Anabel sigue dormida, son las 8:30 de la mañana, desea despertar de su pesadilla; esa en la que ella es la única dañada, pero no puede, pequeñas lágrimas caen desde sus ojos hasta su delgado cuello aunque esté dormida.
Los llantos despiertan a su madre, Rocío abre la puerta, extrañada y asustada se acerca hacia su hija.
Se agacha hacia a ella, y le dice flojito: -Anabel, hija, despierta cielo, todo está bien.
Al ver que no consigue su objetivo , le da golpecitos suaves en el brazo, hasta que consigue despertarle.-Mamá...¿Eres tú?-Dice Anabel con los ojos semicerrados.
-Sí, hija, soy yo... Afirma su querida madre dándole un abrazo.- vistete cielo, llegas tarde.
-No tengo ganas de ...
-Es tu deber el de ir.-Interrumpe.
-Lo sé...Pero...
-Pero nada, es importante ir pequeña.Anabel se viste con desganas, intentando recordar que pasó ayer, si todo es verdad o es un estúpido sueño...
Sabe que es verdad, lo sabe, pero intenta olvidarlo, sólo han pasado tres días, todo lo que está viviendo es una tontería, eso es lo que piensa, pero con esto cree en los amores a primera vista.Se va hacia el instituto, pero aún sigue teniendo los ojos rojos de tanto llorar, aunque de vez en cuando le sigue deslizando una lágrima desde los ojos haciendo un trayecto largo hasta la camiseta azul marina que lleva puesta.
Llega a clase a las 9:10, su profesora ve que tiene los ojos hinchados y rojos por lo cual decide no preguntarle por qué ha llegado tarde para no quedar en evidencia delante de todos
Adrián se levanta, al ver que está entrando por la puerta, hay un momento, en el que se miran los dos a los ojos, en un incómodo silencio, pero ella aparta la vista, y se va a su sitio mirando hacia el suelo. Él se sienta de nuevo.
A Anabel le gustaría saber que es lo que siente ahora, está confusa, talvez diga la verdad, pero talvez...no.***
Adrián la quiere, pero está confuso, también quiere a Lidia.
No sabe que hacer, en Anabel ve algo tan especial, que cortaría con Lidia, aunque la quiere y mucho, a vivido demasiado con ella, pero hay muchas peleas en la relación, un punto para Anabel. Tiene que decidirse, talvez con Anabel todo sea mejor.Llega la hora del recreo, Adrián sale rápido de clase, sin cojer el desayuno que le ha preparado su madre.
Se dirije hacia las gradas del campo de baloncesto, allí está Lidia, esa chica alta, de pelo castaño, y ojos verdes a la que desea todo el mundo, aunque sea sólo por su físico.Adrián cada vez está más cerca de ella. Cuando está a pocos metros de Lidia, ella lo ve y corre hacia el creyendo que la va a cojer.
Al ver que no la coje como siempre, se decide a preguntarle que es lo que le pasa...
-Amor... ¿Qué te pasa?
-Tengo que hablar contigo Lidia.
-¿Qué sucede?
-Ya no te quiero, hemos terminado. No quiero hacer esto más duro, me voy, estoy arto de lo mismo, de pelearnos, quiero a otra persona...-Dice Adrián nervioso y añadiendo más motivos.
-Pero... Ayer parecía que me querías...
-Finjí, hace mucho tiempo que estoy finjiendo.-Miente.Lidia se va corriendo mientras que llora, no sabe como a podido suceder tal cosa, pensaba que todo estaba perfecto entre ellos dos. Le duele, pero ya intentará olvidarlo con otra persona, o eso es lo que piensa ella, siempre lo ha hecho cuando se pelean, pero nunca a servido para poder olvidarlo a él, es difícil olvidar a la persona con la que sueña todos los dias.
Esta vez es diferente, no se han peleado, simplemente “le ha dejado de querer”.
Sigue corriendo sin rumbo , hasta que su pie se resbala y cae.
Anabel, que está igual de rota que ella, la ve, y se acerca andando rápido hacia ella...-¿Estás bien?-Pregunta Anabel preocupada.
-Sí... Lo estoy...
-¿Segura?-Vuelve a preguntar mientras le da una mano para ayudarle a levantarse.
-Sí, no te preocupes y indica esta secándose las lágrimas.-Soy Lidia. Gracias por ayudarme.
-Yo me llamo Anabel, denada, es que te vi tan mal que...
-Ya, bueno, estoy bien. ¿Y tu? Parece que has llorado.
-¿Enserio? Que raro.- Dice tímidamente e intentando ocultar que lloró.
-Pues sí.-Lidia le da dos besos en las mejillas húmedas de esta. -Bueno, Gracias por todo, pero me tengo que ir.Se va deprisa, Anabel sabía que no estaba bien, igual que Lidia sabía que ella tampoco. Tal vez este sea el encuentro de una larga amistad... O tal vez no tan larga cuando descubran la verdad...
Termina los treinta minutos de recreo, siempre se pasa rápido, pero esta vez a Anabel le a parecido un recreo bastante largo, aunque no quiere decírselo a nadie, lo está pasando mal por Adrián. No está atendiendo en clase, pero de pronto una bola de papel que toca en su cabeza hace que despierte de sus pensamientos, extrañada mira hacia detrás sin saber quien ha sido y ve a Adrián haciéndole gestos que indican que abra la bola de papel. La chica se vuelve hacia delante, abriendo aquella nota con curiosidad debajo de la mesa, en ella puede contemplar tres frases escritas con bolígrafo verde en las que pone:
“Anabel, corté con ella por ti,¿Sabes por qué? Porque te quiero a ti, aunque no nos conozcamos podemos hacerlo poco a poco, te trataré como una princesa, mi princesa...”Ella no tiene palabras, lee la nota una y otra vez.
“¿Qué pasará si lo intentamos?” esa pregunta ronda por su cabeza unos minutos, hasta que desconecta de nuevo con sus pensamientos al oír el sonido del timbre de clase que indica que toca otra asignatura.
Todos los componentes del grupo salen de clase y se van al pabellon, al parecer toca educación física, ella suspira profundo, ya que esa asignatura es la única en la que las personas pueden hablar más y sabe que Adrián se acercará a ella para intentar convencerla, y le va a dolerEn mitad del calentamiento, se acerca Adrián a ella, como ella suponía, mientras los demás hacen un movimiento en círculo con el tobillo, él la coge del brazo impulsándola cerca suya, a pocos centímetros de sus labios. Los ojos de ambos se miran fijamente sin pestañear, sus corazones cada vez van más rápidos. Una mirada de vez en cuando hacia los labios, indicando querer un beso. Él la coge de la cintura brutamente y la besa, dejando ver ese deseo de juntar sus labios de nuevo. Al retirarse, Anabel suelta un suspiro, a la vez que apoya su barbilla sobre su hombro.
-Eres malo.-vuelve a suspirar.
-No lo soy.
-Lo eres, si fueses bueno no me mentirías y no me ilusionarías como lo estoy ahora.
-No te miento, el problema es tuyo si no me crees, yo te digo la verdad.
-Si fuera tan fácil creerte...El profesor de educación física, Alonso, les interrumpe a los jóvenes la charla, y los dos vuelven a sus puestos de entrenamiento.
-Luego hablamos, esperame en la salida -Dice Adrián en voz baja.
***
Por fin han acabado las clases, Anabel sale fuera del instituto y espera en la puerta al chico tal y como le dijo.
Se da cuenta de que sale aquella chica con la que se encontró esta mañana, Lidia recuerda que se llamaba. La chica al igual que ella se da cuenta de su presencia y se dirige hacia ella antes de que se vaya.-Oye, Anabel ¿Verdad?
-Si...
-Gracias por ayudarme hoy.
-No pasa nada, lo habría hecho cualquiera...-Le explica esta.De pronto sale Adrián por la puerta y las ve hablando, extrañado se acerca disimuladamente y se va antes de que alguna de las dos se de cuenta...
-Bueno adiós, tengo que irme.
-Ah si, jaja, porsupuesto.- Dice Lidia forzando una pequeña sonrisa.Anabel se va hacia su casa, ya que su "amigo" no va a la entrada, como acordó.
No tiene hambre. Y si lp tuviera tampoco comería.
Nada más llegar, coje su diario que está escondido en el armario bajo llave.
Lo abre, ahí sólo están sus sentimientos explicados, cada cosa que le ha dolido, cada amor que ha sentido...
Mira la página siguiente de la que está escrita, y con su puño va moviendo el lápiz.
"Querido diario, hace tiempo que no hablamos, quería contarte lo que me sucede, sé que siempre estoy igual, pero te juro que es diferente al mismo tiempo; me he enamorado, pero no igual que otras veces, sino de verdad, a sido amor a primera vista, de esos que salen en las películas. Pero no me trae la seguridad de que me quiera como yo a él, bueno, si, pero no me contó que tenía novia, y eso me duele... Sólo quiero ase