—¿Cómo que crees que no has aprobado?— Damiano caminaba de un lado a otro, sabiendo que si Thomas suspendía otra asignatura no le permitirían seguir en la banda. —¿Cuándo te dan las notas?
Thomas estaba sentado en frente de sus tres compañeros de banda, sintiéndose mal por haberles decepcionado. —La semana que viene. —Miró fugazmente a su amiga, quien esperaba fuera del salón, en la cocina, escuchando cada palabra de la conversación. —Lo siento, de verdad. —Desvío su mirada al suelo, avergonzado.
La única chica de la banda se levantó y le abrazó. —Va Thomi, no te preocupes, lo has intentado.
Damiano, quien no había dejado de caminar por la sala, se llevaba las manos a la cabeza. Por fin habían conseguido entrar en Factor X y no se podía creer que a Thomas no le permitiesen ir. —Te ayudaremos a estudiar.
Cadie miraba la escena con atención. Su padre era el profesor de Thomas y ella podía hacer que él aprobase.
La chica de pelo rojo y ojos verdes entró al salón. —En cuánto mi padre tenga corregido el examen te llamo.
—¿Te vas?— preguntó el vocalista dirigiendo toda su atención a la chica. —Pensé que cenaríamos todos juntos, como anoche.
Cadie se encogió de hombros. —Tengo cosas que hacer.— Como convencer a su padre para que aprobase a su amigo. —Mañana os veo.— Se dirigió a todos. —Adiós.
El rubio se levantó y le dió un abrazo. —Escríbeme cuando llegues.
Cadie salió de la casa y fue caminando hacia la estación de metro. La pelirroja pensaba en las palabras que tendría que decirle a su padre para que no sonase demasiado descarado.
—¡Hey Ce!— saludó euforicamente el guarda de la estación.
Cadie cogía el metro muchas veces al día, por lo que los trabajadores del lugar ya la conocían y tenían algo de confianza en ella como para entablar una conversación mientras esperaba.
—¿Cómo estás, Alfred?— se acercó al empleado para poder hablar a un tono de voz normal. —Llevaba días sin verte.
—Estuve de vacaciones.— dijo sonriente. —Fuí a Apulia con los compañeros de la uni. Ese lugar te encantaría.
Tenía razón. No había nada que le gustase más a Cadie que la arquitectura barroca de la ciudad de Lecce.
—Algún día iré.
La conversación fue interrumpida por el vehículo que paró en las vías, esperando a que la gente se montase en él.
—Arrivederci Alfred.— Se despidió la pelirroja.
Subió al vagón y se sentó en el suelo, como acostumbraba a hacer. No mucha gente cogía el metro en Roma. Casi todos los turistas preferían ir andando y los que vivían en aquella ciudad tenían coche o iban en autobús, por lo que el metro quedaba prácticamente vacío.
(...)
—Ya he llegado.— Aviso Cadie.
Su padre despegó la vista de los papeles sobre su escritorio y miró a su hija. —Hola.— Saludó. Se quitó las gafas de ver y las dejó en la mesa. —Ya he corregido los exámenes.
Un escalofrío recorrió cada parte del cuerpo de Cadie. —¿Y qué tal?— Cuestionó intentando sonar tranquila.
—Tú un 10, como siempre. —Sonrió su padre.
Ella sabía que no se lo merecía. Que con suerte su examen estaba para un 5, pero su padre nunca se molestaba en corregirlo y siempre le ponía la máxima nota. —¿Y qué tal el de mi amigo Thomas?
—3,55.
—Apruébale.— Exigió la pelirroja. —Ponle un 5.
—Sabes que no puedo hacer eso.— Su padre volvió a ponerse las gafas. —Que estudie más para la próxima.
—Como no le apruebes le diré al director que nunca corriges mis exámenes y que siempre me pones un 10, papá.— Habló temerosa por la reacción de su progenitor. —Bájame a mi la nota y ponle un 5 a él.
Su padre sonrió falsamente. —No me dan miedo tus amenazas, Cadie. El chico no se merece aprobar y no le aprobaré.
—Yo tampoco merezco aprobar. —Se cruzó de brazos. —Como en un minuto no le hayas subido la nota, llamo al mismo director y le pediré que revise todos mis exámenes de Química de este curso.
Cadie era una persona insistente, capaz de joderse a ella misma para ayudar a sus amigos.
—Le pondré un 5. —dijo finalmente su padre. —Pero no le voy a regalar nada a nadie más.
La chica caminó con una sonrisa triunfante hasta su cuarto. Sacó su móvil y escribió a su mejor amigo.
<<Ya estoy en casa.>> Tecleó rápidamente. <<Mi padre ha terminado de corregir los exámenes Thomi.>> Un doble check azul indicó que Thomas estaba metido en el chat. <<Has sacado un 5 colega>> escribió finalmente.
<<¡¿ENSERIO?!>> Respondió el rubio.
Aunque no lo estuviese viendo, podía imaginarse la cara de alegría que tenía su amigo en ese momento.
<<Enhorabuena compa.>> volvió a escribir Cadie. <<Ahora a petarlo en el Factor X.>>
<<Ven a casa de Damiano a celebrarlo.>> escribió Thomas. <<Tenemos alcohol.>>
Una sonrisa se formó en los labios de Cadie. La última vez que aquellos 5 jóvenes se juntaron para beber fue un desmadre. Un desmadre que repetirían una y mil veces más.
<<Cuando mi padre se vaya a dormir voy.>> añadió la pelirroja. <<No le debe quedar mucho.>>
Cadie dejó el móvil encima de la cama y salió de su habitación para volver al comedor. Como había imaginado, su padre estaba recogiendo el lugar para irse a la cama.
—Mañana saldré temprano.— dijo su padre al percatarse de la presencia de la chica. —Y volveré el lunes temprano. Pasarás sola todo el fin de semana.— Miró a su hija. —No quiero que traigas a nadie.
A nadie. —Excepto a Damiano, Victoria, Ethan y Thomas— pensó Cadie.
—Tienes comida en la nevera, pero si te falta algo, hay dinero en el cajón de mi mesita.— Finalizó el adulto acercándose a Cadie y dándole un beso en la frente. —Buenas noches Cadie.— Se despidió.
La pelirroja volvió a su habitación. Mientras esperaba a que su padre se durmiese, se puso algo de ropa más cómoda y más abrigada. Unos pantalones grises de chándal -que eran de Thomas-, una sudadera negra de Nirvana -que era de Ethan- y unas vans negras, que eso, si que era suyo.
-Tengo que dejar de quitarle la ropa a mis amigos.- pensó Ce mientras recogía la ropa que se había quitado.
<<Ya salgo.>> aviso la pelirroja a su amigo.
Agradecía vivir en una planta baja, pues acostumbraba a escaparse por la ventana y de haber vivido en una planta mas alta no hubiese podido.
La joven salió de su casa con cuidado de no hacer ruido. Se acercó al bar de al lado de su casa, donde trabajaba un compañero de clase, quien les conseguía tabaco a la banda.
—No pude comprarlo hoy.— Confesó el chico.
Ce rodó los ojos. —Joder Rubén.
El joven buscó algo en su bolsillo y sacó dos cajetillas de tabaco. —Toma mierdecilla.
Ce cogió lo que Rubén le había dado y trás despedirse salió del bar, yendo, finalmente a casa de la persona de la cual estaba enamorada desde hacía ya dos años.
Holap :)
He decidido hacer otra historia de Damiano no sé muy bien por qué, sinceramente. Espero que os guste tanto como la otra <3Pd: como estoy escribiendo 4 historias con esta, no voy a actualizar, ni de coña, todos los días, intentaré publicar al menos un capítulo de cada historia a la semana.
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Mi ami veramente? [Damiano David]
RomanceCadie lleva enamorada de Damiano dos años, sin que nadie lo supiese, hasta que, en un fin de semana de diciembre en casa de la pelirroja, unos chupitos de más y un verdad o reto, confiesa sus sentimientos hacia el vocalista de Måneskin.