Conociéndote cada vez más.

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Lisa— No te escuchas muy feliz que digamos, ¿Es a la que ahogaste?

Las dos empezaron a reír; ya este tema era parte cómica de sus conversaciones.

Jennie— No creo que venga, no nos llevamos mal, aun así ella vive muy lejos.

Lisa— Entonces, ¿por qué te escuchas triste?

Jennie— Apenas llevamos dos o tres días hablando, ¿y ya sabes cuando estoy triste...?

Lisa— Hemos hablado 5, creo que es suficiente, dos en persona y tres por teléfono. Vamos cuéntame.

Jennie— ¡Ya! Tú ganas, esto va rápido... No me gusta porque... esta bien, ellas me aceptan como soy, pero en verdad no soy el "soy" que ellas quieren, sé que mi madre piensa que lo hace por mi bien, ella piensa que cambiando la persona que soy le voy a gustar a más personas. Okay, todos aman que soy estudiosa, pero a ninguno les gusta mi estilo, nadie en realidad se preocupa por mis gustos, solo ven que soy buena estudiante... Con el tiempo ya ni siquiera amigos me preocupo en buscar porque yo misma ya sé que para ellos eso no es lo que importa; tengo rutinas, con el tiempo mi vida se ha vuelto más aburrida que nada, aún así me gusta sonreír en la calle, me gusta mostrar que aun soy amable; por mis familiares mi vida es más superficial de lo que debería de ser. A ellos al parecer no les importa lo que hago, no les importa lo que me gusta, lo que a ellos en verdad de importa es que siempre debo de ser la mejor en todo; te digo que de seguro... segurito que si yo me visto de la manera que me gusta a mi, saldrían de mi casa hablando mal de mi y de mi madre; si solamente yo me atreviera a quemar una clase o a sacar alguna nota baja, saldrían de mi casa acabándome y diciendo que la educación que me dio mi madre no ha servido para nada.

Lisa— Wohh... Lo mejor era que te desahogaras, no puedo decir que te entiendo porque nunca he vivido eso, aún siendo de esa manera te quiero dejar claro que me tienes aquí, si quieres salir, si quieres hacer algo diferente, no vivo lejos. Siempre puedes hablarme sin preocuparte por nada, y en ningún momento te juzgaré.

Jennie— ¿Qué hay de tu vida? Siempre que te habló estás sola.

Lisa— En casa todo es así, solo se preocupan por dejar dinero en la mesa, me dicen que puedo hacer lo que quiero, de la manera que quiero. Lo qué pasa es que sola no me dan ganas de hacer nada, quisiera que me dediquen un día, que me dediquen un par de horas, que no me dieran tantos lujos y se preocuparan una vez en sus vidas por compartir conmigo; no sé si soy capaz de decir que tengo padres, cuando la verdad es que nunca los veo... Quisiera darles los buenos días, quisiera un desayuno con ellos... algo, solo pido una interacción. Los estudios en mi vida son una manera de distracción, creo que aprendí a no llorar gracias a ellos, al no tener con quien desahogarme puedo olvidarme al estudiar. En la escuela conozco a muchas personas, tal vez por eso creía que si estabas en la escuela te podía llegar a conocer. No es por ser insoportable, me veo en casa sin nadie; yo al conocer más personas sé que en la escuela lo que intento hacer es llenar ese vacío que siempre espera por mi en casa.

Jennie— Aquí también estoy para lo que necesites, sé que llevamos poco tiempo hablando, de cualquier manera me caes bien.

Lisa— Ya son las 9:46pm, lo mejor es que te vayas a dormir, mañana toca clases y no quiero que llegues con sueño...— Lisa tampoco quería dejar de hablarle; tenía que sacrificarse porque no quería que por su culpa Jennie bajara su rendimiento diario.

Jennie— Está bien, adiós.

Lisa— Adiós.

Jennie colgó el teléfono y después de conectarlo a la electricidad se quedó dormida, ya mañana le iba a tocar regresar a la misma rutina de siempre.

Nada es seguro...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora