CAPITULO 1

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"MAL DÍA"

"Te amo... Sakura-chan, creo que siempre lo he hecho"

Sintió su pecho doler, sintió como su corazón se estrujaba al escuchar esas palabras, las gotas saladas en sus ojos amenazaban con salir para nublar poco a poco su vista mientras su garganta dolía también al tragar.

Estaba parada del otro lado de la habitación. Justo al entreabrir la puerta vislumbró a su amado.

No había sido su intención llegar en un momento poco indicado, pero al escuchar aquella conversación deseó saber más. No conocía a la persona de la que hablaban, pero sabía cuál era el rol en la vida de su mejor amiga. Quería seguir escuchando, pues sabía poco de aquella situación, de la cual no hablaban.

Se quedó parada tras la puerta con la charola y el té. Ese fue el detonante de su curiosidad. Quizá podría ayudarla de alguna forma sabiendo un poco más. Sabía cómo le afectaba aquello, pero no sabía ni el asunto ni el por qué. Pero lo que llegó después a sus oídos la hizo arrepentirse de ser tan curiosa. Se paralizó en su lugar.

"La curiosidad mató al gato"

No podía moverse. Quería escuchar. Necesitaba escucharlo todo.

Comenzaba a sentirse tonta en ese lugar, inmóvil.

Miraba de reojo a la pareja en la habitación cual espía. Ese par de ojos azules brillaban mientras el rubio hablaba, ese brillo que solo le había mostrado a la chica frente a él, pero nunca a ella, su tono de voz decidido, amoroso, muy distinto al que usaba con ella. Lo reconoció. Muy en el fondo de su corazón sabía que era cierto, pero nunca quiso aceptarlo. ¿Por qué lo haría? después de todo habían pasado tres años juntos y él siempre demostró quererla.

¿En verdad lo había demostrado? o quizá solo era lo que quería creer. Le había costado mucho el hacerlo.

Llevó una mano a su pecho escuchando atentamente la confesión del que se suponía era su novio. Acercó más su oído para escuchar mejor, para confirmar que lo que escuchaba era verdad. Una cruel y amarga verdad. Su corazón dolía mientras más escuchaba. Esperaba a que lo dijera, a que dijera aquella frase, sabía que vendría, pero esperaba con más ansias a que no llegara. Esperaba que todo fuera mentira.

Y llegó. Lo que más temía. Lo que no la había dejado dormir durante tres años de larga espera temiendo a que sucediera. Lo que le generaba preocupación y ansiedad por las noches.

Sus labios entreabrieron. Pronto probó el sabor salado de no solo una, sino de dos o más lágrimas traidoras que salieron al escuchar simples palabras del hombre al que creía amar.

"Te amo..."

Había dicho esa frase. Aquella que...

No era para ella.

Quería confiar. ¡Lo hacía! Había confiado, en él, en su amor por ella, en su promesa de volver y hacerla su esposa, de vivir una nueva vida... juntos. Esperó por él, luchó por él, ¿Todo lo que había hecho había valido la pena? ¿Todo lo que sufrió, lo que sucedió, lo había valido?

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