Nishinoya no sabe cuando comenzó a enamorarse de Kageyama, sin embargo, ahora que lo sabe, hará lo que sea, con tal de enamorarlo, y mantenerlo a salvo del resto de alfas que van tras él.
Kageyama, por otro lado, no entiende porque su libero alfa...
No puedo creer que los alfas de mi manada hayan amenazado a algunos de mis compañeros de clase. Obviamente hice que se disculparan, con Tsukishima como testigo grabando. Le dije a Noya-san que no podía seguir gruñendo a todo alfa que se me acercara, y él asintió... pero durante las dos semanas siguientes siguió haciéndolo, a pesar de mis golpes, gruñidos y quejas para que se detuviera.
Realmente me estaba cansando su comportamiento, y decidí que era hora de dejar de ignorar todo lo que hacia y ser claro con él.
-Noya-san. -Le dije en el almuerzo. - ¿Podríamos salir mañana después del entrenamiento a comer juntos? Quiero hablar contigo sobre algo importante... -
Como mañana es sábado, no tenemos clases. Solo entrenamiento matutino y vespertino, así que, creí que era un buen momento para hablar con él sin que fuera incómodo.
- ¡Por supuesto! -Me respondió, bastante emocionado. -Oh, conozco un lugar que hace el mejor curry de cerdo que eh probado. Seguro te encantará, Kageyama. –
-Suena bien. -Asentí. -Podemos caminar un rato antes, eh ir a almorzar a ese lugar. –
Noya-san me sonrió, y en el resto del día pareció muy contento. Incluso se veía más tranquilo mientras me acompañaba a casa, lo cual es muy raro porque siempre le gruñe a los alfas que ve mirándome.
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El día siguiente llegó muy pronto, y a pesar de que sabía lo que iba a decirle a Noya-san, eso no evito que estuviera bastante nervioso. Repetí una y mil veces todo lo que sucedería en el almuerzo con él y, aun así, me sentía muy inquieto.
-Kageyama. -Escuche a Enoshita-san llamarme. - ¿Estás bien? –
Ambos estábamos en una esquina del gimnasio con nuestras botellas de agua en las manos, tomando un descanso.
-Um, sí... ¿por qué? -Cuestione, ¿se notarán tanto mis nervios?
-Te vez algo pálido... -Me contesto. -Y muy inquieto. ¿Quieres hablar de eso? –
-Es que... -Mire a Enoshita-san. Él es una de las personas más seguras y confiables de mi manada. -Voy a ir a almorzar a un restaurant o algo así con Noya-san, y quien ser directo con él y explicarle que hay algunas cosas que hace que no me gustan, pero... estoy algo nervioso... -
-Oh... -Mi sempai suspiro. -No tienes que preocuparte tanto, Nishinoya toma muy en cuenta como nos sentimos con todo lo que hace. Solo se claro con él, y lo entenderá. –
-Entiendo. -Asentí, respirando más tranquilo. -Gracias, Enoshita-san. –
-No es nada. -Me sonrió, y revolvió mi cabello.
El resto del entrenamiento matutino fue normal, y pronto me encontré caminando por las calles de Miyagi junto a Noya-san. Si soy sincero, no tenía ni idea de a donde íbamos, yo solo lo seguía a él. Estábamos por cruzar un pequeño puente, cuando mi compañero jalo de mi remera.
