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—¿Y ese quién es?

Park Jimin había ido de visita a la casa de los Jeon/Jung como visita inesperada, y ahora se encontraba viendo al bebé de mejillas regordetas con una mueca de asco y confusión a la vez.

—Es bodoque.

—Te dije que no lo llamaras así, Jeon.

Jimin soltó una pequeña risa y se acercó al menor de todos.

—Es una bola de masa humana.

Hoseok desvió su mirada de la comida y miró a ambos pequeños antes de formar una sonrisa en su rostro, Jungkook por otro lado admiraba la sonrisa de su esposo como si su vida dependiera de ello.

La tarde se pasó volando, más rápido que cualquier tortuga de fábula, la noche había llegado y con ella el silencio y la paz.

Todos estaban reunidos, por un ruego de Hoseok, Jimin había accedido a quedarse a dormir solo por aquella noche.

Una pequeña fogata los alumbraba a todos y los mantenía en calor, era normal que la temperatura bajara durante la noche, casi congelando a los mosquitos.

Hoseok sacó algo de sus vestimentas y sonrió orgulloso al verlo, un pequeño cuento que había escrito antes de contraer matrimonio con Jungkook.

El sonido de la lluvia los obligó a concentrar la mirada en el contrario, las sonrisas de ambos reflejaban la emoción y los nervios que sentían al estar tan cerca del otro. Los rostros comenzaron a acercarse y el pulso de los corazones comenzó a aumentar. La distancia fue reducida hasta que ambos labios chocaron entre si, comenzando un lindo baile.

Levantó su mirada y soltó una pequeña risa al ver a Jimin y al pequeño dormir sobre Jungkook, los tres soltaban pequeños ronquidos y dormían como perezosos.

¡Hey, hyung! -JungSeokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora