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-¿Tienes hambre?- me pregunto Zeus cuando salíamos de clase.

-Bastante, la verdad.

-Llama a tu padre, dile que no irás a comer a casa- me dijo.

-¿vale?- le respondí dudosa.

Como el me dijo llame a mi padre y le dije que no comería en casa, el lógicamente me pregunto en donde comería a lo que yo le dije que no tenía ni idea y que Zeus me había hecho llamarle para darle dicha información, el en respuesta a eso solo río y me dijo que no llegara muy tarde a casa.

-¿a donde vamos?- le pregunté cuando después de un largo trayecto bajamos del skate y a pie nos empezamos a adentrar en un camino arenoso que al parecer era la entrada de una playa.

-Espera a que lleguemos- fue su única respuesta, me había mantenido en la incógnita todo el trayecto.

Después de unos 15 minutos a pie llegamos a una furgoneta azul turquesa bastante antigua transformada en un puesto de comida. Estaba justo enfrente de la orilla del mar y junto a la música que sonaba dando ambiente y el sonido de las olas romper todo era perfecto.

-Wow- es lo único que salió de mi boca, la cual estaba tan abierta que la barbilla me rosaba el suelo.

-Y todavía no has visto lo mejor.

Zeus me cogió de la mano y me arrastró hasta una zona apartada de la playa. Cuando llegamos al lugar que me quería enseñar casi me muero. ¡Es precioso!

-¿Te gusta?- me preguntó.

-¡Me encanta!

Había puesto una manta de picnic tirada sobre una gran roca que estaba justo junto a la orilla del mar. La manta estaba repleta de platos de comida rápida, los cuales seguramente serian del puesto de comida que vimos antes, también habían un par de velas sin sentido alguno porque estábamos a plena luz del día, aunque he de admitir que le daban ambiente, y por último había un libro, ¡UN LIBRO! Aun que he de admitir que me sorprendió que fuera un libro juvenil y con una fecha de publicación bastante reciente, el libro se titulaba "Nosotros en la luna"

En ese instante solo se me ocurrió hacer una cosa. Corrí hacia Zeus, me lancé sobre él hasta quedar en sus brazos y repartí besos por toda su cara.

-Eres el mejor novio del mundo mundial- dije entre beso y beso- ¿Que digo del mundo mundial?- añadí cuando llegue a su mandíbula y deposite dos besos ahí -¡Del universo!- terminé uniendo nuestros labios.

A veces cuando pasaba esos pequeños momentos con Zeus me daba cuenta de una cosa, y es que había logrado ser completamente feliz. La muerte de mi madre no me pesaba, aunque me acordara de ella todos los días, el recuerdo ahora iba acompañado de una sonrisa que sustituía el llanto de meses atrás. La ansiedad había desaparecido por completo y las únicas lágrimas que ahora derramaba eran por algún chiste malo que me saco tal carcajada que acabé llorando por la risa. En mi corazón ahora solo existía el amor, la felicidad y La Paz. Era feliz con el y era una felicidad merecida.

***

-¡El postre ha llegado!- dice con entusiasmo un señor mayor que carga una bandeja plateada. No me esperaba que alguien apareciera y menos a traernos el postre.

-Oh- dice Zeus como si se hubiera acordado de algo- Al, este es Roger, el dueño del puesto de comida y el creador de la maravillosa comida que hemos degustado hoy- me concede la identidad del señor- Roger, ella es Alessia, mi novia- me presenta y las dos ultimas palabras quedan preciosas saliendo de su boca

-Es un gusto conocerte- dijo Roger mientras depositaba dos helados, los cuales se encontraban en un vaso de plástico transparente cada uno, en la manta de picnic.

-Lo mismo digo- le sonreí antes de que se marchara.

Y entonces con el postre llegaron todas las comidas de cabeza, ¿Cuantas cosas tendría que llevar a casa de Zeus? ¿Donde dormiría? ¿Debería de llevar toallas y pasta dental? MIERDA ¡NO SABÍA NI CUÁNTO TIEMPO IBA A ESTAR AHI!

-Oye... Zeus- dije tímida, sin saber por qué de repente me daba vergüenza hablar sobre quedarme en su casa.

-Dime, bellatrix- respondió el con su habitual apodo.

-Te quería preguntar un par de cosas para cuando me fuera a quedar en tu casa, porque quedan exactamente tres días.

-Dispara- me animó.

-¿Tengo que llevar toallas para la ducha y pasta dental?- si, eso me preocupaba- ¿Donde dormiré? ¿Os tengo que pagar algo por la estancia? ¿Cuantos pijamas debo de llevar? ¿Tenéis...?- y no pude terminar de hablar porque Zeus decidió callarme de la mejor manera, con un beso.

-Tenemos toallas y pasta dental- empezó a responderme-. No me tienes que pagar nada, aunque si es con cariño no me quejo- me guiño un ojo el descarado-. Dormirás conmigo, en mi cama- recalcó eso ultimo- y en cuanto a los pijamas... ninguno, no sabes la ilusión que me hace verte dormir con una camiseta mía- a mi también me hacia ilusión pero nunca lo admitiría en voz alta-. Deja de comerte la cabeza, Al. Todo va a salir genial.

Y después de una hora hablando y haciendo planes, abrimos el libro y empezamos a leer, bueno me empezó a leer el en voz alta. De hecho hubo una frase que fue como si me la dedicara, decía:

-¿Qué le pasa a la luna?

- Está llena de cráteres, pero son bonitos, ¿no? Mucho más que si fuese una superficie completamente lisa. Tú eres como la luna. Todos somos imperfectos. Todos tenemos agujeros. ¿Y que? Podemos vivir con eso. Debemos vivir con eso.






Capítulo muy muy corto, lo sé. Peeero a partir del capítulo tres empiezan los capítulos largos y sobretodo el chisme que se que os encanta.

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⏰ Última actualización: Sep 01, 2021 ⏰

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