El inicio

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El día era soleado, el astro mayor ocupaba su cénit en el firmamento, bañando amable a Pueblo Hojaverde con su cálida luz, calentando también la fresca brisa que sacudía el pasto gentilmente así como llenaba de paz a todo humano o pokémon que le sintiera y las hojas de los árboles no eran la excepción, danzando al ritmo de las tenues brisas de aire. Ese día era muy especial para mi, una chica de tez morena con albinos cabellos y ojos verdes, ese día decidí vestir un chaleco largo color gris, este llegaría desde mis hombros hasta mi cintura sin mostrar mas que mis brazos, aquel afán por mostrar extremidades no cesaba ahí pues tendría un short de mezclilla el cual dejaba ver mis muslos y piernas solo hasta que estas últimas fueran cubiertas por largas botas de moderado tacón que terminaban el atuendo, llegando antes de las rodillas. Salí de casa no sin antes tomar mi preciado bolso color marrón, y mirar al azul cielo con escasas nubes en el, suspirando, respirando el cálido aire de primavera lista para ir por una de las personas que me acompañarían en el viaje Kuze Minegi, el realmente era dedicado a los estudios... Al menos en lo que a entrenamiento pokémon se refiere pues era la única materia que le entusiasma o al menos en la única donde no parece sufrir física y mentalmente.

Previo a iniciar mi camino mi madre me detuvo, sosteniendo mi hombro antes de siquiera —Hoshi, como parte de la familia Yamamoto de Pueblo Caelestis, nuestros ancestros estarán decepcionados si no entrenas al menos un tipo Dragón. Por favor, acepta este regalo de parte no de tu madre sino de tu pueblo—. Dicho esto tomó una pokeball y al ser abierta salió de ella un Gible el cual no demoró en intentar roer los muebles y lo habría hecho de no ser que por la sorpresa al tan repentina revelación me hizo estar alerta y tomarlo en ambas manos o eso intenté, pesaba cerca de 20kg por si mismo, lo tuve que cargar no solo con ambos brazos sino también en mi torso pues se negaba a entrar en su pokeball durante los primeros minutos de camino rumbo a Pueblo Arena. Finalmente entró y tenía heridas superficiales en mis brazos pero nada realmente lioso, fue fuera del laboratorio del Profesor Nanakamado donde vi a Minegishi Kuze el es un chico de tez pálida y cabello largo, complexión delgada y ojos color negro. Vestía una playera azul piscina siendo esta complementada con una chaqueta color negro y unos jeans ligeramente holgados sostenidos por un cinturón del color de su chaqueta finalizando con un par de tenis color rojo resaltando este con las tonalidades de su atuendo. —¡Hoshi! Veo que llegaste, aunque igual llegas un poquito tarde ¿No crees? ¿Pasarás a tomar tu inicial?—. Al igual que yo el estaba entusiasmado aunque estaba segura que sus razones eran muy diferentes a las mías, yo quería conocer la región y explorar mientras que el estaba entusiasmado por medirse contra el reto de la liga Pokémon y esta aventura era su oportunidad perfecta para ver que tan buen entrenador era —Sobre eso... Mi madre me dio mi inicial antes de salir de casa, un Gible que me intenta morder a cada rato... Por favor, no me hagas sacarlo de su pokéball, fue un lio meterlo ahí y es muy pesado para mis bracitos... —. Kuze ya había escogido un inicial, un Piplup el cual era notoriamente mas obediente y calmado en comparación a mi inicial y justo al momento en el que decidí empezar el camino fui nuevamente interrumpida, esta vez por Kuze quien me advirtió que esperaríamos a uno de sus amigos a quien logró convencer de iniciar su aventura pokemon, Amano Nabbori, un chico de tez palida con ojos avellana, bastante alto combatiendo su metro ochenta contra el metro setenta de Kuze y mi metro sesenta, o sesenta y tres por mis botas. Vestía una chaqueta de mezclilla color naranja acompañada de una camiseta blanca y vaqueros de color negro, acompañando su atuendo con botines color marrón con suela algo gruesa color blanco, parecían de uso rudo ideales para recorrer la región así como una boina color marrón claro, casi naranja. Habló apenas salir del laboratorio, esbozando aquella sonrisa de confianza —Que bueno que me esperaron, sentía que se iban a ir sin mi. No podía decidirme entre los iniciales y al final tomé a Turtwig se ve genial la verdad ¿Entonces ya iniciamos o ella tiene que escoger a su inicial?—. Procedí a explicarle la situación, y que por mis raíces en aquel pueblo estaba casi obligada a entrena a aquella regordeta criatura con aleta dorsal que era tan inquieto como nadie que conociera o esperaba conocer.

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