I. Ojos color cielo

359 33 190
                                    




꧁꧂


Tabaco.

Alcohol.

Caliente.

Muy caliente.

Era el mismo infierno para los humanos.

El casino. Pero no estamos hablando de cualquier casino, sino del mejor en todo Los Angeles. Claro, tenía al mejor propietario. Un hombre apuesto, con gran porte y elegancia; tan alto que te hacía temblar, al igual que su mirada tan verde donde el mismo infierno ardía adentro de él. Su voz tan profunda que te hundía bajo tierra, pues con solo cinco palabras te podías venirte completamente abajo o tener el mejor éxtasis de tu vida.

Lucifer Morningstar.

Era el diablo, no tenía ninguna debilidad. Estaba en la tierra con el único propósito de vivir la vida con la mayor diversión y placer, tomándose unas vacaciones del infierno, sin importarle nada.

Era temido y respetado a pesar de solo llevar cinco años viviendo entre los mortales. No por nada se ganó toda su fama pues en todo ese tiempo construyó cinco de los más grandes negocios en LA; un casino, un bar y un antro. Estos tres llevando el nombre de "Beatreax" y eran conocidos por todos como el mismo infierno, y no le quitaban nada de crédito a ese apodo. A parte de que su mayor pasión era hacer favores, de ahí venía gran parte de su reputación.

Ahí estaba el gran dueño multimillonario de todo eso, jugando una casual partida de póker, sin saber que la próxima persona que le pida un favor va a llevar al diablo a conocer algo que jamás tuvo.

—Señor Morningstar.

El ojiverde dejo de prestarle atención al juego para ponerla en la rubia que tenía enfrente de él. Pudieron pasar dos años pero seguía igual desde la última vez que la vio. Su sonrisa se amplió mostrando dos hoyuelos, parecía feliz, y lo estaba, solo que no había nada ahí, estaba vacío.

—¡Cara! —Exclamó alegremente mientras se incorporaba de su asiento—¿Desde cuándo soy Señor Morningstar? Lucifer para ti querida amiga.

La chica sonrió tímidamente.

—Sí, sí, Lucifer... —se veía nerviosa—, seré directa, necesito un favor.

Ahí estaba.

Los ojos del ángel caído brillaron con emoción.

—¿Qué es lo que deseas?

—Si... mira, y-yo sé que ya te he pedido dos favores antes, y no sueles hacer ni siquiera un segundo favor pero de verdad necesito esto —hablaba demasiado rápido y desesperadamente—. Necesito salir del país, o mínimo estar segura en algún lugar. Por favor Lucifer, tienes que ayudarme, el problema es que ya no tengo nada con que pagarte. E-ellos vendrán por mí...

—Alto cariño.

Interrumpió cuando la chica empezó a sollozar.

—Te ayudaré, pero no voy a querer nada a cambio. Fuiste la primera humana a la que ayude y me ayudó, así que tómalo como un agradecimiento —dijo lo último con una mueca.

La chica trató de ignorar el término de "humana" pues era algo común en Lucifer meterse en su "papel". Terminó tranquilándose por esas pocas palabras.

—Sin embargo, quiero que me cuentes primero como volviste a acabar aquí.

Cara asintió mientras era dirigida por el mismo diablo a un lugar más tranquilo para platicar. Fue ahí cuando le contó todo, desde su nuevo matrimonio, del como la quiso violar y ella en defensa propia terminó matando el tipo sin saber con quién se había metido a pesar de haber sido su propio marido. Ahora la habían amenazado de muerte y la estaban persiguiendo.

Mr. Morningstar (l.s) ღ AU LUCIFER (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora