con la Universidad

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Ana

Siempre odié los lunes y levantarme temprano para cumplir con responsabilidades de adulta, por eso la idea de despertarme 7:30 am un lunes para ir a inscribirme en la facultad, me puso de mal humor. Pero como Camille dijo que iríamos a la playa al terminar la inscripción estuve feliz al poner el despertador.

—Tienen que dormir temprano, o mañana no las levanto ni con la orden de un juez —dijo su abuelo cuando terminamos la cena.

—Claro que sí, Bastien —le respondí.

Seguro no me creyó. Y yo tampoco lo haría. Ninguna adolescente en su sano juicio dormiría temprano un domingo a la noche en vacaciones, son placeres que no se tienen siempre en la vida. Y menos a pocos meses de comenzar a estudiar la carrera que definirá su vida entera.

—¿Tenemos todo lo que necesitamos? —preguntó Camille cuando llegamos a su habitación.

—Sí —respondí —protector solar, trajes de baño, sombrero...

—No, tonta —rió —los papeles. La credencial, los horarios, el carné de vacunas... todo eso

—Ah, sí. Eso también.

Agité en el aire una carpetita blanca llena de papeles y cosas que solicita la facultad para dejar que estudies allí y la metí en el bolso de Camille.

La miré por un instante y me recordó la figura de mi mamá. Era apenas un poco más alta que yo y su piel pálida y pelo rubio le daban una imagen casi angelical, pero cuando ponía las manos en jarra, arrugaba la boca y entrecerraba los ojos, asustaba en serio.

Nos pusimos los pijamas mientras Camille repasaba la planificación del día siguiente. Levantarnos, desayunar, llamar a su prima por su cumpleaños, ir a la facultad, ir a la playa, volver antes de las 11:00, almorzar, dormir y volver a bajar a la playa luego de tomar un helado a las 16:30. Pero algo no me cuadraba.

—¿Realmente crees que al terminar la carrera vas a recordar todo y ser buena profesional? —pregunté cuando nos metimos a la cama.

—Si no recuerdo algo puedo consultar en libros o con colegas —respondió.

—Cierto.

—Pero creo que debería recordarlo. Se supone que elegimos esto porque realmente nos gusta. ¿No?

La escuché suspirar y bostecé.

—¿Realmente nos gusta? 

Cerré los ojos y pensé en las posibilidades reales que habían de que disfrute los cinco años estudiando que se me venían arriba más el resto de mi vida trabajando en lo mismo y sin saber si realmente estaba aprovechando mi juventud o solo la sacrificaba por el mejor futuro que prometen las generaciones anteriores.

—Bueno... nos gusta Suits y Law & Order, supongo que lo disfrutaremos más cuando estemos ejerciendo.

—¿Y si no podemos con la carrera o nos damos cuenta de que en realidad no nos gusta tanto?

—¿Estás arrepintiéndote?

—Solo pienso.

ANHELOS entre MARCAPÁGINASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora