CAPÍTULO CUARENTA

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40: Avance.


Hannah

Tuvimos que arreglárnoslas para llevar con nosotros a Kurt de regreso a Manchester. Cuando lo vi al salir de la habitación en la que se había encerrado me sorprendió verlo tan deteriorado.

Así que los hermanos se movieron para conseguir un departamento, en el que nos turnamos para estar pendiente de él.

Khadijha es la única que no lo cuida, se la pasa poniendo pretextos estúpidos. Todos estamos conscientes de que no lo hace porque está cargando con la culpa de su madre y de eso trajo el bajón emocional que está teniendo su padre.

Las manos de Karim acarician mis muslos, subiendo poco a poco. Cierro las piernas cuando está a punto de llegar hasta ese punto sensible.

—Tú padre se está pudriendo en vida. —Lo riño.

—Y eso me está estresando. —Rueda los ojos. —Podrías desestresarme.

Sonrío, pero tocan la puerta llamando la atención. Me levanto a atender, al abrir, Elizabeth Kauffman entra como un torbellino al departamento. Su cabello un poco alborotado y con ambas manos llenas de bolsas que coloca en la mesa.

Luego se mira a vernos y sus ojos se llenan de lágrimas.

—¿Por qué no me avisaron? Me hubiera gustado estar ahí, con mi pequeña Keisi. —Murmura.

Se acerca y envuelve en un abrazo a Karim que se lo regresa con cariño. Ella suelta a llorar.

—Mi niñita. —Susurra. —Quiero imaginar que ahora está con su madre.

Cuando se separa, Karim asiente pensativo. Elizabeth se acerca a mí, depositando un beso en mi mejilla.

—¿Qué haces aquí, abuela?

—Tu padre me contacto para que viera por Kurt. —Murmura, se da la vuelta y comienza a sacar las cosas de las bolsas. —Traje provisiones, frutas, verduras, cereales y rastrillos. ¿Dónde está él?

—En la habitación del fondo. —Informa Karim. —No habla y solo se la pasa acostado en cama abrazando un suéter de mamá. Hemos conseguido arrebatarle las botellas de alcohol.

La abuela Elizabeth asiente, seca sus lágrimas y mira alrededor.

—¿Y los otros diablillos? Hace un tiempo que no los veo, ya saben desde que se fueron a ese pueblo a traer de vuelta a mi nieta y a mi hijo muerto. —Alega. —Casi me da un infarto cuando Johan apareció. Creí que dios me estaba dando un castigo en el que ahora veía muertos.

Se lleva una mano a su pecho.

—Kaden y Khadijha están descansando.

—¿Qué hay del pelirrojo? Ese chico me agrada, es tan lindo y me da ternura su rostro lleno de pecas. ¡Es mi favorito!

—Oiga, creí que era yo. —Se cruza de brazos Karim.

—Que horror. —Hizo una mueca y después desapareció por el pasillo, entrando a la habitación donde se encontraba Kurt.

Karim se había quedado con el ceño fruncido e indignado.

—Maldito Keith, siempre se lleva la atención de todos. Tal vez lo rape mientras duerma, así no llamara la atención con su feo cabello rojo. —Soltó el chico.

Volvíamos a lo mismo. Después de la muerte de Keisi, vi llorar por primera vez a Karim, al igual que a Khadijha. Fue extraño, pero no duró mucho. Ahora actúan como si nada, aunque estoy muy segura de que aún les duele la perdida de su madre.

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