Capitulo uno.Melody.
Alemania. País tranquilo, sin tantos conflictos. Sin duda, un nuevo ambiente para mí.
Irme de mi país había sido duro, incluso triste. Estar sola acá en Alemania a veces era tan deprimente que, muchas veces consideré volver a casa, pero no, mamá nunca estuvo de acuerdo con mi idea de volver. La extrañaba tanto... y sabía que ella a mí también. Ser hija única a veces era también triste. Mi vida se ha basado en la tristeza y soledad, literalmente.
La universidad de Múnich es hermosa, grande y con una biblioteca estupenda. Ese era mi lugar favorito de la universidad. Y más que todo porque me podían prestar libros y devolverlos al mes.
Increible.
Luego de tomar una tranquilizante ducha en mi pequeño baño, decido llamar a mamá.
-Hola, mamá. -le digo cuando la veo en la pantalla.
-Hola, querida -dice con esa voz dulzona que tanto la caracteriza.
-Mamá, alza tu celular, solo se te ve la frente. -le digo riendo.
- ¡Aun no sé cómo utilizar esto, no me juzgues!-rio y procedo a contarle como han ido mis ultimos días. Luego de hablar casi dos horas con ella, procedo a vestirme, ya que, tengo clases en tres horas.
Cerca de la universidad, había una cafetería preciosa. No me gusta el café, pero el lugar es precioso y me gusta un té que venden allí. Luego de pedir mi dichoso té de manzanilla, me concentro en repasar unos exámenes que tendré en el día. Tomo un sorbo de mi té, Dios, que cosa tan divina.
De repente, la puerta de la cafetería se abre haciendo sonar la campanita de la entrada. Muchos que están en el lugar giran hacia la dirección del ruido, incluyéndome. Era un chico, solo y con libros sobre su regazo y una mochila guindando de su hombro derecho. Es precioso. Unas cuentas chicas lo miraron descaradamente, y, no voy a mentir, yo también. Las chicas suspiraban sin pena alguna, tratando de conseguir la atención del desconocido. El chico llevaba unos jeans holgados y camisa holgada. El cabello castaño y unos ojos oscuros (supongo, ya que no está lo suficientemente cerca). Pero si, se le veían oscuros cuando cruzamos miradas. Ignoro el hecho de que estaba caminando por todo el lugar buscando una mesa. No conseguía, ya que, el lugar estaba repleto de gente
-Supongo que tendré que sentarme aquí. -dice una voz totalmente desconocida para mí; gruesa.
Al levantar la mirada veo al precioso chico poner sus libros delante de mí y sentándose en la silla sobrante.
-Nadie te ha dado el permiso para sentarte-le digo viendo mis apuntes como si no le prestara atención. Pero carajo, quería verlo. Era precioso.
-Qué carácter, me gusta-. dice abriendo uno de sus libros. Lo miro atenta. Y me doy cuenta que,
tiene unas cuantas pecas en su cara y una nariz tallada por los Dioses. Sus ojos, me dispuse a verlos y los tenía claros; una mezcla de un verde y un marrón. Hermosos.- ¿Dejarás de verme de la forma en la que lo haces? -oh no, no disimulé.
Lo observo directamente de nuevo y digo: -La verdad no entiendo por qué tantos suspiros y miradas apenas entraste-digo, sin descaro y bajando la mirada de su cara para verle el cuerpo sentado.
Y era cierto, las chicas del lugar lo miraban con descaro. Incluso unos cuantos chicos. Yo también
llegué a hacerlo, pero no tan exagerado como ellos.-Tú también babeaste, es más-se me acerca, y quedo paralizada al verlo muy cerca de mi rostro-Límpiate la baba, puedes dañar los libros y apuntes con mucho color que tienes en las manos.
ESTÁS LEYENDO
Un Café Y Un Té Para Dos.
Teen FictionMelody es una chica que huye a otro país para cumplir su sueño de ser una gran médico. O bueno... Eso quiere hacer creer. Frederick es un chico rebelde e increiblemente guapo que añora cumplir su sueño de ser un gran médico. Pero es obligado a estud...