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Presente

Y estábamos ahí, ella encima de mi moviendo sus caderas de una manera fenomenal teniéndome en el borde del clímax, mis dedos apretaban sus caderas y mis dientes mi labio inferior evitando soltar los gemidos o gruñidos que querían escaparse de mis labios, cosa que ella no hacía, sus lindos gemidos resonaban de fuertemente por la habitación acompañándose de los sonidos de la cama y esos suspiros pesados que salían apenas de mis labios.

—Ya casi.— le avisé sosteniendo sus caderas en lo alto y comenzando ahora a moverme por mi mismo contra su piel, podía ver su rostro sonrojado y su cabello pegándose en su frente por el sudor del acto que estábamos realizando. Parecía casi imposible lo mucho que me gustaba, lo que mi corazón latía y mi cuerpo temblaba al estar con ella, en estos actos tenía que tener mucho autocontrol para no correrme en un instante, porque de tan solo tenerla frente a mí mi cuerpo reaccionaba como nunca en mis 23 años lo había hecho.

—Jungkook.— alargó mi nombre gimiendo dándome señal de que ella ya había llegado y eso fue suficiente para que la apretara a mi torso, sentí su cuerpo tembloroso y en cuestión de segundos me liberé, apreté su cuerpo aún más al mío por las sensaciones pero también por el hecho de que se marcharía en unos minutos.

Poco a poco nuestras respiraciones se fueron regulando mientras repartía unos besos cortos por su hombro y parte de su cuello que tenía en mi alcance al tenerla en esa posición. Cerré mis ojos solo del cansancio por un instante, pasando mis dedos por su espalda sintiendo como al tocar su cintura daba un pequeño brinquito, era muy cosquillosa.

—Ahí no...— murmuró en una risa incorporándose con ayuda de sus manos en mi pecho y me miró a los ojos, cosa que yo apenas podía realizar, me era un poco intimidante verla, más después de estos encuentros y el montón de sensaciones dentro de mí. —Me tengo que ir.— y solo asentí a sus palabras con mi cabeza. Era la rutina, sabía que por más que le pidiera que se quedara no lo haría, mil y una excusas saldrían de sus labios mismos que solo me harían sentir peor de lo que ya lo hacía.

Se levantó, haciéndome soltar un suave jadeo al momento que nuestros cuerpos se separaron y caminó directo al baño para darse la ducha rápida, vestirse e irse. Sentí la soledad y el frío casi al instante haciendo que mi piel se erizara.

Cuando se cerró la puerta y la despedí dejé soltar un suspiro hondo, pasando ambas de mis manos por mi rostro para terminar haciendo mi cabello para atrás y caminar hacia la habitación, como siempre, mis sentimientos se ponían intensos al terminar una sesión de estas y si, una solución sería no verla, decirle que estaba ocupado pero a estas alturas estar cerca de ella era lo único que deseaba, no importaba si solo eran estos minutos.



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