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LA POSTURA ERGUIDA Y LOS PUÑOS APRETADOS HABÍAN ATURDIDO AL RESTO. Loki estaba mirando con un claro desafío a Lady Sif, quien había dado la orden de mantener un paso frecuente sin detenerse. Pero el príncipe menor había hecho un gesto negativo ante la oden comenzando a alegar sobre la falta de suministros y el claro meneo enclenque en el andar de Thor —quien de forma imprudente pero ganadora había ido en marcha hacia los enemigos él solo—, cuando específicamente el viaje dictaba ser en conjunto en equipo con el fin de buscar un bien para todos, y no solo unos pocos.
Sif miró a Loki sorprendida, no se trataba de las protestas dichas en un tono bajo y amanezadoramente calmado, era el hecho de que toda palabra dicha vino acompañada de una postura espeficica. Ella la usaba cada vez que una batalla estaba por iniciar pero por encima de eso, la usaba cuando quería imponer su porte ante otros alfas. Cuando el liderazgo se veía opacado, y no le gustaban las ideas de quién estaba a cargo. Loki no tendría que hacerla, porque es beta simple y sencillo. No desafiaba ni mucho menos gruñía, pero incluso Fandral —manteniendo cierta distancia con el de cabellos oscuros— tenía la certeza de haber escuchado un gruñido soltado con furia desde el interior de la garganta.
—Hermano. No exageres, hemos estado peor. Esto no es nada. —intervino Thor. Amante de las luchas externas, no de las batallas que podrían separar este equipo.
Sif soltó un gruñido bajo, pensando que se trataba de la altanería de un «mocoso», con Loki cerca nunca se sabía qué podría estar tramando. En algún momento, lo que hizo y dijo, solía ser mínimo. Jugarretas para pasar el tiempo, Travesuras para hacer de un caos aquel orden que rondaba en el palacio y en Asgard. Pero habían sido tranquilas de aquellas que eran parte del día y de la rutina del lugar. Hasta que el Padre de Todo comenzó a ir a batallas con sus dos hijos, y esa actitud escurridiza de Loki empezó a mezclarse con la dureza de algo que no parecía tener nombre. Loki simplemente cambio para él mismo y para el entorno en que vivía. Lady Sif muchas veces tuvo curiosidad, porque la risita traviesa cambio por un extremo silencioso. Si ella sintió culpa por ese cambio, guardaría silencio. Incluso si vio las victorias de Loki en batalla, las estrategias que hizo y lo rápido que su voz tuvo oportunidad de ser escuchada en el Consejo.
Sea lo que sea que cambio, hizo a Loki también despreciar la guerra.
—Entonces vayan a un lugar seguro. — ordenó Sif nuevamente. — Sin protestas Thor. Serás mí príncipe, pero si arruinas esto tendremos problemas. — Sus ojos miraron fijamente a Thor, para que viera que no era un juego la decisión tomada.
Thor se quejó por lo bajo mirando con molestia a Loki, quien ni siquiera se giró a verlo, ocupado observando aún a Sif. Respeto. La joven alfa negó, quizá tantos golpes en su yelmo habían causado que ella misma imaginara cosas que no existían.
