La figura esbelta se encontraba recostada sobre sus sabanas, mirando fijamente al techo de su habitación, mientras sostenía el pequeño collar en su cuello.
Se sentó al borde de su cama con la vista un tanto perdida y giró suavemente su rostro, enfocando atenta sus documentos de identidad que Erim había pasado por debajo de su puerta.
Aún vagaba en su mente la discución que tuvo Karin con su padre, anoche.
— Siempre se enfocan en el deber y la lealtad, pero ¿qué hay de sus hijas? ¿Acaso una vez se dignan en venir y pasar tiempo con nosotras? ¡Pues claro que no! Me reuso a cambiarme el nombre y asumir otra identidad solo por que estan metidos en esta estupida situación. Esta vez no lo haré, no cuentes con migo.
Su padre solo suspiró.
— Por esta vez lo dejaré pasar, pero a la próxima no — dijo firme con la vista puesta en su hija.
— No habrá una próxima vez — sentenció. — Eso te lo aseguro — sin más se marchó.
Suspiró con pesades y enfocó su ventana, viendo a travéz de ella maravillada el amanecer. Y sin darse cuenta una lágrima calló de sus delicados ojos.
Se paró, puso a un lado las maletas que le faltaba desempacar, tomó el frasco de pastillas que se encontraba en su mesita de noche, vertió un poco de estas en su mano y se las tragó, sin más lo metió en su mochila, se sentía intranquila.
Se vistió con algo casual, peinó sus finos cabellos con sus dedos, colocó perfectamente su gorra y tomó su cámara colocandola en su cuello.
Solo quería tranquilizar su mente, de ninguna forma pensaba escapar, de todos modos por más que lo intentara la encontrarían y era algo a lo que ya se había resignado hace varios años.
Abrió la ventana y saltó agilmente. Caminó por la vereda y observó la ciudad. Seul había tenido muchos cambios desde la última vez que lo visitó, aun así sentía que no había perdido su encanto.
Tomó su cámara e inmortalizó algunas fotos en esta.
Siguió su camino observando las diversas tiendas aperturar desde temprano, hasta que su vista se posó en una mariposa posada en una flor, sin más tomo una foto de ella. Esto le apacionaba y le causaba tranquilidad.
Se reincorporó y cuando quiso continuar chocó con alguien, lo que la hizo tambalear y casi caer. Por suerte el chico con quien chocó la agarró rapidamente evitando un posible accidente. La pelinegra frunció el señó viendo el descuido del muchacho que llevaba una mascarilla.
— Me disculpo, fuí muy distraido — se disculpó inmediatamente con una reverencia. — ¿No estas lastimada, cierto? — preguntó con preocupación.
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𝙻𝙰 𝙳𝙴𝚂𝙿𝙴𝙳𝙸𝙳𝙰 𝙳𝙴𝙻 𝙰𝙽𝙶𝙴𝙻 || 𝙱𝚃𝚂 [+𝟷𝟾] ||
Ficção Geral"Kharis, hija del pecado. Será condenada a sufrir; derramará sangre y lágrimas y vivirá bajo los ojos de la oscuridad" En su vida se formarán preguntas sin respuestas y vivirá con una verdad conocida por todos menos por ella. Su curiosidad por sabe...