Fred.
Al despertar, Melody dormía acurrucada conmigo.
No sentía el brazo.
Su fleco le tapaba mitad de la cara y vi el agujero de una perforación en su nariz, esa nariz pequeña tan bonita.
No me cansaría jamás de hacerle un cumplido a este mujerón.
Las sábanas blancas nos cubrían y por un momento me sentí con tanta paz... Una paz tan inexplicable. Sabía que no estaba soñando, y si era un sueño tener a la chica que me volvía loco durmiendo acurrucada conmigo, que nadie me despertara.
Me asustaba que esto fuese tan deprisa, y si iba así había sido por mí. Yo provoqué todo esto.
¿Me estaba arrepintiendo?
Entonces, una alarma se prendió dentro de mí. A lo mejor la estaba ilusionando, a lo mejor solo extrañaba el afecto, a lo mejor extrañaba el sexo, no lo sé. Éste no era yo, desconozco a este Fred caballeroso, atento y romántico.
Peli...
Películas de Disney.
Joder, habíamos visto hasta la madrugada películas de Disney.
¿¡Que es esa cursilería!?
Ya deja de ocultar que tu lenguaje del amor es dar atención.
Cállate, conciencia.
Melody mueve uno de sus pies entrelazados con los míos y veo que sonríe aún dormida.
Retiro todo lo anterior. Seguiría siendo el romántico, caballeroso y atento solo por esa sonrisa.
Logré levantarme de la cama sin hacer ningún ruido, tiene el sueño tan profundo que ni se inmutó cuándo solté un quejido por no sentir mi brazo derecho.
Salí de la habitación y vi nuestros móviles en el sofá. Tomé el mío y tenía mensajes de Isabella.
Carajo, tengo llamándote mucho rato.
El mensaje era de las tres de la mañana. A esa hora, yo me estaba quejando de las películas con Melody.
Su móvil vibró en el sofá y sentí una corriente recorrerme el cuerpo.
Revisa el móvil, anda.
Mira quién le ha escrito tan temprano.
Tómalo, mira quién ha sido.
¡Qué no!
Me levanté de dónde estaba y cogí el bolso que había traído ayer con ropa y cosas para asearme. Fuí a su habitación, dónde estaba su baño y ella seguía dormida, en la misma posición que la había dejado. Se veía tan tierna.
Entonces, saqué el móvil y le tomé una foto. Su cabello negro resaltaba entre esas sábanas blancas.
Sería un buen fondo de pantalla.
No muy rápido vaquero...
¡Cállate subconsciente!
Me lavé los dientes mientras seguía leyendo mensajes, estos, ésta vez eran de Instagram. Eran todos mensajes de chicas. Vi muchas fotos de chicas desnudas esa mañana. ¡Y no porque yo quería! Ellas las enviaban y yo solo trataba de quitar una notificación.
¿Eso contaba como infidelidad? Luego lo averiguaría.
Luego de tomar una ducha y vestirme, salí y Melody seguía dormida. ¡En la misma posición! Y me tardé, la verdad me tardé.
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Un Café Y Un Té Para Dos.
Novela JuvenilMelody es una chica que huye a otro país para cumplir su sueño de ser una gran médico. O bueno... Eso quiere hacer creer. Frederick es un chico rebelde e increiblemente guapo que añora cumplir su sueño de ser un gran médico. Pero es obligado a estud...