c u a t r o ;

12 2 11
                                    


La noche terminó con unos besos más hasta que ambos caímos en un profundo sueño y la mañana siguiente no fue para nada incómoda. Al fin era sábado y ninguno de los dos trabajaba, por lo que despertamos más tarde de lo normal y pasamos gran parte del día juntos, mentiría si dijera que no se repitió lo de la noche anterior, nos besábamos mientras preparábamos el almuerzo, vimos una película y me marché ya que tenía alguna cosas que hacer.

Llegó el lunes nuevamente y nos encontrábamos en el elevador, y me saludó como siempre lo hacía, al principio me dejó un poco dudoso, ¿así sería? No me había preguntado luego de dejar su departamento qué iba a seguir con nosotros, apenas compartimos algunos mensajes el fin de semana y hoy estaba un poco distante.


Así pasó toda la semana.


Martes, miércoles, jueves y viernes, apenas nos dábamos las mismas palabras que compartíamos cuando recién nos conocimos, quería hablarle y preguntarle si había hecho algo mal, pero la vergüenza no me permitía hacerlo. Si bien ese día dejé salir una parte de mí que se esconde, realmente suelo ser una persona callada e introvertida, por lo cual acercarme a ella en búsqueda de una respuesta no iba a ser posible. Pero, llegó el viernes por la noche.

"¿Quieres ir a mi departamento?" preguntó luego de un saludo afuera del edificio al salir del trabajo. Me tomó completamente por sorpresa, pero como se pueden imaginar, una afirmación salió de mí.

Y así pasaron los siguientes meses, nos veíamos una, dos o algunas veces hasta tres veces por semana, teniendo unos encuentros casuales ya sea en su departamento o en el mío, el lugar era lo de menos, disfrutábamos de la maravilla que era compartir ese acto con ella. Cada vez se sentía como una nueva, intentábamos nuevas posiciones, lo habíamos hecho en cada rincón de nuestras casas y no parecía bastar la compañía del otro, o bueno, al menos para mí no.

Luego de dos meses rumores comenzaron a salir en el edificio, si bien cada piso trataba de oficinas diferentes, los chismes corrían como si de un solo conjunto se tratara. Alguien de la oficina de abajo salía con ella o bien, se les vio comer en un restaurante de la esquina. ¿Podía preguntar al respecto?


Aunque nuestra relación meramente trate de puro sexo, era lógico que mis sentimientos iban a ir creciendo y algo dentro de mi deseaba que los de ella también, quería ser correspondido y pensaba que todo este tiempo algo podía haber surgido en ella, pero al parecer me equivoqué.


El próximo mes ella salió con esa persona, llegaban y se iban tomados de la mano mientras mis mensajes ya no eran respondidos, y era ignorado al entrar y salir del edificio, no más "buenos días" "buenas noches", las palabras que compartíamos se habían esfumado al igual que los encuentros que habíamos tenido. Me sentía roto, desanimado pero con ganas de una explicación.


¿Nunca sintió algo por mi?


—¿Por qué no le preguntas? —preguntó Taehyung encogiéndose de hombros luego de escuchar todo.

—Sería patético de mi parte. —me limité a responder dándole un trago a mi cerveza y me dispuse a disfrutar de la cena con mi mejor amigo, sin pensar el Soo-min y su bella sonrisa.

Pasamos la noche bebiendo y charlando de cosas que no habíamos platicado los últimos meses, él vivía en otra ciudad y encontrarme con él era casi un milagro últimamente. Llegué a mi departamento unas horas más tarde, tambaleándome un poco luego del alcohol que había ingerido y me dejé caer en el sofá, el reloj de mi pared marcaba las 2:35 am. Me quedé viendo este hasta que mis ojos se sintieron pesados.

El timbre de mi departamento me hizo despertar, la persona que estuviera afuera estaba tocándolo de una manera desesperada. —Voy. — grité tomando mi cabeza y volteando nuevamente al reloj que marcaban las 3:00 am, apenas había dormido unos minutos.

Por lo adormilado simplemente abrí la puerta, tallando ambos de mis ojos en el momento hasta que sentí como me empujaban al interior. —Pero. — me quejé un poco al ver de quién se trataba. Soo-min estaba frente a mi, con sus manos en mi pecho luego de haberme empujado al interior y en sus ojos se podía ver una ligera tristeza.

—¿Qué pasó? —pregunté confundido por la situación y la única respuesta que obtuve fue una bella mujer saltando directo a devorar mis labios.

No responder nunca fue opción en ese momento, deseaba sus labios como nunca luego de haber recordado todo mientras le platicaba a Taehyung y aquí la tenía, besándome desesperadamente, uniendo nuestras lenguas en un beso tan intenso que sentía mis piernas débiles.

Sus manos bajaron desde mi pecho hasta el borde de mi pantalón, tomando desabotonándolo y rápido entrando por debajo de la tela hasta mis boxers donde empezó a estimularme. Y ahí fue cuando caí en cuenta. Separé con brusquedad su cuerpo, dejándola confundida. Así no serían las cosas, no podía.

—Lo siento Soo-min, así no va a suceder. — me limité a responder mientras acomodaba mis prendas y negaba con mi cabeza, poniendo mi mirada en cualquier cosa menos ella que me veía con sus ojos abiertos. —Puedes irte. —añadí en un casi hilo de voz y me retiré, caminé hasta donde estaba mi habitación y la dejé parada en la sala de estar.

No sé de dónde había sacado aquella fuerza para hacerlo, realmente mi cuerpo sentía que la necesitaba pero no podía caer en sus encantos, ella tenía pareja o al menos eso parecía, no dejaría que jugaran conmigo, otra vez no.

c h a n c e | jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora