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Continuación...

El camino hasta su hogar fue silencioso, íbamos tomados de la mano cosa que la verdad no recuerdo cómo sucedió pero lo estábamos, sus dedos se entrelazaban con los míos mientras hacíamos el camino hasta el edificio que quedaba solo a unas cuadras del bar.

Llegamos y comenzamos una plática un poco incómoda. —¿Quieres café o té? — preguntó caminando hasta su cocina y caminé detrás de ella. El ambiente se sentía pesado, la tensión estaba presente y en ese momento estaba seguro de que ambos buscábamos la misma cosa pero no sabíamos cómo dar el primer paso.

—Por favor, lo que gustes. — pedí sonriendo mientras quitaba mi abrigo y lo dejaba en una de las sillas de la barra de la cocina y volvía mi vista a ella.

Se le veía nerviosa y me lo decía su rostro cubierto por su cabello creando cortinas a sus costados, caminé acercándome a ella y no sé de dónde salieron las agallas para ponerme detrás de ella mientras preparaba para hacer lo que me había ofrecido.

—Soo-min. — murmuré en voz baja mientras movía su cabello hacia el lado izquierdo y justo como lo había hecho en el bar, acerque mis labios a su piel, solo rozando mis labios y pregunté. —¿Puedo? —

Asintió casi al instante y comencé a repartir besos esparcidos por su cuello. Mis manos estaban recargadas en la barra frente a ella, aprisionando su cuerpo entre el mío y aquel mueble. Continué haciendo lo mismo por varios segundos dejando besos largos, cortos y algunas pequeñas mordidas que le hacían brincar un poco, en mis pensamiento ya estaba haciendo más que esto. Quería sentir su cuerpo contra el mío pero toda esta ropa estorbaba, sentía la necesidad y un deseo que jamás había sentido, mi cuerpo temblaba y podía sentir ya una incómoda presión en mis pantalones.

—Jungkook. — soltó en un jadeo acompañado con mi nombre cuando mis caderas hicieron presión en sus glúteos y sentí como su cuerpo quería girarse lo cual evité colocando mis manos ahora en sus caderas haciendo que se mantuviera en la misma posición.

—Espera. — pedí sobre su oído mientras subía mis manos por los costados de su cuerpo. —Déjame tocarte más. — pero antes de hacer algún otro movimiento más atrevido espere su aprobación, lo cual en cuanto lo hizo mis manos ya se encontraban por todo su abdomen haciendo camino hasta sus pechos, bajando de nuevo por su abdomen antes de llegar a estos y luego hasta sus caderas siguiendo los movimientos que ya había comenzado a hacer contra mi pelvis, podía sentir mi miembro palpitar y sentía mi garganta seca por lo que ahora fui yo quién que giró su cuerpo para tenerla frente a mí.

Ataqué sus labios en un santiamén, comenzando un fugaz beso lleno de pasión y deseo, tenía un ritmo que apenas podíamos mantener sin tener que detenernos un poco a recuperar nuestra respiración, se escuchaban suaves chasquidos por nuestra saliva mientras que nuestras lenguas se encontraban y danzaban o mejor digo peleaban por quién ganaba y se apoderaba del otro.

Mientras seguíamos con esa sesión de besos, mis manos viajaban por todos los costados de su cuerpo, bajando a sus muslos de los cuales tomaba la fina tela de su vestido el cual ya no llegaba a sus rodillas como originalmente lo hacía, este estaba por sus medios muslos y una de mis piernas se había colado en medio de las suyas.

Flexionando mi rodilla hacia arriba y con mis manos en sus caderas, bajé su cuerpo para que quedara casi sentada encima de mi muslo provocando un jadeo de sus labios y que se separara nuestro beso. Me mantuve observándola y con ambas de mis manos comencé a mover sus caderas en un vaivén de atrás hacia adelante, sintiendo su calor rozar mi muslo y viendo como sus ojos se cerraban.

—¿Te gusta? —pregunté con una sonrisa ladina y un poco burlona para ser honesto, y después dejar varios besos cortos por sus rosados e hinchados labios dirigiéndome hasta su cuello donde comencé de nuevo con unos besos más profundos que los del inicio.

c h a n c e | jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora