~La Dama de Ocho Pies de Altura~ | Hachishakusama

Esto es un sueño...pero...¿quiero que se vuelva realidad?

Abrí los ojos con sorpresa.

Estaba teniendo una pesadilla.
Me frote los ojos tratando de olvidarla por completo.

Esta vez, mire mi habitación. Era temprano, el sol comenzaba a salir pero al parecer, era un día nublado.

Di un breve bostezo y luego, me levanté de la cama. No sé por qué, esa misma mañana estaba helada.

Con rapidez me vestí, tome algunas cosas como las llaves y mi teléfono y me fui a la cocina. Me comencé a preparar el desayuno.

-Hmm...Hmm...- Tarareaba una canción pegadiza.

Mientras lo hacía, las tostadas estaban comenzando a tostarse cada vez más.
Creo que me distraje un poco y comencé a tararear más fuerte. Eso hizo que me olvidará de las tostadas y que se me quemaran un poco.

Las dejé en el plato y las impregne de mermelada.

-....Hm?- Algo llamó mi atención.

En mi cocina están los muebles típicos de la cocina, una pequeña mesa para comer, una despensa y una pequeña ventana que daba hacia un espacio vacío entre edificios.

Sin embargo, vi algo en la ventana, algo que estaba atorado ahí.

Me levanté y me limpie los labios mientras me acercaba.

Eran unos pétalos. A juzgar por el color rosado, diría que serían de una rosa descolorida o...de un Sakura. ¿Como habrían llegado ahí?

Rasque mi cabeza y luego volví a mirar hacia mi tostada. Pero...

-Eh...mi tostada...- Dije un tanto confundido.

Quizás...no me había dado cuenta.

Me hice dos tostadas, una la había comenzado dejándola a la mitad y la otra estaba nueva, sin morder. Estaba.

Me fijé en ella y tenía un mordisco que abarcaba la mitad de la tostada cuadrada.

Como dije, quizás no me había dado cuenta y la mordí sin querer, pero no recuerdo haberlo hecho.

Trate de olvidar aquello y me propuse el ir rápido al trabajo.
Esa vez me tocaba asistir de mañana y noche, no de tarde, así que aprovecharía para hacer algunas cosas productivas.

Me puse los zapatos y abrí la puerta de casa.

-Wow...¿Que se celebra hoy?- Dije extrañado.

Delante de mí casa habían unas carrozas. Unas carrozas que técnicamente parecían japonesas, ya que tenían símbolos japoneses, estructuras japonesas, todo japonés.

Japón es un país bonito pero...no quiero sobreexplotarlo.

Las carrozas se movían lentamente, y solo llevaban encima algunos monumentos de Japón antiguos. Algunos incluso llevaban paisajes como un lago de bambú.

Lo vi durante unos segundos, y luego, decidido, marche hacia mi trabajo.

Buscaría en Google que día se celebraba hoy. Pero algo que me sorprende es que nadie estaba mirando las carrozas, ni habían vallas ni nada. Era como si simplemente estuvieran conduciendo solas y nadie supiera de su existencia.

No entendía nada.

Sin embargo, decidí simplemente marchar y olvidar.

Como iba bien de tiempo, decidí que no había necesidad de tomar la ruta del callejón. Tenía que decir que tenía algo de miedo desde aquel día.