Capítulo 3

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Para el desayuno, Yibo comió solo. Aunque no entendía lo que había hecho mal, sabía que debía de darle su espacio al mayor.

Como era sábado, decidió salir y ver a sus amigos. Le dejaría todo el día al mayor para que relajara, y regresaría para llevarlo a la fiesta de su abuela. Dejó el recado con una de las sirvientas y se fue.

Al llegar al departamento compartido de sus dos amigos más cercanos, los cuales tampoco sabían de su sexualidad, se tiró, literalmente, a sus brazos solo para que lo arrastran hasta el sofá de la sala. Ambos amigos lo miraban angustiando. Podían percibir que su amigo no se encontraba bien. Naturalmente, querían ayudarlo a mejorarse, pero este no les contaba la razón. Solo les decía que le dejaran retozar en el sofá.

Quería dormir porque no había dormido la noche anterior, pensando en lo que había hecho y lo que no, y no quería llegar a la fiesta de su amada abuela con ojeras.

El par de amigos asintieron, y lo dejaron en el sofá para que descansara.

Yibo no sabe cuánto tiempo esperó, pero al final logró dormirse, y ese era el descanso que necesitaba. Durmió hasta que se hizo tarde, los tonos naranjas se mezclaban con rojo anunciando el atardecer que se filtraba por la ventana. Al despertar, se dio cuenta de que estaba solo en la sala.

Yibo se sentó y restregó sus ojos con el dorso de sus manos. Se estiró para quitarse la pereza, y luego se puso de pie para buscar a sus amigos. Llegó hasta el umbral de la cocina, y lo que vio lo dejó helado.

Sus amigos, los que consideraba como mejores amigos que nunca le ocultarían nada -lo cual es gracioso ya que él le ocultaba su sexualidad- estaban besándose cariñosamente en medio de la cocina.

—¿Hai Kuan? ¿Zhuo Cheng? — llamó incrédulo de lo que veía.

La pareja se separó inmediatamente al escuchar la voz del castaño. Habían sido atrapados, y bueno, no esperaban que de una manera tan torpe.

—¿Ustedes son pareja? — cuestionó en un débil intento de hablar.

Hai Kuan asintió. Aunque era el mayor de ambos y su expresividad era mejor, en ese momento se sentía pequeño y su rostro estaba tenso. No es como si ambos se avergonzaran de ser pareja, pero habían notado que el tema del amor entre el mismo sexo, era un tema que molestaba e incomodaba al menor. Por lo tanto, siempre habían buscado solo parecer amigos, por lo menos, solo enfrente del castaño.

Su relación no era ningún secreto para los demás, pero como Yibo se mostraba reticente al tema, habían decidido unánimemente no revelarle, por el momento, el hecho de su relación al castaño. Sin embargo, ahora ambos se habían expuesto. Habían cedido ante sus ansias de compartir un simple beso inocente, y habían sido atrapados.

Explicarle sus razones fue difícil, más porque el menor parecía estar en shock. No esperaba que sus amigos le hubiesen ocultado su relación por tanto tiempo -casi tres años-. Tampoco, ser tan despistado con respecto a lo que sucedía.

Yibo ni siquiera podía sentirse traicionado mientras le relataban como ambos estaban en una relación. Él los había orillado a esa molesta situación, así que no pudo reclamar, pero el hecho de que sus mejores amigos estuvieran en una relación, solo le hizo sentirse peor. No porque considerara que estuviera mal, sino porque envidiaba que ellos estuvieran juntos. Wang Yibo tenía ese miedo irracional, que tal vez era justificado. Repudiaba y desaprobaba su propia sexualidad, pero no podía cambiarla, y al final, terminó por hacer daño a quienes quería

Todavía podía recordar cuando de pequeño escuchó a su padre decir que los gays eran hombres pervertidos y desvergonzados. Estos solo buscaban la satisfacción sexual sin importarles la moral. Posiblemente, cuando Wang Yibo descubrió su sexualidad, terminó buscando solo este tipo de relaciones sin estabilidad debido a que su padre le había dado la idea equivocada.

El novio de mi madre (YiZhan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora