1.

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Zeus.

Dos semanas.

14 días.

336 horas.

20160 minutos.

1209600 segundos.

Muy poco tiempo para muchos, una eternidad para mi.

Ese tiempo es el que llevábamos Al y yo saliendo, eso sin añadirle los meses en los que fuimos de todo sin un nombre que nos representara.

Estas dos semanas habíamos llenado nuestras bocas con besos dulces y escuchado vinilos a todas horas. Habíamos vuelto a ver las películas de Harry Potter y también leímos varios libros disfrutando ambos de la compañía del otro. Por supuesto también cogimos olas los dos fines de semana y salíamos con los skates casi todas las tardes.

Todo era perfecto.




Me encontraba sentado en el aula de literatura, en el
mismo sitio de siempre, como todos los lunes. Quedaba un minuto para que el timbre sonara y por supuesto Al no había llegado, dicen que todo lo bueno se hace de rogar.

Obviamente el timbre toco y la clase empezó sin la presencia de Al, la cual llegaría cinco minutos después según mis cálculos, porque si, Al siempre se retrasaba entre cinco y siete minutos. Esto no es algo nuevo que haya aprendido, no, estuve un trimestre entero pendiente de ella y ese tiempo fue suficiente para darme cuenta de estas pequeñas cosas.

-Alessia, ¿Que voy a hacer contigo?- dijo el profesor.

Acababa de llegar mi Bellatrix impuntual.

-Lo siento, profe- dijo ella y este la miro con una sonrisa ladeada- te prometería que esto no va a volver a pasar al igual que todos hacen cuando llegan tarde alguna vez, pero ambos sabemos que esta no es la última vez que va a suceder- todos en el aula rieron incluyéndome a mi.

-Anda, siéntate en tu sitio e intenta seguir el ritmo de la clase- Al solo asintió y se encaminó en busca de su sitio.

-Empiezo a pensar que tus sábanas tienen algo raro, porque se te pegan todos los días y te hacen llegar tarde siempre- comento con cierta burla cuando se sienta a mi lado.

-Y yo empiezo a pensar que lo que desayunas tiene algo raro porque te hace venir a clase con un humor un tanto desagradable- murmura.

Me giro hacia ella y veo que sus hermosos ojos me están asesinando. La cojo de la muñeca y la acercó a mi, sonrió cuando se intenta resistir pero no lo consigue. Echo una ojeada a ver si el profesor está mirando y veo que está entretenido explicándole algo a un alumno, via libre. Me acerco aún más a ella y le doy un beso corto en los labios.

-Buenos días para ti también, Bellatrix.

-Buenos días, dios alemán- me sonríe.

Me he dado cuenta de que últimamente Al sonríe mucho más y de que no llega todos los días cansada y con ojeras en los ojos, que es como llegaba antes. Me alegro de que por fin esté bien y se que la voy a proteger con mi vida para que no vuelva a estar mal nunca.

***

Como de costumbre solo veo a Al en clase de literatura porque al querer estudiar cosas tan diferentes nuestras asignaturas no tienen nada que ver. Yo quiero estudiar tecnología, como hizo mi padre aún que después de el sufrimiento que me causó no estoy seguro si de verdad es eso lo que quiero hacer y Al quiere estudiar literatura que es lo que más le apasiona en este mundo.

Al salir del instituto me la encuentro recostada en un muro con el skate apoyado a su lado, va vestida con unos pantalones vaqueros largos y una sudadera blanca, también larga. Al verme me sonríe, con una de esas sonrisas que te abren el alma y te derriten el corazón, porque así es Al, desarma a cualquiera con tan solo una sonrisa.

Por Mi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora