1. Sano Manjiro (Mikey)

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La lluvia caía con fuerza, el viento conseguía que las gotas de agua danzaran de un lado a otro mientras dos jóvenes se enfrentaban bajo aquel diluvio.

— ¿Por fin vas a pelear sola? —La mirada en la castaña era de cólera pura.

— La que peleará sola eres tú — Aquella rubia la veía con una sonrisa de victoria.— Lograr que tus amigos te dieran la espalda fue más sencillo de lo que pensé, tal vez no eran tan amigos a como creía.

— Me importa una mierda que no confiaran en mi —Su corazón se estrujó en cuanto dijo eso sabiendo que era mentira.— Siempre supe que tenía razón y eso es lo que me importa.

— Veremos si el tener razón te ayuda ahora.

La rubia se lanzó comenzando la pelea, tirando golpes a diestra y siniestra tratando de atinar a la contraria sin conseguirlo.

— Veo que no eres buena en las batallas cuerpo a cuerpo —Con el mismo impulso que la rubia llevaba se encargó de desviarla y mandarla directo al suelo.— Te enseñaré como golpear correctamente.

Se coloco sobre ella atinado un puñetazo tras otro en su rostro, una vez que vio como su labio y nariz sangraban se detuvo, limpiando su mejilla manchada de sangre mientras se ponía de pie.

— No te vuelvas a meter conmigo o la siguiente vez no tendré piedad.

— No habrá una siguiente vez.

Se giro rápidamente al tiempo que el sonido de una detonación se mezclaba con los truenos, el dolor en su abdomen la obligó a caer de rodillas mientras observaba a Kisaki acercarse con tranquilidad.

— Lo lamento pero interrumpes en mis planes y no puedo seguir permitiendo eso —El rubio se puso en cuclillas y le acarició la mejilla con una sonrisa lobuna.— Es una pena, si hubieras estado del lado correcto te habría dado un gran uso, tenías tanto potencial —Se puso en pie pateando la cabeza de la chica haciéndola caer al suelo completamente.— Mi pobre hermana, tan incompetente como siempre —Se acercó a la menor para cargarla en brazos y luego acercarse nuevamente a la joven que se desangraba en el piso.— Tal vez en otra vida puedas cambiar algo, pero ahora el futuro está sellado y la victoria será mía, la ToMan será mía —La menor observo lentamente la figura de ellos desaparecer.

Miro al frente encontrándose con su motocicleta, llevaba sus cosas en la pequeña bolsa al lado de su asiento, tal vez podía hacer un último esfuerzo para llegar y pedir ayuda con su celular.
Tomando un gran respiro se apretó la herida haciendo fuerza para ponerse de rodillas con su mano apoyada al piso, tenía que ser fuerte, no podía morir así. Una vez más tomo un respiro y consiguió apoyarse en un pie, en cuanto pudo apoyar ambos trato de caminar no dando más de dos pasos para caer nuevamente al suelo, ya se encontraba muy débil.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, la impotencia recorría su cuerpo junto con la irá, trato de gatear hasta llegar a su vehículo, estaba tan cerca.
Su vista se volvió borrosa, de pronto ya no escuchaba nada más que la lluvia chocando contra el piso y su escasa respiración abandonando sus labios.
Cayó nuevamente al suelo frente a su motocicleta, con un último deje de fuerza estiró su brazo dejando expuesta su herida para tratar de alcanzar aquel bolso que resguardaba su móvil pero apenas lo rozó sintió un último escalofrío arrebatándole cualquier rastro de voluntad que le quedaba al recorrer su cuerpo, obligándola a quedarse quieta en el suelo.

Observó aquella motocicleta que tanto significaba para ella por última vez, sonrió brevemente al soltar su último suspiro y entonces dejo de sentir dolor, el sonido de la lluvia se volvió un ruido lejano hasta desaparecer y su corazón se detuvo junto con el poco brillo que quedaba en sus ojos.

La lluvia se encargaba de dispersar los rastros de sangre que la joven había dejado, como si fuera una cómplice.

El ruido de varios motores se escuchaba en la lejanía a la vez que en la bolsa de la motocicleta el celular de la joven timbraba una vez tras otra sin parar. Pronto, una motocicleta con un pelimorado se detuvo en la entrada de aquel estacionamiento reconociendo el vehículo de su amiga.

— ¡Esta aquí! —Se aseguró de que los otros dos que lo seguían lo escucharan para después acelerar hasta donde se encontraba aquel vehículo, sus amigos imitaron su acción.— No... —Los ojos de Mitsuya se cristalizaron con la escena frente a él.

Draken cerró sus puños con coraje mientras Takemichi se lamentaba mentalmente por no haber atado cabos antes, no pudo salvarla, falló.

Tras ellos el rugido de una cuarta motocicleta se escuchó, Mikey se acercó con gran velocidad hasta ellos para derrapar y bajar rápidamente después de estacionar su moto.

— Mikey —Takemichi lo llamó tratando de hacerle saber que sabía lo que sentía, que sabía lo que era el perder a la persona que más amas.

Mikey no lo escuchó, se quedó quieto con los ojos abiertos observando el cuerpo inerte de la joven, vio la sangre que venía desde su abdomen y el hematoma rojo en su mejilla.
Dio unos pasos hasta estar frente a ella y se arrodilló, con cuidado levanto el cuerpo de la joven rodeándolo con sus brazos y con ternura le quitó los mechones mojados de la cara.

— Perdóname —Su voz era un hilo apenas audible.— Prometo cambiar, seré una mejor persona, dejaré esto si es lo que quieres pero no te vayas —Las lágrimas comenzaron a desbordar de sus ojos sin piedad, una tras otra.— Prometiste no dejarme sólo, no puedes dejarme sólo —Tal cuál un niño pequeño se aferró al cuerpo de la joven mientras sollozaba desconsolado.— Por favor —Con la voz rota repetía su nombre pidiéndole que abriera los ojos.

— Mikey —Draken se acercó y le tocó el hombro.— No va a despertar —Apretando los labios para no llorar, desvío la vista de aquella escena tan triste.

Mitsuya y Takemichi por otro lado lloraban en silencio, la perdida de la castaña y ver así a Mikey les había calado profundo pues él nunca se había mostrado así ante ellos, tan frágil.

— Lose Kenchin —Acariciando una vez más el rostro de la chica dio una sonrisa triste, tan hermosa, le habían arrebatado lo único que le daba color a sus días grises.

Takemichi observo a Mikey ysupo que salvarlo ahora sería más difícil que nada.
Lamentablemente no todas las almas gemelas tienen un final feliz.

One Shots Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora