[𝕊𝕒𝕘𝕒 𝔸𝕖𝕥é𝕣𝕟𝕦𝕞 II]
[TERMINADA]
Después de lo que ocurrió en '𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐓𝐮𝐬 𝐄𝐬𝐩𝐢𝐧𝐚𝐬', Rose, continuo con su vida junto a Iris y su familia. Sin embargo, dejo atrás una secuencia de hechos, que generaran consecuencias catastrófi...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pov por Rose
El cielo se cae una vez más. Imagino que el Altísimo ha estado triste con su creación en los últimos días, pues la lluvia en el Olimpo no ha parado.
Mi vientre ha crecido, redondo, perfecto. No comprendía la incesante necesidad de las mujeres embarazadas en acariciar sus vientres, me parecía algo absurdo y sin sentido. Verme sentada viendo por la ventana y acariciando mi vientre con el anhelo de sentir al intruso moverse me hace comprender todo o casi todo.
El tiempo se ha ido como el agua entre mis manos, pensé que estar en el Olimpo sería una eternidad y ahora solo esperamos el momento en que todo ocurra, y el intruso decida que es tiempo de salir. Demetri no deja de sugerirme que es tiempo de traer a su médico de confianza para que este aquí esperando. Me he negado sin darle una clara explicación y es porque tengo mis propios planes.
—Aquí tiene señora.
No mire a María, nunca lo hacía en realidad. Siempre esas tres palabras o 'si, señora' parece ser lo único que dice. Deja sin falta una bandeja de bocadillos que no he pedido esperando que algo de allí se me antoje, un vaso de agua junto a los medicamentos que tomo sin falta. Las fresas con chocolate se han vuelto un antojo tan recurrente que ya lo tienen listo sin que lo pida. Tome el bol con las fresas dándole el mordisco a la primera.
Mastique con gusto. El ácido y dulce juntos provoco una explosión de sabor en mi paladar. En ese momento de placer, Demetri entro en la habitación notando que mi antojo gano una vez más. Sin palabras, se acercó dándome un beso en la frente se dio cuenta del vaso de agua sin tocar así que tomo la vitamina, me arrebato las fresas y me ofreció el agua.
—Que molesto eres.
Pasé la enorme pastilla con un gran trago y volví a tomar mis fresas. Se coloco de rodillas para acariciar mi vientre, le hablaba al intruso como si fuera la princesa de sus sueños, la esperaba con ansias y anhelo algo que hacía que se revolviera en mi vientre a sus anchas.
—Cuando haces eso no deja de moverse. Parece que llevo un alíen dentro de mi —Levante mi camisa viendo las formas extrañas que tomaba mi vientre—. Que horrible.
—Es hermoso.
—Es doloroso, Demetri. A veces siento que se esconde debajo de mi costilla, otras veces siento que me falta el aire y otras parece que quiere salir por mi boca en lugar del otro lugar.
—Ya falta poco —Sus manos estaban tibias en este frio clima—. Tengo que irme, será un viaje de ida y vuelta, hacen falta cosas. Puedes hacer una lista de lo que necesites y lo traeré para ti.
—Tanto pelear por traerme y ahora te marchas como si nada. Eres un desconsiderado.
Me levante del sillón enfadada.
—En otros tiempos, te alegrarías que me marchara de tu lado.