Está historia está participando en el concurso Sermo Significatio.

Palabra: Euforia

Ship: Taekook

SundarDin _Kasumi_Akira_ Jungshuax




Desde que su corazón comenzó a latir de manera estruendosa en su pecho, su mente no dejó de entrar en pánico, hasta que lo sintió: cálidas olas que lo recorrían por completo, como si un océano fluyera dentro de él. Aún no estaba seguro pero parecía que surgían desde lo profundo de sí mismo, desbordándose a través de sus costillas rumbo a sus brazos y piernas, hasta eclipsar su mente por completo, dejando el rastro de un potente cosquilleo en la punta de sus dedos al retirarse. Tan fluctuantes como la marea misma.

A pesar de ello, aún tenía miedo de lo que podría llegar a hacer con tal de volver a sentirse vivo, de volver a sentir aunque fuera algo, lo que sea que despertara aquellas olas que comenzaba a sentir. Luego de ese pensamiento, Jeon Jungkook, ya no tuvo miedo.

Desde que ingirió aquella amarga pastilla su mente no paró de dar vueltas por la locura que estaba cometiendo, sin embargo, las náuseas no lo dejaron continuar con pensamientos tan coherentes hasta que pudo relajarse un poco. Luego, sus músculos se sintieron demasiado tensos. Parecía que no había sido una buena idea, especialmente cuando sintió que podría morir por cómo su ritmo cardiaco reaccionaba, pero eso dejo de importar en el momento en que despertó su oleaje.

La marea era lenta, agradable, venía tranquilamente y tardaba en volver. Recargado en el mullido sofá viejo, dejó caer su cuerpo por completo, usando la codera como almohada. Se sentía tan pero tan pesado y suelto, como un trozo de seda que se escurría entre los dedos, al punto de derretirse en el sofá. La última vez que se sintió tan cómodo, como si perteneciera a ese lugar sin importar nada, fue en los brazos de Kim Taehyung.

Durmió en su casa después de tomar de más en una fiesta y a las cuatro de la madrugada sintío la comodidad de las sábanas con olor al castaño rodearlo, confortarlo. Llevaba lo que parecían horas observando al chico de sonrisa cuadrada que hacía lo mismo, de lado, frente a frente. Tardo una eternidad en permitirse recorrer su mandíbula con un sutil toque de dedos, como si temiera que se fuera a desvanecer, hasta llegar a sus labios, una de las grandes maravillas del universo. No supo en qué momento cayó rendido, a pesar de luchar como nunca antes por no cerrar sus ojos, tampoco supo qué pasó pero despertó siendo rodeado por el chico.

Así se sentía, como en ese momento en que despertó, confuso, cálido, contenido; por unos instantes, en los que su mente tardó en caer en sí, sintió que pertenecía, que ahí era su lugar y no había nada que lo separase de aquella piel, de las sábanas y la tela.

Parecía que formaba parte de todo, sentía que no importaba si Taehyung no estaba allí porque formaba parte de él y de repente ¡boom! Una vorágine lo absorbió de pies a cabeza, como si su interior hubiera explotado, se llenó de una incontrolable energía, mientras que su mente le exigía que gritara a los cuatro vientos lo que guardaba en su pecho.

Fue tan intenso como la vez que subió a una montaña rusa con Taehyung, sí, Taehyung otra vez. Amaba las alturas y el hueco que se formaba en su estómago en cada bajada era algo común para él, no le asustaba, pero esa vez ¡oh esa vez! Taehyung sostuvo su mano por el miedo a las alturas y vaya que en esa bajada sintió la adrenalina en su estómago como nunca antes, y tuvo miedo, tuvo miedo de lo que se formaba en su pecho pero también quería más.

La tormenta que lo asaltó se diluyó poco a poco pero sin abandonarlo, como si continuara sumergido en aguas tranquilas.

–¿Éxtasis? –preguntó una voz que lo trajo de vuelta al cuarto en el que se encontraba.

My Euphoria | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora