Oh, vacaciones. Bendito Verano. Sally no había vuelto a estar triste en el transcurso de las primeras dos semanas, además, se le veía más descasansada... Sabía que salir de la escuela le haría bien.
- Frank, ¿Llamaste a tu hermano? - Le pregunté. Yo planchaba su ropa, y él la colgaba en el clóset.
- Sí, viene dentro de 2 días. - Dijo escondido entre los ganchos - Huele a... Cucarachas. Estarán reproduciéndose?
- Iugh, No - O eso esperaba, detestaba a las malditas - ¿Vendrá tan pronto?
- Sí - Le pasé una camisa blanca de vestir que casi nunca usaba - Tenemos que comenzar a planear nuestros movimientos, no queremos que otro firme con Sonic con nuestras ideas.
Reí y negué con la cabeza, que exagerado. Amaba la relación que tenía con mi esposo, 10 años de matrimonio, aunque para algunos fuera o no fuera mucho, nada había cambiado. Seguíamos siendo el mismo corazón adolescente que se enamoraba del otro cada día más.
Al día siguiente estaba en la cocina, lavando zanahorias para la ensalada. Luego las piqué y en un descuido me rajé el dedo, maldije y me sequé las manos en mi delantal, luego me dirigí al botiquín del baño por un poco de alcohol y una bandita.
Mas tarde llamé a Sally.
- ¡Sally, es hora de cenar! - Ella levantó sus juguetes del pasto y los llevó a la sala de estar.
- Listo mami - tomó con sus manos un banquito de plástico y lo acercó a la barra para poder alcanzar el grifo de agua y lavarse las manos - ¿Qué hay de cena?
- Ensalada de verduras.
Ella gimió.
- ¡Vamos! - La regañé - Si no te las comes, no te diré mi secreto.
Sus ojos verdes se iluminaron.
- ¿Qué secreto es? - Serví su plato y lo puse frente a ella.
- Tienes que dejar eso vacío para que pueda decirte.
- ¡Mami! - Replicó con ternura.
La miré con firmeza, pero también sonriendo. Apunté el plato sacudiendo expectante mi pierna. No dejé la cocina hasta que ella comenzó a comer rápidamente.
- Tranquila, mastica bien, te puedes atragantar, o te dara hipo. - Le advertí y luego desaparecí por la puerta.
Fuí a la habitación de Sally para ordenar un poco, ella obedecía y limpiaba cuando se lo pedía, pero como cualquier niño, siempre dejaba juguetes regados por el piso.
Dí unos pasos hasta su pequeño escritorio y algo me llamó la atención, debajo de una tiara de princesa había una libreta. Era común y corriente; Cartón, papel y un rizo de metal. Únicamente que esta tenía una diferencia especial que la diferenciaba de las otras muchas libretas que le había comprado para la escuela... En la portada estaba dibujada una niña de cabellos rizados con carita de garabatos, y al lado, con un pincelín rosa, estaban escritas las palabras "Mi diario".
Debo aceptar que me dió tentación de leerlo, pero si invadía la privacidad de mi hija, si ella lo descubría, se enfadaría conmigo y no quiero que eso suceda. Además eso está mal.
- ¡Terminé!
El grito alegre de Sally me dibujó una sonrisa en el rostro y me distrajo de lo que estaba haciendo. Caminé de regreso en dirección a la cocina alegremente.
- Mami, ¿Ya puedes contarme tu secreto? - Me dijo inocentemente, con la cara llena de crema de la ensalada.
- y, ¿Las zanahorias? ¿Las comiste?
- Sí - alzó su mano vacilante - Todas, todas.
- Muy bien - Me quité el delantal y me senté en la mesa al lado de Sally - Te diré mi secreto.
Recorrió su silla hacia mí, haciendo ruido contra las lozas. Acomodó sus manos por debajo de sus piernas y levantó su rostro para mirarme.
- Este es mi secreto - Susurré, provocando que se acercara más a mí - Mañana, vendra de visitas... Tu tío Jhonny.
- ¡Tío Jhonny! - Se paró sobre la silla sorpresivamente. La cual se tambaleó y la hizo caer al piso.
- ¿Estás bien? - Corrí a su lado.
- Sí - Sacó la lengua.
Ambas reímos, mientras la tomaba en mis brazos para levantarla del suelo.
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Ella Es SALLY
FanfictionLa historia de Sally, narrada por su madre, relata el sufrimiento de perder a un angelito que había alumbrado su vida y alimentado su felicidad.