07

336 58 10
                                    


Hubiese querido ser más fuerte y negarse a ir a casa de Bright, hubiese querido tener más fuerza de voluntad y un poco más de dignidad... pero ahí estaba, besando al castaño de manera desenfrenada mientras aventaba las llaves del auto y de su casa a la mesita en la sala.

Win jadeo cuando Bright lo aventó al sofá mientras se acomodaba entre sus piernas y comenzaba a besar su cuello.

Ahh, era tan débil cuando se trataba de Bright y sus labios.

Simplemente no podía decirle que no. Se dejaba llevar y poco le importaba si era o no lo correcto.

Después de todo, Bright era la única persona que le daba su atención. Bright era el único hombre que había hecho tanto por él en tan poco tiempo.

Bright era su felicidad.

—B-Bright...

—No digas nada, bonito... disfruta.

Y como todo un sumiso, Win se permitió disfrutar de las caricias que Bright comenzaba a repartir debajo de su ropa. Suspiraba y gemía con cada beso lleno de pasión, se sumergía en las sensaciones que comenzaban a ser sus favoritas cuando venían de Bright.

Hasta que alguien se aclaró la garganta cerca de la puerta.

—¿Interrumpo?

Win palideció y quiso que la tierra lo tragara.
Muy por el contrario, Bright endureció la mirada mientras lentamente se incorporaba y le daba espacio a Win para que también pudiese sentarse.

El chico se notaba serio, y algo enojado, tal vez... muy enojado.

Vestía de manera formal, con una camisa de mangas largas color negra que contrastaba a la perfección con su pálida piel y mirada profunda, aun más que Bright. Su cabello algo revuelto le daba la impresión de chico rebelde.

—¿Qué mierda haces aquí? —preguntó Bright, mientras prácticamente asesinaba con la mirada al chico recargado en la puerta.

—Supongo que si ya lo traes hasta aquí, lo hemos logrado. —sonrió de medio lado y metió sus manos a sus bolsillos.

Win además de estar apenado hasta las orejas, comenzó a confundirse ante las miradas y palabras que intercambiaban. Acomodó su camisa y se encogió en su lugar.

—Largo. —dijo Bright, poniéndose de pie. El chico solamente lo miró mal.

—Metawin, ¿cierto? —desvió la mirada hasta Win y analizó su respuesta detenidamente.

Win aún más confundido, solo asintió y miró a Bright, quien se cruzó de brazos, cerró los ojos y comenzó a negar con la cabeza.

—Lárgate, después te busco y hablamos.

—Es un placer. —dijo en cambio el chico, ignorando totalmente a Bright. Lo hizo a un lado y caminó hasta Win, estirando su mano para estrecharla. —Puedes decirme Kook. —le sonrió.

Win le dio la mano, mirando de nuevo a Bright, quien ahora lucía algo espantado por el contacto físico que tuvo con el extraño.

—Y tu eres... —preguntó Win, algo temeroso.

—¡Oh, claro! —se acercó de nuevo a Bright, colgándose de su brazo. —Yo soy...

—Un amigo. —se adelantó Bright a terminar la frase. —Es solo un amigo. —recalcó, mirando al chico a un lado suyo.

—Así que solo un amigo.... —Kook se soltó de a poco del brazo de Bright y miró a Win, esta vez de manera divertida. —¿También eres "un amigo"? —preguntó, haciendo comillas con sus dedos.

Rue Vieille Du TempleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora