Al lunes siguiente de la obra, a semanas de terminar el curso y obtener las tan ansiadas vacaciones de verano, no sin antes hacer los exámenes finales de curso, Alex fue corriendo a su clase de la mañana, al entrar exhausto a clase y aliviado de no llegar tarde, se dirigió a su pupitre, un sitio tan ideal en última linea de clase, al lado de la ventana, donde tantas veces se distraía.
Durante toda la clase y la siguiente, no paró de pensar en si le gustaba Ares, mientras miraba el horizonte a través de la ventana, preguntándose: «¿Realmente me gusta Ares?, ¿Me gustan los chicos?, ¿Acaso soy gay... o bi?, ¿Debería acercarme a él?, ¿También le gustaran los chicos?».
En el descanso de la comida, aprovechó que Ares estaba solo, y se sentó a su lado, para intentar hacer migas, mientras su corazón no paraba de latirle como si fuera a saltarle de un momento a otro, se preparó mentalmente, repitiéndose una y otra vez «Tranquilo, solo es hablarle, solo es socializar un poco» y cuando al fin se calmó, un poco, decidió entablar una conversación con él.
— Ho... hola, me llamo Alex — inició la conversación, con muchos nervios.
— Buenas, yo soy Ares — continuó muy amablemente.
— Sí, te conozco, por la actuación del sábado, estuviste espléndido — respondió Alex, intentando evitar cruzar la mirada, por la vergüenza.
— Vaya, conque te gusta el teatro, o al menos, estás interesado en él, por desgracia algo bastante raro entre los chicos de nuestra edad — dijo Ares intrigado por como continuaría la conversación.
— Sí, un poco, sobretodo tras verte actuar así de bien — soltó sin pensar muriéndose de la vergüenza al instante.
Ares empezó a reírse y tras darle las gracias, de forma irónica, continuaron la charla, hasta terminar el descanso.
Se dieron cuenta que compartían muchas aficiones, ambos leían manga, jugaban a videojuegos, les encantaba el bádminton, tenían un gran afán por el espacio, ambos eran más de ciencias que de letras y un largo y extendido etcétera.
Casi terminando el descanso, de la nada Ares preguntó:
— ¿Te apetece que el miércoles, ya que terminamos antes, vayamos a los recreativos y bolera del centro?— Por supuesto me encantaría, así puedo despejarme de tanto estudio — dijo Alex intentando contener la emoción y los nervios, mientras en su cabeza había un caos completo.
— Genial nos vemos ahí después de clases — dijo Ares, mientras se levantaba alegremente para irse hacia su clase de matemáticas.
Tras asimilar todo lo sucedido, Alex, se levantó de un salto, lleno de felicidad y sin parar de pensar en lo bien que había salido todo, mientras gritaba emocionado en su interior «¡He conseguido una quedada con Ares!». Se fue rápidamente hacia su clase de informática con tanta emoción e ilusión que en cuanto se dio cuenta ya había llegado.
Estuvo toda la clase lamentándose de no estar en la misma tutoría que Ares, en lugar de hacer su proyecto final de informática, Alex eligió hacerlo sobre robots, el profesor tenia mucha esperanza en el proyecto de Alex, porque sin duda era el mejor de la clase con diferencia.
Tras terminar las clases Alex se dirigió al autobús que tomaba siempre para volver a su casa.
«¿Si a Ares le gustaran los chicos, cómo sería su tipo ideal?» estuvo preguntándose, mientras se dirigía al autobús.
Esperó con muchísimas ansias que llegara el miércoles, de una vez por todas; una espera que se le hizo eterna.
Al terminar las clases, el miércoles, Alex fue corriendo hacia el arcade y bolera del centro, y aunque lo suyo no era la puntualidad, llegó bastante antes de lo previsto y estuvo esperando impacientemente a Ares, sin parar de imaginarse escenarios utópicos; desde la típica escena de las películas de romance hasta una boda muy poco realista.
— Hey, que bien que hayas llegado pronto, ¿A dónde quieres ir primero a la bolera o al arcade? — le preguntó Ares, nada más llegar, interrumpiéndole de sus pensamientos.
— A la... bolera, si no te parece mal — contestó nerviosamente Alex, mientras por dentro gritaba de la emoción de verle.
— Genial, vamos entonces, hace tiempo que no juego a los bolos — respondió Ares con una hermosa sonrisa mientras se levantaba el pelo de cara, lo cual dejó embobado a Alex, marchando hacia la bolera.
Como tanto el arcade como los bolos estaban en el mismo local, tuvieron que pasar por los recreativos antes de llegar a la bolera, y entonces se percataron, mientras cruzaban, de una pareja de dos chicas muy cercanas, con una bandera del orgullo que llevaban en la espalda como si de capa se tratara, jugando al típico ice hockey de mesa que todo local de entretenimiento tiene.
Alex aprovechando la situación le preguntó a Ares sobre como veía a la comunidad LGTB.
— Soy pansexual y apoyo completamente a toda la comunidad, ¿y tú? — dijo orgullosamente Ares.
— Yo también la apoyo completamente, pero no se si pertenezco a ella — le respondió Alex, con la cara tan roja como un tomate, por la vergüenza.
A lo cual, Ares comentó, con una pequeña risa, la cual sonrojó aun más a Alex:
— Es completamente normal tener dudas, ya se te aclaran algún día y si no tampoco pasa nada.Alex se río de la respuesta de Ares, y en el fondo él tenia cada vez más claro que era bisexual.
Estuvieron jugando a los bolos, durante toda la tarde.
«Que apuesto es, aparte de deportista, inteligente, curioso, observador, amable, detallista, ¿Habrá algo bueno que él no tenga?» — Era en lo único que podía, cuando le tocaba a Ares.
Mientras que Ares, cuando no era su turno, se limitaba a hablarle sobre el espacio, el universo y de programación, temas que a ambos les encantaba y que no conocían prácticamente a nadie más que le interesara, mínimamente.
Tras jugar toda la tarde a los bolos, en donde, Ares ganó varias veces, con bastante diferencia, se les hizo casi de noche, teniendo cada vez más cerca la hora de marcharse.
— Me lo he pasado genial ¿Te apetece que repitamos el viernes? — le preguntó Alex, después de terminar, antes de despedirse.
A lo que Ares respondió:
— Lo siento, justamente los viernes tengo ensayos en el club de teatro, estamos preparando una obra sobre la mitología griega, una de mis favoritas.— Vaya, que gracia tanta coincidencia, también te llamas como un dios griego — le respondió Alex riéndose.
— Sí, justamente, y encima interpreto el papel de ese mismo dios, Ares interpretado a Ares, el dios de la guerra, estoy muy seguro que me lo dieron a posta, para echarse unas risas — respondió casi llorando a carcajadas, a las cuales siguió Alex.
Entonces cuando ambos se calmaron Ares agregó:
— ¿Sabes que significa tu nombre?— Pues... la verdad es que no — respondió Alex extrañado, ante la inesperada situación de la pregunta.
— Viene de Alejandro y a su vez del griego, significa el salvador de los hombres, un significado bastante bonito, ¿No? — le dijo Ares, con tanta ilusión de poder transmitir sus conocimientos.
— Ah, no lo sabía, me gusta bastante — agregó Alex sonrojado y tímido, seguidamente de un intercambio de sonrisas, que no pudieron evitar hacer ambos.
— Nos vemos Alex, hasta la próxima — dijo despidiéndose Ares, de una manera que transmitía tanta energía y felicidad, que cautivó completamente a Alex.
— A... adiós — contestó Alex con muchos nervios y aun sonrojado, mientras se marchaba pensando en lo apuesto que era Ares.
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El Chico del Teatro
Teen FictionUn día, Alex decide ir a ver la nueva obra que había organizado el club de teatro de su instituto; acompañando de sus "amigos", un puñado de indeseables. Al comenzar la actuación, vio a una chica de la que se enamoró a primera vista... pero descubr...