1 mes antes...
- ¡Con exelencias! - Sonreí fuertemente a mi marido, el que revisaba la boleta de calificaciones de nuestra hija.
Separó la vista del papel para levantarla hasta mis entusiasmados ojos.
- Nuestra niña sí que es inteligente, graduarse de tercer grado con honores, calificación perfecta - Sonrió y se rascó la barba - Creo que debería afeitarme.
Rodé los ojos levantándome de la mesa del comedor para vigilar a Sally, estaba en el patio jugando con Sara y Jennifer. Las niñas eran vecinas de toda la vida, Sara apenas estaba en preescolar y Jennifer, se hallaba en la misma clase que mi hija. Pero no era tan lista como ella. Mirándolas jugar por la ventanta, imaginé cómo serían las cosas un par de años delante, las dos chicas adolescentes comprando vestidos para la graduación, sonriendo, siempre como mejores amigas, mi Sally entrando a una universidad estudiando con potencia la carrera que la hiciera felíz. Sonreí inevitablemente al mirarla en mi imaginación vestida de novia, era el sueño de toda madre, convertirse en abuela. Yo obviamente quería que sucediera, pero en un futuro muy lejano, sabía que me iba partir el corazón verla empacar sus cosas para irse a estudiar a Hardvard, o inlcuso a Princetone. Suspiré.
- ¿De nuevo espíando? Señora Williams.
- ¡Señor Williams! ¿Por quién me ha tomado? Solo vigilo que se esté divirtiendo - Articulé divertida en respuesta a la broma de Frank. El rió. Tomándome por la cintura.
- Ojalá que no crezca. - Me dijo, yo, fingiendo estar molesta me giré hacia él - Vale, solo que quiero que siga siendo mi niña pequeña.
- Eres un cursi - Le dí un rápido beso en los labios, dejándolo con tentación de más de mí.
Intentó volver a atrapar mi boca, pero escapé y pasé del otro lado de la mesa, para que no me alcanzara, me miró con amor.
- Venga aquí, señora Williams, sus gestos sólo me atraen más y si la atrapo, le juro que no me controlo. - Habló llevando ambas manos a la mesa, inclinándose hacia el frente.
Dí un paso hacia atrás, aún sonriendo. Él avanzó un paso rodeando la mesa, cuando me giré corriendo hacia la puerta, escuché pasos profundos y rápidos atrás de mí. De pronto dos brazos me elevaron por detrás. Solté un grito agudo acompañado por una risa. Me dejé llevar por sus manos que ahora recorrían mi cuello, apartándo mi cabello para luego sentir un beso sobre mi piel. Me dió un escalofrío y me mordí los labios. Las manos volvieron a mi cintura.
- ¡Maamiiii...! - Un fuerte grito proviniente de afuera me puso en alerta.
Sin pensarlo, abandoné a mi esposo temiendo que le hubiera pasado algo a Sally. Antes de abrir la puerta escuché llantos potentes.
- ¡Sally! Oh Dios mío, ¿Estás bien? - Tomé las mejillas de mi hija mientras la revisaba, luego le sequé las lágrimas.
Pero el grito no había sido suyo, era de Jennifer, que yacía sobre su espalda junto al cerezo. Lorena, la vecina salió a ayudar a su hija.
- ¿Estás bien? ¿Qué te duele? - La niña lloraba con fuerza, el aire que se infiltraba a su boca hacía temblar su labio inferior
- La pierna - Dijo Jenny con dificultad - ¡Duele mucho!
De nuevo busqué el rostro de Sally, ella estaba asustada, se había puesto pálida y no dejaba de mirar a su amiga con temor.
- ¿Qué sucedió, Sally? - Dije sonriendo, para que se calmara. Por fín me encontró los ojos.
- Es que... - Se limpió una lágrima más - Mi muñeca lili se atoró del arbol y Jenny la rescató, pero cuando quizo bajar, se cayó y yo me asusté porque... su hueso se escuchó bien feo.
- Tranquila - Le dije aún sonriendo y le aparté un mechón rebelde de la cara - Su mamá se encargará de ella, ve con tu papi y pídele que te dé un dulce de leche ¿Ok?
- Ok. - Asintió y entró a la casa corriendo, era muy obediente.
Me acerqué a Lorena para verificar que todo fuera bien, pero al parecer, la niña se había roto la pierna, porque pude ver su hueso, eso en serio se veía grave. Lorena estaba asustada, parecía que no sabía que hacer.
- Llamaré a una ambulancia - Hablé suavemente posando una mano sobre sus hombros - No la muevas hasta que ellos lleguen.
Ella asintió y procuró intentar. Mientras yo llamaba por teléfono. Minutos mas tarde, el carro ruidoso llegó, Sally me abrazó por la cintura mientras ambas veíamos cómo llevaban a Jennifer en la camilla, seguida por su madre.
- No te preocupes, Lore, cuidaré a Sara mientras regresas. - Le aseguré confianzuda, ella asintió con alivio y luego.un enfermero cerró la puerta de la ambulancia, la cual arrancó segundos después; Sonando la famosa sirena.
Esa noche, Sara y Sally dormirían juntas, Sally estaba felíz por ello, aunque las escuché susurrar que estaban preocupadas por Jenny. Después de arroparlas a ambas, les dije que Jennifer estaría bien y que regresaría a casa muy pronto.
Al rededor de las 11 p.m. sonó el teléfono. Frank gimió bajo las sábanas y estiró su brazo para alcanzar el aparato.
- ¿Hola? - Habló somnoliento - Jhonny? Ok... Correcto, ¿Aceptarás? Bien, verano...Sí. Esto va a ser bueno hermano... Ya verás que valdrá la pena. Perfecto. Adiós.
Colgó.
- ¿Era Jhonny, amor? - Le dije recostándome en su pecho, su mano me acarició el brazo.
- Sí, vendrá en el verano a ayudarme con un proyecto nuevo. Las agencias de seguridad del hogar crecerán luego de esto, ya verás. - Me sopló en la cabeza.
- Te creo. Sally estará encantada... Con lo mucho que ella quiere a su tío.
- Sí, seguro. Pero no hay que decírselo hasta más tarde ¿Vale?
- Muy bien. - Le dije alzando mi cuerpo con esfuerzo para apagar la lámpara de noche y poder dormir.
Al día siguiente todo pasó normal, era último día de clases y los niños salían temprano de la escuela, estaba esperando a Sally en el auto para llevarla a Burguer King como premio por sus buenas notas.
En la mañana, Lorena y Jenny estaban de vuelta, la niña llevaba muletas y por lo que dijo su madre, estaba bien y sanaría pronto, con lo dóciles que son los huesos de los niños, yo no lo creía, pero aún así le deseé que se recuperara mientras le daba su mantita a Sara.
La campanada me trajo de vuelta a la realidad, luego la tradición alegre de los gritos y festejos infantiles me hizo sonreír. Veía a los niños correr por la salida felices de que las clases acabaran. A lo lejos, distinguí una cabellera castaña y rizada. Sin duda era Sally. Pero a diferencia de los demás niños, estaba cabizbaja, triste. Cuando vió la camioneta, cambió su expresión e intentó alegrarse.
- ¿Por qué estás triste, Sally? - Le pregunté mientras la veía abrocharse enérgicamente el cinturón.
- No estoy triste, Mami - Me sonrió, aunque me dí cuenta de que fingía.
- Vamos hija, recuerda que no es bueno mentir, ¿Estás bien? - La oí suspirar luego de que encendí el motor.
- Sí mami, es sólo que no quiero dejar de ir a clases. - Lo sabía, estaba triste por algo, el sexto sentido de una madre nunca se questiona ni se eqivoca.
- Pero, no tienes por qué estarlo - Le dije - Es solo un descanso, todos necesitamos un respiro de vez en cuando.
Ella sonrió, esta vez de verdad. Esa sonrisa era la que alegraba mis días.
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Ella Es SALLY
FanfictionLa historia de Sally, narrada por su madre, relata el sufrimiento de perder a un angelito que había alumbrado su vida y alimentado su felicidad.