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Había sido la peor noche de toda su vida.

El rostro suplicante de Hinata se repetía una y otra vez en su mente, y aunque los padres de su amigo habían llegado pocos minutos después y se habían encargado de todo (y habían agradecido infinitamente a Kageyama que protegiera a su hijo, incluso de sus propios deseos), lo cual había permitido que el pelinegro huyera a su casa, avisara a sus compañeros (y a Kozume Kenma) sobre el estado del pelinaranja y se tirara en su cama a masturbarse con la imagen de Hinata en la mente y su voz fresca en su memoria.

La peor parte, pensó Kageyama cuando hubo terminado y comenzó a intentar dormir, era que esa fue la primera vez que Hinata le había llamado por su nombre.

Una semana después, la noche del domingo anterior al día en que Hinata regresaba a la escuela después de su celo, Kageyama se encontró a si mismo pensando seriamente en fingir dolor de estómago para no tener que asistir a clases.

Era estúpido e infantil, pero había pasado una semana sin cruzar palabra con el pelinaranja después de besarlo (y casi violarlo) en su cama, y sinceramente no sabía cómo reaccionar ante ello.

El sonido del timbre lo saco de sus pensamientos y se dirigió a la puerta con pesadez para abrirla, aunque inmediatamente después se arrepintió de hacerlo.

- Kageyama

- Hinata

Hinata se veía mucho mejor, había recuperado su olor natural (algo como a fresas con crema, algo dulce) y su color, aunque su rostro se miraba muchísimo mas rojo de lo que Kageyama recordaba, pero el pelinegro pensó que aquello no tenía nada que ver con su recuperación.

Hey... ah... ya me disculpe con los chicos y con Nekoma, pero... uh...- Hinata movió los pies, nervioso- sé que te di muchos problemas y...

Está bien -corto el chico, tratando de mantenerse tranquilo- eres un imbécil Hinata ¿Qué clase de omega no controla su propio ciclo de celo?

¡Hey! ¡Vine a disculparme! -exclamo el chico, indignado.

- ¿¡Sabes los problemas que le causaste al equipo!? Detuvimos un partido con Nekoma porque no podías controlarte ¡Hinata idiota!

¡Debiste haberte negado a llevarme entonces! -reclamo el pelinaranja, mirando con odio a su amigo- ¡Así te molestaba menos!

- ¿¡Querías que te dejara ir solo!?

- ¡Mejor solo que contigo, Bakeyama!

Eres el omega más estúpido del mundo, idiota -gruñe- ¿Querías salir del gimnasio tu solo a pleno celo? ¡No habrías llegado a la esquina antes de ser atacado por alguien!

¡Bueno, fui atacado por alguien! -grito el Hinata, furioso- ¡Alguien que ni siquiera me llamo para ver como estaba, por cierto!

Kageyama desvió la vista, sonrojado.

Había preguntado por la condición de su compañero a Suga y a Daichi, pero también era cierto que no había llamado a Hinata cuando el celo terminó.

Bajo la mirada, avergonzado.

- Creí que... estarías enfadado conmigo y..

¡Tobio! -los ojos de Kageyama subieron rápidamente al rostro de Hinata quien le miraba con enfado, ansiedad y una especie de sonrisa forzada- Tobio, corriste desde el gimnasio a mi casa conmigo a cuestas para que no me pasara nada ¿Cómo se supone que estaría enfadado contigo, estúpido? -un lindo sonrojo cubrió las mejillas del pelinaranja-  tu deberías estar enfadado conmigo.

Estaba enfadado contigo -bufo- Hina... Shouyo -Hinata tembló notoriamente ante la mención de su nombre- eres un completo desastre ¿Cómo pudiste olvidar tu celo? Imbécil... cualquiera hubiera podido perder el control, yo habría podido perder el control y hacerte algo horrible ¿Entiendes?

Entiendo... -murmuro en voz baja- lo siento

Tienes que preocuparte más por tu salud, idiota -gruño el pelinegro- especialmente si no estás unido a una pareja aún, mientras no lo estés cualquiera podría...

Te hubiera dejado hacerlo ¿sabes? -interrumpió el pelinaranja.

- ¿El qué?

- Tomarme, te hubiera dejado hacerlo

Un amargo sabor subió por la garganta de Kageyama.

Porque estabas en celo, imbécil -le contesto al mayor.

No, porque eres tú -niega el chico- no estaba pensando con claridad, pero estoy seguro: hubiera dejado que hicieras lo que quisieras, pero no lo hiciste.

- Hina... 

Pero si nos hacemos pareja podrías hacerlo ¿verdad? -murmuro Hinata, observándolo con ojos brillantes- si fueras mi pareja podrías...

¡Hey, espera! -Kageyama miro hacia otro lado, confuso pero con el corazón latiéndole ruidosamente en el pecho- ¿Tienes idea de lo que estás diciendo? Eres un OMEGA, yo soy un ALPHA eso significa que...

Que si nos hacemos pareja será para siempre, lo sé -dijo el mayor, seguro de sí mismo- ¿No quieres?

- Tenemos 15 años Shouyo 

- Bueno, Daichi-san y Suga-san lo hicieron a los 16 y no es tanta diferencia ¿Cierto?

¿Nos estas comparando con Daichi-san y Suga-san? -pregunto, Kageyama incrédulo.

¡Ah! Eres imposible -gruño Hinata, jalando a su compañero de la camisa para acercarlo a él y rozar sus narices de forma cariñosa, de aquella forma en que lo hacían las parejas ya unidas. Kageyama no pudo más que devolver el gesto- a mis padres y Natsu les encantara, y yo sé que tu madre me ama Tobio -sonríe- y no tendrás que volver a contenerte ni salir corriendo... no tienes nada que perder ¿Cierto?

- Excepto la maldición de pasar mi vida contigo

- ¡Eso no es una maldición, idiota!

Kageyama rio de forma leve, rozando sus narices de nuevo y moviéndose para dejar una pequeña mordida en el cuello de Hinata, como su madre le había dicho alguna vez que debía hacer cuando reclamara a su pareja.

Sonriendo, Hinata hizo lo mismo en el cuello de Kageyama.

- Supongo que ya no tengo que preocuparme por el celo

- Como si alguna vez te hubiera preocupado, Hinata idiota

También te quiero, Tobio - dijo Hinata sonriendole. 

A.B.ODonde viven las historias. Descúbrelo ahora