Desde ahora sere Tú

Encuentro

- ¡Papá!
Una sonrisa radiante se reflejaba en el semblante de Aristia

- Tia
Keirean la recibió con los brazos abiertos

Los caballeros y demás sirvientes de la mansión veian la misma escena todos los dias cuando el marqués volvía del palacio

- la joven señorita es tan encantadora y muy amorosa

- es un ángel, me gustaria tener una hija como ella

El marqués se mostraba orgulloso de su hija

Athanasia por su parte tenia mucho cariño por dar

Cariño que se guardó por 18 años en su antigua vida

- escuché que te encontraste con el hijo del duque Arkint

Me limpié con un pañuelo

- ¡Si papá! Su nombre es Carsein de Rass, él y yo practicaremos esgrima desde esta semana

El marqués veia a su hija emocionada

Pero ese momento se vio interrumpido cuando Aristia se fijó en la ventana y su expresión cambió por completo

- ¿Tia, te pasa algo?

- no nada papá

El marqués Keirean volteó a ver por la direccion donde su hija observó hace un momento

- creo que me duele un poco el estómago
Ella mostró una sonrisa despreocupada

- ¿estás enferma?

- no no, es que comí muchos dulces antes de la cena

Mientras el marqués le daba un breve sermón a "Aristia", la silueta que habia captado su atención desapareció de la ventana

Athanasia

Llegué a mi habitación y me cambié mi pijama pero justo antes de acostarme

- espera Lucas aún no es momento

escuché una voz femenina muy conocida

- sólo tienes esta noche si no quieres que tu nana se entere

- lo sé pero-

- si tienen algo que decir salgan ambos de inmediato

me armé de valor para hablar pero en respuesta hubo silencio

- es de mala educación entrar a la habitación de alguien de esta manera, será mejor que salgan sino quieren que llame a los guardias

- te dije que aún no estaba preparada Lucas

- hazlo, de todos modos ese era tu objetivo ¿no?

Una cabellera rubia se asomó, la luz de la luna reflejaba su belleza a la par con los ojos destellantes de joyas que tenia la figura femenina

Ambas se reconocieron al instante

- t-tú

- ¡espera! no te asustes, no tengo malas intenciones

el encuentro fue muy inesperado para mi, sobre todo por las incontables preguntas que bombardeaban mi mente

- ¿él está aquí?

- ¿él?

con sólo decir su nombre mi estómago se revolvía

- el emperador de-

- ¡Ah no no no! yo vine sola

se escuchó una tos intencionada

- b-bueno vine con un amigo a escondidas