✧ Día 3;; Submarine

187 21 1
                                    

Shu tenía la mirada perdida en el suave oleaje del océano frente a él. El maravilloso paisaje relucía en belleza y destacaba por la tranquilidad que despedía, sin embargo, los ojos del albino habían perdido todo vigor hacía tiempo y ahora una sombra de tristeza se cernía sobre ellos.

La marea subía para él, sus sentimientos lo zambullían a un mar de penas y confusión. Y la presión de sus problemas lo iba ahogando de a poco, haciendo que el último respiro de vida escapara de sus labios y se perdiera entre esferas de burbujeante desesperación.

No sabía que había hecho mal con él, pero igualmente ya no tenía importancia, Lane era lo que era, y todo por su culpa. Nada más eso podía pensar; que se había equivocado y en grande. Que era un fracaso, que había sido en vano su intento porque al final terminó perdiendo más al peli rosa.

Llevándose junto con él a aquella intensa marea.

Tan sumido estaba en esto que no notó cuando una presencia cálida se asomó desde la superficie, desbordante de luz, una agradable compañía que hizo de su soledad algo más amigable.

—Hola, Shu—saludó Valt, sentándose a su lado en aquella banca—. ¿Tuviste una buena batalla con Lane?

—Valt…—fue lo único que pudo pronunciar en ese momento el albino, girándose a ver a su amigo sin quitar aquella lamentable expresión de su cara.

—Hey, vamos, no me mires así…—murmuró el Aoi, acercándose a él, al tiempo en que el otro daba un suspiro lamentándose. 

Su visión se distorsionaba como si estuviera debajo de un cuerpo de agua, pero sabía que ese efecto se debía a todo lo que estaba aguantando y quería dispararse en ese momento.

—No pensé que ser maestro fuera tan complicado—soltó el albino de repente, llamando la atención del otro, apenas notarlo, continuó—. Valt… ¿Crees que me equivoqué con Lane? Yo traté de guiarlo por el camino que consideré correcto, pero ahora no puedo dejar de pensar en todos los errores que cometí siendo su maestro. 

A raíz de esto, un silencio se instaló entre los dos. El agua chapoteando era lo único que podía escucharse y el hedor salado de la playa colándose en sus narices.

—Así que era eso—soltó Valt después, observando el mismo atardecer que se perdía entre las olas, sus ojos brillaron unos momentos antes de mirar al albino—. Yo no creo que hayas cometido ningún error en tu instrucción, Shu…

Para el albino aquello fue un golpe de alivio. Cómo si de repente una fuerza externa lo sacará de la piscina donde se estaba ahogando, volviera a respirar, sintiera esa vitalidad que le faltaba y sonrió para sus adentros.

Cómo si un submarino de rescate se adentrará en las turbias aguas de su alma, y lo salvarán de aquella tormenta que estaba hecho.

—Gracias por tu apoyo, Valt… —y como muestra de su gratitud, no hizo más que abrazarlo.

Cuentos De Verano (Shu/Valt)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora