Capítulo 10: Reaccionando ante la situación

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(Narra Nishinoya)

Desde que entramos al gimnasio de Aoba Johsai, mi lobo se sintió muy inquieto y me insistía mucho en que no me alejara de nuestro omega. Le hice caso, y durante todo el calentamiento estuve al lado de Tobio.

Cuando el partido comenzó, me pareció un poco extraño escuchar a mi omega pedirle a Ryu que expandiera su aroma, pero lo deje pasar con la excusa de que quizás, los aromas alfas del otro equipo le estarían molestando.

Siendo sincero, no estoy muy seguro de lo que paso a mitad del primer set. En un segundo estaba viendo a Asahi-san prepararse para servir, y al siguiente tenía a Tobio pegado a mí. Le pregunte qué sucedía, pero me dio una respuesta muy poco creíble... ¡Y no es que yo cuestione las ganas de abrazar de nadie! Pero sé que él no interrumpiría un partido de vóley solo porque tuviera ganas de abrazarme.

Vi varias veces en lo que resto del primer set, a mi omega moverse muy inquieto y desviar su vista hacia mí. Quería preguntarle que sucedía, pero no podía en medio del juego. Por suerte, no tardó mucho en acabar lo que quedaba de ese set. Aoba Johsai ganó, sin embargo, mi concentración estaba en otro lado.

Me fui a sentar a la banca porque tenía mucha sed, pero comencé a preocuparme al no ver a Tobio allí. Mire hacia todos lados, hasta que lo ubique hablando con el Gran Rey. No parecía que su charla fuese amistosa, y estaba a punto de levantarme eh ir a ver que sucedía, cuando vi al as de Seijo acercarse, y segundos después, mi omega volvía a aferrarse a mí, solo que ahora subido a mi regazo.

No es que me molestara tenerlo sobre mí, al contrario, me parecía muy tierno, pero estaba preocupado por lo que lo había llevado a terminar en mi regazo. Mi lobo y yo nos pusimos más alertas ya que no quiso decirnos que había pasado, y durante todo el segundo set lo vigilamos de cerca.

Basta decir que, al terminar ese set, yo ya no estaba para nada contento. ¿Cómo no me había dado cuenta de que el Gran Rey había estado usando su aroma dominante sobre Tobio? ¿Y cómo había podido obviar esa mirada amenazante que le estaba mandando? Mi lobo y yo quisimos acercarnos y gruñirle, pero después de lo que había pasado con Shouyou, no creo que Daichi-san se lo tomará muy bien, así que preferí avisarle.

-Daichi-san. -Me acerque a él en un tiempo muerto. -Creo que tenemos un problema. –

- ¿Qué sucede? -Me pregunto, supongo que notando mi seriedad.

-Oikawa-san esta intimidando a Tobio. -Declare, y como para constatarlo, dos segundos después, mi omega estaba pegado a mi espalda de nuevo. - ¿Todo bien, Tobio? –

-Um... sí. -Asintió. -Solo quería estar a tu lado... ¿te molesta? –

Volví mi mirada incrédula hacia Daichi-san después de negar, y noté como nos miraba con seriedad.

- ¿Estás seguro de que todo esta bien, Kageyama? -Le pregunto a mi omega. - ¿Nadie te esta molestando o acechando, no? –

-Por supuesto que no, Daichi-san. -Tobio le contesto, y yo suspire ante su mentira.

Supongo que para alguien que generalmente no le tiene miedo a los alfas y es capaz de enfrentarlos, es difícil admitir que esta siendo intimidado por uno.

-Tobio, deje mi botella de agua en la banca junto a Chikara, ¿me la traes? -Pedí, y mi omega fue a buscarla. Mientras tanto me dirigí hacia mi capitán. -Está mintiendo, y lo sabes. –

Daichi-san asintió, y durante el tercer set, él también estuvo al pendiente de Tobio. Una vez que el partido de práctica termino con Aoba Johsai como ganador, recogimos nuestras cosas, y estábamos ayudando al otro equipo a limpiar el gimnasio, cuando Shouyou menciono que tenía que ir al baño.

-Kageyama, ¿lo acompañas? -Suga-san pregunto.

Mi omega asintió, y los vi irse del gimnasio. Algo de eso no me gusto, y mi lobo y yo nos pusimos alerta mirando de vez en cuando hacia donde estaba el Gran Rey. Casi había terminado de limpiar, estaba por ir a buscar a Tobio, ya que no había regresado y...

- ¡Oye, Iwaizumi! ¿Dónde está Oikawa? -Escuche a alguien de Aoba Johsai preguntar.

Inmediatamente me volví a mirar por todo el gimnasio, pero el Gran Rey no estaba por ningún lado. Sin siquiera pensarlo dos veces, agarre a Daichi-san del brazo y salí corriendo con él a rastras hacia los baños. ¡Que por favor no les haya pasado nada a Tobio y Shouyou! 

Caerás ante míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora