Dess

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Siempre he vivido lejos, jamás me ha gustado socializar, ni siquiera trabajo, tengo 21 años, ya soy mayor de edad, sé que debería trabajar, como sea, en la huerta o en algo que se me de bien, pero es imposible, se supone que tengo que mantener a mi familia, a mamá le detectaron cáncer hace poco, esa noticia me dolió.

- Lo sentimos, su madre padece de cáncer, no podemos ayudarles.- El médico me miró a los ojos, sentía compasión por mi, lástima. Le miré de mala gana, no quiero que sientan lástima por mi.- Si usted desea podemos ayudarl- Antes de que terminase lo interrumpí, en mi cara se notaba frialdad, creo que solo con mirarle supo qué quería decir.

-No, no es necesario, gracias- Él asintió, comprendió lo que quería decir y supo que no debía preguntar más.

- Está bien, pueden marcharse- le respondí con un seco "ok" y me marché agarrada de la mano de mi madre, la cual no podía parar de llorar, verla así me partía el alma, al llegar a casa se sentó en una silla y dijo algo que no pude soportar.

-¿Por qué nos tiene que pasar esto a nosotros?- Preguntó, entre sollozos- Seré una carga para vosotros.- Ver cómo me miraba, con un vacío en los ojos me destrozaba, cada palabra suya era como una puñalada en el corazón.

- Mamá, no, sé lo que insinúas, de ninguna manera haré eso- Agarré su cara con mis dos manos.- Saldremos adelante.

- Matadme- Mis ojos se abrieron lo más fuerte posible.

- ¿Qué mierda acabas de decir?¿Acabas de decirle a tu propia hija que te mate?¿Crees que tengo la sangre tan fría?- Ella suspiró, mirándome a la cara, jamás haría eso, ni de coña, encima ella estaba mal, acababan de anunciarle eso, pero no pensé que llegaría a este extremo.

- Solo hazlo, quítame este sufrimiento, asesíname sin piedad, como lo has hecho otras veces con los intrusos por favor, por favor.- Dijo, exhausta, rogándome que la mate, de rodillas.

- ¡No! ¡Ni en broma!- No podía creer lo que me estaba pidiendo. Era una locura. En ese momento entró papá, preocupado por los gritos.

- ¿Qué esta pasando aquí? ¿Por qué esos gritos?- Lo miré, evitando aquella conversación.

- Nada.- respondí, tan seca como de costumbre- Sólo le estaba diciendo a mamá que alguien había intentado entrar aquí anteanoche- aparté la mirada de los ojos de mi padre y la posé en los de mi madre, obligándola a que diga lo que quiero que diga- ¿Verdad, mamá?

- Sí, gracias a dios tenemos a nuestra querida hija.- Un pequeño tono sarcástico adornaba esa frase y le daba otro posible sentido.

- Bien, iré a limpiar a los caballos, creo que llevan sin comida desde anoche- Asentí a modo de aprobación, cuando comprobé que papá se había ido, miré a mamá, sentí decepción, sacudí lentamente la cabeza de un lado a otro indicándole que estaba decepcionada y me fui. En ese momento escuché un ruido proveniente del descampado para amaestrar a los caballos, era una mujer castaña de unos 19 años, aproximadamente, iba montada en un caballo blanco, perseguía a otro de color negro, llevaba un revolver... ¿Una mujer tan joven con un revolver? 

No le di importancia, fui corriendo a por mi arco, sabía que tenía que matarla, así me había enseñado mi padre.

FLASHBACK

- Tienes que matarlos, es una obligación, no una elección, no pueden descubrirnos, jamás seríamos bienvenidos aquí.- Me explicó, enseñándome como agarrar el arco y tirar perfectamente hacia mi oponente- Nada de ser débil.

- Pero papá, eso es de mala gente, yo no quiero ser mala- argumenté, entre sollozos- No quiero hacer lo que tú haces.

- Niña, lo que yo hago no es de mala gente, es sobrevivir, proteger.- Me agarró del brazo, haciendo que lo mirase a la cara, me secó las lagrimas y acto seguido me dio una bofetada.

- ¡Akiyama! ¡Deja a Dess en paz! ¡Eres muy estricto con ella, si no quiere matar, me parece horrendo que la obligues a hacerlo!- Mi mamá me salvó, pero claro, yo mato, ¿Qué pasó entonces?

En ese instante, apareció un americano, o como los llama mi padre, blancos, iba armado, a mi madre le dio tiempo a cubrirse, pero mi padre y yo no tuvimos esa suerte, el blanco venía acompañado, mi pequeño hermano salió de casa para ver qué pasaba.

- Papi, ¿Qué pasa?- Los blancos se dieron cuenta.

- ¡Hijo, corre a casa!- Mi madre le gritó, pero fue demasiado tarde, la bala atravesó la frente de mi hermano pequeño, con tan solo 5 años, la siguiente fui yo, una bala en el hombro, en ese momento, mi padre agarró el arco y mató al jefe, mi madre, con la escopeta, mató a los otros dos, ni siquiera me di cuenta de ello, me dolía tanto el hombro, jamás supe que mi madre sabía usar armas.

En cuanto los derrotamos, mi madre corrió hacia mi hermano, lo agarró, gritando, llorando de impotencia, había perdido a su pequeño y estaba a punto de perder a su hija también. Me llevaron al hospital, por suerte yo me salvé, desgraciadamente tuvimos que enterrar a mi hermano, sin ceremonia, claro.

Desde ese día, me propuse no tener miedo a matar.

FIN DEL FLASHBACK

La vi, ahí, tan vulnerable, algo en mi decía que ella no era mala, que no debía matarla, pero mis ideales me decían lo contrario, la primera y única vez que le pasé por alto algo a un blanco, este mató a mi hermano y casi me mata a mi. Decidida, apunté y le clavé una flecha a la pata del caballo en el que ella iba montada, tardó como 1 minuto en darse cuenta, pero cuando lo hizo, intentó coger el revolver, le clavé una flecha en la mano, ella desesperada gritaba, me explicó que solo seguía al caballo, que no sabía que este era nuestro territorio, la creí, no la maté... Incluso la curé, cosa que me decepciona a mí misma y si mi padre lo supiese, mucho más a él, me quedé el caballo para cuidarlo y le dije que volviese unos días después.

- ¿Qué fue eso?- Preguntó mi madre.

- Era un simple caballo no te preocupes...- Le mentí, sí, pero era por una buena causa.

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⏰ Última actualización: Oct 03, 2021 ⏰

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🌑El jinete oscuro🌑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora