Punk Heart.

Introducción #2: Lorena Caballero

*Arriba foto de Lorena*

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POV. Lorena

Marihuana, vodka de caramelo, ambientador de vainilla.

A eso huele la casa de mi cliente más nuevo.

Odio cada uno de esos olores.

- Red, ya puedes marcharte. Aquí tienes tu dinero- me extendió un fajo de billetes, los tomé y conté a consciencia-. No te fías de mi, ¿eh?- comentó.

"¿Acaso eres estúpido?" - pensé-. Si no contara me podrían colar alguno falso o que me den de menos. Si alguien intenta timarme está fuera- terminé por decir al ver su mirada de ignorante total.

Se puso un poco nervioso, pero se lo atribuí a que era joven (unos 16 años) y que era su primera vez contratando a unos servicios como los míos.

Terminé de contar el dinero en poco tiempo y le miré.- Ese tal Sebastian debe de haberte hecho algo grave para que pagues 300 € por un susto.

Verán, mi negocio es algo muy bien ideado y lucrativo, siempre y cuando haya discreción. Hasta ahora no hemos tenido ningún problema con las fuerzas de la ley porque todo permanecía en las sombras y cuchicheos entre la gente rencorosa. Demasiado pequeños para llamar la atención, suficientemente grandes para ir se boca en boca, jodidamente eficaces para que nos respeten y admiren nuestro trabajo.

Los precios eran algo caros, lo admito, pero comprensibles dado a la calidad del producto y la peligrosidad al efectuarlo.

- 100€ por amenazas físicas, intimidatorias y sin extorsión. (Cada amenaza.)
- 200€ por amenazas anónimas, más curradas. (Una semana.)
- 300€ por perseguir a la vícima y ponerla nerviosa, para que piense que está paranoica. (Dos semanas, cada semana de más +50€)
- 450€ por acoso psicológico fuerte con un poco de extorsión.
- 270€ por una paliza.
- 350€ por una gran paliza.

Luego estaban los trabajos que nos proponían los propios clientes que variaban de precio: una broma pesada, espiar a alguien, hacer que circulen rumores, robar ciertas cosas, algo de tráfico de drogas, investigación...

Hacíamos de todo un poco y nadie podía quejarse de nuestra efectividad. Valíamos cada céntimo pagado y no causábamos revuelo ni sospechas.

Eramos invisibles.

¿Y yo? Yo soy Lorena Caballero, mis clientes me llaman Red. Solo soy la "secretária": la que estipula los precios y contacata con los clientes. Solo eso.

- No te imaginas todo lo que me ha hecho- contesta a mi comentário. Yo estaba distraída y no le presté atención, no me interesa.

- Sí, vale- le corté-. Ya sabes, no hables de La Sombra y ella no te tragará- amenacé de manera sutil.

- Lo sé- le temblaba un poco la voz.

Seguí mi camino hacia fuera del edificio. Casi me choqué contra dos chicos que iban medio abrazados y haciendo eses. Pensé que estaban borrachos, pero mientras se alejaban noté que solo estaban haciendo el tonto, algo más torpes por las maletas que llevaban. Senreí porque me pareció tierno. Estaban locos.

"Lorena, te digo siempre: 'En un mundo de locos, loco es el que está cuerdo.'"