Capítulo 3: Un día inolvidable, placer y deseo.

1.2K 66 13
                                    


Note mis ojos pesados, desorientado, haciendo que me frotara un poco la cara para empezar a despertarme sintiendo que no me encontraba en mi cama, ni en mi habitación y entonces empecé a recordar la noche anterior... estaba en un hotel de lujo con un chico desconocido a mi lado, ¿verdad? Me rasque un poco el cabello y me giré al mismo tiempo para comprobar que no había sido una alucinación mía, ni un sueño raro de los míos. Ahora que me fijaba... ¿es que se había vuelto loco? ¿había dormido con las gafas de sol? Parecía que sí, se encontraba boca arriba con ellas y respirando tranquilamente. ¿Se podía dormir cómodamente? Ya que yo sería incapaz de hacerlo con lo que me muevo a veces, mis ojos no podían dejar de mirarlo fijamente, inspeccionando concentrado... ¿a quien me recordaba? ¿Tenía tan mala memoria? ¿o es que esas gafas hacían que no pudiera reconocerlo? Seguía sin saber quién cojones era... ¿y si...? ¡Ah! ¿en qué momento mi mano estaba casi rozando su rostro para sacarle esas odiosas gafas? Me encontraba demasiado cerca, podía sentir su respiración en mi rostro, esto era muy peligroso. Le había prometido que no iba hacer eso, pero tantos secretos, tantas preguntas sin respuesta la noche anterior, hacía que me sintiera un niño pequeño en busca de un tesoro o de respuestas claras. ¡No sabía ni su nombre! ¿Es que me había vuelto loco? Pero él tampoco sabía mi nombre, todo era tan irreal. Pero mi mano seguía en la misma postura que antes, ¿y si se las quitaba un segundo? ¿se daría cuenta? ¿se despertaría? ¿podría tener un chip en sus gafas? ¿Cómo una alarma? ¿Qué pasaría? Me estaba empezando a volver loco de verdad, ¿Cómo podía pensar en tantas tonterías sin sentido? Seguro que no se iba a enterar y la curiosidad me estaba matando por dentro, además no iba a volver a verlo nunca más, ¿verdad? No sabía porque pero ese pensamiento me entristece... ya que nunca había creído en el amor a primera vista y menos sin haber visto su mirada, aunque me sentía extraño con esos nuevos sentimientos. Había tenido una noche increíble sin que hubiera pasado nada, ni un beso... ¿beso? ¿En qué estaba pensando? ¡No! Aunque mi vista ahora mismo estaba clavada en esos labios, apetecibles... su respiración la sentía con más intensidad, ¿desde cuando estaba tan cerca suyo? ¡Estaba decidido! Iba a sacarle esas malditas gafas de sol y... 

Fue todo tan rápido, no lo vi venir, de golpe se levantó agarrándome la mano que tenía posada en sus gafas y al hacer tal gesto nuestros labios se chocaron sin querer, me sorprendí por un segundo pero el siguiente lo estaba besando. ¡Yo! ¡Había sido yo! Pensé que se apartaría de mí en dos segundos pero fue todo lo contrario, estaba siguiéndome el beso al mismo tiempo que lo estaba saboreando, mi lengua buscó la suya y parecía que solo habían pasado segundos, pero habían sido largos minutos. Reaccione, esto no estaba bien ¿o si? Me despegué de él, sintiéndome avergonzado y rojo como un tomate. 

- Lo siento muchísimo... no era mi intención, sé que me dijiste que no te quitará las gafas y...lo siento... - mi rojez iba en aumento, quería que apareciera un gran agujero negro a mi lado para saltar y desaparecer en ese momento. - Con lo amable que has sido conmigo... será mejor que me cambie y me vaya. - me levanté para coger mi ropa e irme al lavabo a cambiarme lo más rápido posible. Pero me fue imposible abrir la puerta del baño ya que una mano me lo estaba impidiendo, me giré con lentitud para mirarlo, me sentía nervioso, ya que no comprendía porque me estaba frenando, ¿estaría cabreado conmigo? ¿ofendido? ¿decepcionado? Seguro. Levanté la mirada poco a poco sintiéndome aún avergonzado por todo lo que había pasado. - Lo siento yo... - no sabía qué más decir, ni que hacer, ¿Qué más quería? Sus ojos estaban penetrando los míos y aunque aún tuviera las gafas de sol puestas podía sentirlo, era intimidante, y sin poder evitarlo baje por unos segundos mi mirada hacia sus labios, tan apetecibles, sin querer me relamí los míos, los estaba deseando como un tonto, porque era como me sentía, ¡tonto! 

¡Espera! ¿Por qué sentía su respiración tan cerca de la mía? ¿desde cuando estaba tan cerca de mí? No pude pensar en nada más cuando sus labios rozaron los míos con lentitud, saboreando ese pequeño momento que se convirtió en pasión, empezando a devorarnos el uno al otro. 

Room n° 721 (SamYu) 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora