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Miraba con detalle aquella pintura, el que estaba en ese retrato se le hacía muy bonito. Se metía a escondidas en la oficina de su padre, sus dos hermanos sabían esa historia de aquel retrato. Cada vez que pasaba por la noche, escucha a su padre llorar, no entendía nada de eso. Pero profirió callarse.

Sus dos hermanos decían que aquel sujeto era alguien tan importante en la vida de la Tokyo Manji Gang. Supuso que era un héroe en la vida de sus tíos y padre, otro tío más, uno donde su padre lo quería tanto que le hizo una pintura a su honor.

- Tío Mitsuya - el peli lila tenía en sus manos un vestido hermoso, de color azul. En aquella situación la niña cumplía 6 años

- ¿Que pasa, cariño? - la niña miró afuera de la habitación para ver si nadie venía, al verificar se metió y miró al mayor

- Quiero saber, ¿Quien es el de la pintura? -  Mitsuya se quedó paralizado y miró a la niña, sabía que a su edad le entraría la curiosidad. Pero el no quería decirle, el no podía.

- Eso te lo dirá tu papá - la niña frunció el seño, la niña quería saber - vamos, ya casi va a empezar la fiesta - la niña no quería una fiesta, lo que quería es saber lo que significa esa pintura.

Taketsu Sano la hija menor de Manjirou Sano, la niña no sabía quién era su madre. Pero no lo necesitaba, ya que su tía Emma le dijo que su madre murió cuando era una bebé, cuando nació. Decía que se parecía mucho a su madre, pero que tenía el carácter de su padre. Uno de sus hermanos mayores tenía el carácter de su madre.

¿Si necesito una mamá en su corta vida? No, por qué tenía a su tía Emma, a su tía Yuzuha, a su tía Hina, la tía Senju, las hermanas de su tío Mitsuya. Cada una de ellas le enseñaron muchas cosas.

- Papá - el rubio miró a su princesa - ¿Cómo se llamaba mamá? - el mayor parpadeo y si río nostálgico.

- Takemichi Hanagaki - la niña sonrió, ahora  sabía el nombre de su mamá, miró a los invitados que habían llegado. Al vivir en aquella casa grande cabía muchas personas. Tomo la mano de su papá, por ahora tenía que estar con el para saludar a los invitados - princesa, si quieres ve a jugar con tus primos - la niña lo miró y luego a sus tíos que están reunidos en una mesa.

- Esta bien, papá - la niña miró a cada uno de ellos y luego vio a su padre. Su hermano mayor la agarro de la mano.

- Vamos, princesa - la niña sonrió.

- Shinichiro-nii - el de cabello rubio y de ojos azules la miró - vamos a jugar con Ed - el mayor asintió con la cabeza.

Ahora tenía que entretener a sus hermano y arrastrar a su mejor amigo a la oficina de su padre, para ver la pintura.

*

Ojalá y le aguante, se me ocurrió cuando esté a lavando los traste.

Ojalá y le aguante, se me ocurrió cuando esté a lavando los traste

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La pinturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora