Capítulo I

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Estaba en camino a cambiar mi vida, lo sabía, lo tenía claro. Pero no tenía muchas opciones actualmente, mi madre ya trabajaba bastante a pesar de no tener la mejor salud y mi hermana apenas cumpliría los catorce.

Ya tengo dieciocho, pronto cumpliré los diecinueve años y no quiero seguir de brazos cruzados. No puedo trabajar tiempo completo, acabo de ingresar a la universidad y los trabajos de medio tiempo no pagan lo suficiente.

Conseguí una beca por mis calificaciones, no cubre completamente los gastos en la universidad, pero si una gran parte. Aun así, debo costearme la comida y mis propias cosas. No dejaré que la mujer que me dio la vida y cuido de mí todos estos años se sobre exija. De esta manera podré ganar más dinero, ayudar a mi madre. Ya no me quedan buenas opciones.

-Vamos Noah, te presentaré al jefe -dijo Kao.

Caminaba entre medio de una gran multitud. Era el bar cercano la universidad, en el cual se estaba dando la bienvenida a los de la facultad de ingeniería, había gente externa invitada por los demás, no estaba muy atento a esto, ya que me encontraba algo nervioso, hoy era el día en el que me uniría a los escorpiones palestinos, una de las pandillas de la ciudad.

Mientras caminaba para ver al jefe, el cual era un chico de último año de la universidad, choqué con alguien, arrojando mi vaso al suelo.

-Cuidado idiot...-dije con un tono molesto, el cual fue quedando en el olvido tras ver al chico.

-Lo siento -dijo el chico que me había derribado el vaso, el cual se fue caminando, tomado de la mano con una chica.

Al ver a este chico quedé boquiabierto, mi corazón se detuvo unos segundos y dejé de caminar, lo miré hasta que ya no lo tenía a la vista. Me pareció un hombre muy atractivo, era un poco más alto que yo, su cabello era castaño, no pude apreciar muy bien que tono, ya que estábamos dentro de un bar con luces de diversos colores. Usaba una camisa lisa de color celeste claro. Su piel era bastante blanca. Solo llegaba a ser un poco más oscura que la mía.

-Apura, al jefe no le gusta que lo hagan esperar.

-Oh, sí. Lo siento... -volviendo a caminar.

-Debes sacar más personalidad o no te dejarán ingresar.

-Claro... -respondí, sin quitar mi vista del suelo.

Llegamos a una puerta al final del bar. En eso Kao toca dos veces y se abre una pequeña ventanilla, en donde se ven unos ojos marrones observándonos de manera atenta.

-Soy yo -recalcó Kao al chico de la ventanilla.

-Entren -dijo el chico de la ventanilla luego de abrir la puerta.

Al entrar sentí un fuerte olor a tabaco y alcohol. Solo había hombres dentro de esta habitación, la cual era bastante amplía, totalmente distinta a lo que lograba imaginarme desde afuera.

- ¿Y el jefe? -preguntándole al chico de la ventanilla.

-Por allá -Apuntando a la mesa de billar.

-Gracias hermano. Vamos Noah.

Asentí con la cabeza y lo seguí.

-Jefe -dijo Kao con una expresión muy seria.

-Kao. ¿Este es el chico que quieres unir a la pandilla?... Interesante -dijo el jefe, arqueando una ceja.

Su voz era muy sólida, de solo oírla mi piel se erizó por completo, mi sangre se heló. Pero no puedo echarme atrás.

-Sí. Su nombre es Noah.

-Hola, Noah -dijo Robert.

-Hola... -respondí.

Escorpión DoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora