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Estaba aburrido de estar solo en la Torre, había hecho de todo y apenas eran las 3 de la tarde, me sentía como Rapunzel. No podía ir a la empresa ya que Pepper me lo había prohibido, apenas tenía cuatro meses de embarazo y la pelirroja ya me consideraba un ser inservible, bueno ella había dicho que quería cuidarme, pero era casi lo mismo, resumidamente era un inútil. Y para colmo Natasha tenía una misión, desde hacía dos días me había abandonado con su cachorro en mi vientre.

Sonaba exagerado, pero realmente estaba aburrido y para empeorar todo, Jarvis había cerrado el taller, según él, yo era imprudente y podía poner la vida del bebé y mía en riesgo. Alegé con el que nunca haría eso, pero no me presto atención, así que ahora estaba acostado en la sala intentando ver una película, pero estaba terriblemente sosa y me estaba provocando sueño. Aunque intenté hacerlo, no pude, la sensación estaba allí, sin embargo, no podía alcanzarla, era tan tedioso.

Molesto me levanté por no poder hacer nada bien y me dirigí a la cocina, ya que no podía distraerme con nada más, comería hasta poder estar a gusto en ese maldito lugar.

— Señor, ya consumió las calorías que debería ingerir. — Comunicó Jarvis cuando yo me paré frente a la puerta del refrigerador.

— Eso no es posible, aún no he cenado.

—Suponiendo que consumirá...

— Ahorratelo, no quiero saber nada, iré a dar un paseo.

— Llamando al Señor Hogan.

— No, ¿Qué haces? No llames, no soy un desvalido, iré en mi traje.

— No creo que a la Señorita Romanoff le agrade.

— Ella vio mi traje, está reforzado en esta área. — Dije pasando mi mano por todo mi abdomen.

— Recuerde que no debe volar a más de...

— 200 metros lo sé y también sé que no me dejaras rebasar el límite. — Expresé mientras el traje se adhería a mi cuerpo.

— Así es. — Habló la IA desde dentro del casco.

Me dejé caer de espaldas desde la plataforma y Jarvis inició un vuelo lento mientras yo veía las nubes pasar frente a mis ojos. Esto si que era relajante, la IA trazó un camino hacia el mar. Todo era tan apacible que me provocaba sueño, pero aproveché para girar y pasar un guante sobre el agua para ver la forma en que se levantaba y movía ante mi toque.

Después de un rato bastante largo decidí volver a la Torre y desde la plataforma de ensamblaje vi a Steve en la cocina, pude notar que preparaba uno de esos horribles licuados que me daba, según él estaban llenos de vitaminas que eran buena para el bebé, me sentía al borde de vomitar cuando los probaba y lo peor de todo es que esperaba frente a mi hasta que lo bebía completamente.

— Hola Cap. — Saludé y él me sonrió amablemente.

— ¿Cómo te encuentras hoy, Tony?

— Todo lo bien que se encuentra alguien atrapado en una jaula de oro.

— No creo que sea tan malo.

— Lo que digas. — Respondí sentándome frente a la encimera. — ¿Y Nat? — Pregunté y tuve que esperar a que el ruido de la licuadora cesara para obtener la respuesta.

— No la veo desde la semana pasada. — Contestó mientras servía el brebaje en un vaso gigante.

— Me dijo que tenía una misión contigo durante toda la semana. — Comuniqué casi arrebatandole el vaso.

— Oh, ¿Natasha? ¿Tú alfa verdad? Estaba pensando en otra Natasha.

— No te queda bien mentir, Rogers.

Limerencia ▪IronWidow▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora