Capítulo 3

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Esa noche Aerina no podía dormir. En su mente repasaba una y otra vez su accidentada reunión con Donald y todos los mensajes recibidos en su celular. Estaba sentada en el alfeizar de su ventana, el vecindario estaba iluminado por esa especial luz de luna llena. Ella vivía en una zona residencial un tanto exclusiva de la Ciudad de México por lo que disfrutaba de cierta tranquilidad y además estaba a tan sólo 10 minutos de su zona de trabajo. Bebía una copa de vino tinto pensando que quizá podría ayudarle a relajarse y en cierta medida lo estaba logrando, pero en su mente había dos cosas que no podía hacer a un lado: el par de ojos de Donald. Esa reunión la dejó más confundida de lo que esperaba, por más que le daba vueltas al asunto no podía dejar de pensar en ese par de ojos celestes y especialmente en toda esa historia ocurrida en Irlanda años atrás. Así que su jefe y amigo había estado a dos pasos de casarse.

- "Bueno, no estaba tan desviada en mis suposiciones después de todo" - pensó Aerina, mientras jugueteaba con la copa entre sus manos - Donald a punto de casarse en Irlanda...

Sonrió mientras recordaba cada detalle de la conversación, la verdad es que le gustaba mucho que él le tuviera esa confianza para contarle cosas tan personales. Después su mente voló al momento justo en que él la sujetó de su muñeca derecha y la forzó a mirarla. En su memoria aún estaba fresca la imagen de ese par de ojos celestes... ella no quería aventurarse a concluir nada, pero sabía que algo sucedió en ese instante dentro de ella.

- ¿En qué momento mi vida se complicó tanto? - pensaba mientras daba un generoso trago a su copa.

El teléfono, que llevaba en su bolsillo vibró en ese momento. Apostaba lo que fuera a que era el remitente desconocido.

"No podemos dormir esta noche, ¿cierto?"

"¿Qué quieres?"

"Tranquila. Esta noche lo sabrás todo".

"Más vale, juro que ya estoy harta de todo este misterio. ¿Ya me dirás quién eres?"

"Después entraremos en tema de presentaciones, por ahora espero que estés lista cómo te he pedido todo este tiempo. Voy a enviarte unas fotos, sé que serán de tu agrado"

Acto seguido, comenzaron a aparecer fotos de cada miembro de su familia. Empezando por su mamá, su papá, sus hermanas, sus primos y primas, sus tíos, sus abuelos... todos aparecían ahí. Eran fotos que ella no había visto nunca antes, parecían haber sido tomadas en días cotidianos y actividades cotidianas y todos se veían muy felices... radiantes sería la palabra correcta. Y al final Donald. Su corazón dio un vuelco y no pudo explicarse porqué, era una foto de su jefe donde se le veía en plena carcajada y mirando directo a la cámara. Reconocía ese lugar, solían ir a comer todos los miembros de La Firma a ese sitio al menos una vez cada semana.

"Tienes una hermosa familia Aerina... y tienes como jefe a un hombre ejemplar, me alegra que sean amigos ahora... Lamento tener que mostrarte lo siguiente."

Ella no tuvo tiempo de contestar. Comenzaron a aparecer fotos de cada miembro de su familia, pero ahora en escenarios macabros. Todos aparecían en medio de incendios, terremotos, accidentes de tránsito y charcos de sangre... todos parecían muertos. Donald aparecía desplomado sobre su escritorio con varios tiros en su cuerpo. Aerina casi se desmaya del horror.

"Sé fuerte Aerina. Esto no ha pasado aún, pero sucederá te lo aseguro, si no tomas la misión que voy a encomendarte ahora"

Aerina no escribió nada, estaba en estado de shock. Repasaba una y otra vez cada una de esas tétricas fotos, eran tan reales que si no fuera porque podía escuchar los ronquidos de su papá, juraría que eran auténticas. Ver a Donald tendido en el escritorio le partió el corazón en pedazos.

Nicola Di Bari CodiceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora