Levi vivió entre sombras, sobreviviendo en la Ciudad Subterránea sin más certezas que la muerte y la miseria. Pero en medio de la oscuridad, hubo un instante de luz: un encuentro fugaz con un joven cadete, una conexión efímera que dejó una marca imb...
⚠️Advertencia⚠️ Este fanfic puede incluir contenido sensible para algunos lectores (Pr*stirución, lenguaje explícito, consumo de alcohol) Muchas gracias por su atención.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨𝐈: 𝐒𝐢𝐠𝐢𝐥𝐨
En cuánto recuperó un poco de conciencia supo que era demasiado tarde para retractarse y regresar por donde había llegado.
Erwin Smith era un cadete prodigio y el prospecto del soldado perfecto; el primero en orden de mérito dentro de su tropa, siendo el paquete completo: Excelente estratega, buen desempeño físico y sobre todo un líder excepcional. A esto se le sumaba su atractivo físico, un formidable desempeño social y un encanto natural. Bastante respetado entre sus camaradas e incluso por sus superiores, siendo apenas un cadete su nombre ya era conocido entre Los Altos mandos, sin duda las espectativas sobre él eran demasiado altas.
Siendo consciente de todo esto, se cuestionaba en que momento había aceptado acompañar a sus camaradas a un burdel de la Ciudad Subterránea.
En retrospectiva si tomaba en cuenta lo que había vivido el último mes justificaba aunque sea un poco su decisión: Su tropa acababa de concluir un arduo curso de supervivencia en las montañas como parte de su último año de entrenamiento. El Cuartel General se había encargado de diseñar los cursos con tal dificultad que podían llegar a ser letales, en ocasiones cobrándose la vida de algunos cadetes. Incluso Erwin y sus camaradas más cercanos estuvieron al borde de la muerte a pesar de ocupar los primeros puestos entre la tropa.
Erwin recordaba perfectamente el día en el que pactaron aquella descabellada salida:
Se encontraba juntos Nile, Mike, Simon, Andre arrastrando los pies (que por cierto estaban llenos de ampollas y heridas expuestas) con los primeros rayos del Sol alumbrando sobre sus cabezas, con la garganta seca y tan cansados que sentían que se desvanecerían en algún momento. Originalmente partieron 8 en su escuadrón, pero los tres miembros restantes habían desertado a lo largo del camino.
–Si salimos de esta, saldremos por unos tragos –propuso Nile en el afán de levantar la moral de sus camaradas y la suya propia.
–Si salimos de esta nos daremos un merecido banquete– habló apenas Mike, que cojeaba por su tobillo luxado.
–Saldremos de esta muchachos –ánimo Erwin que caminaba en la delantera. Debido a lesión de Mike él cargaba con los suministros, más hacia un esfuerzo sobre humano por ocultar su cansancio.
–En cuanto salgamos de esta, tendremos una noche inolvidable, yo invito muchachos– propuso Simon–Siempre y cuando Erwin nos honre con su compañía.
Erwin no fue consciente de lo que su camarada quiso decir con "noche inolvidable" cuando se comprometió a acompañarlos.
Dicho y hecho. Su primer fin de semana libre los cinco compañeros se reunieron en un bar de Sina, compartieron unos tragos para juntar valor y descendieron a la ciudad Subterránea.
Erwin era consiente de su gran atractivo, jamás se imaginó a él mismo pagando por sexo. Si bien era consciente de que a algunos hombres encontraban cierto atractivo en pagar por compañía, él no se consideraba uno de ellos.
En cuanto llegaron al establecimiento Erwin pudo notar algunos rostros conocidos, como políticos de rango medio o incluso algunos soldados. Prefirió pasar de largo junto a sus amigos.
–Bien muchachos, aquí encontrarán lo que prefieran: Mujeres, hombres, omegas, betas; con experiencia, sin experiencia...–empezó a divagar Simons.
Erwin no podía creer lo que veía. La calle estaba aglomerada. A lo largo de estas podía ver personas que evidentemente ofrecían sus servicios, algunas mujeres no tardaron en aproximarse a ellos a toda prisa, mostrando mayor insistencia en él y Mike al ser los más atractivos del grupo.
Nile sugirió entrar en uno de los establecimientos. El primero en separarse del grupo fue Andre, seguido de Nile.
–Vamos chicos, no sean tímidos. Díganme que están buscando y les echaré una mano–animó Simon a sus dos camaradas rubios (más animado de lo normal debido al alcohol)
Entre la mezcla de olores desagradables y fuertes Erwin pudo distinguir un aroma agradable; era dulce, afrutado y casi embriagador. Aprovechó que Simon se encontraba ocupado buscando una acompañante para Mike para separarse de ellos y salir del establecimiento siguiendo aquel olor.
Retornó a la calle por la que habían ingresado, donde se encontraban los "acompañantes" ofreciendo sus servicios.
Por lo que podía ver se encontraban separados por grupos, probablemente trabajaban para personas separadas. Siguió con su camino hasta doblar por la esquina, llegando al final de la fila encontrándose con la persona que desprendía aquel aroma embriagante.
Era un omega, pudo notarlo a primera vista. Un chico precioso: Era de estatura baja y complexión delgada. Sus cabellos azabache contrastaban con su piel pálida cual porcelana, tenía facciones delicadas, unos labios rosas pequeños en forma de corazón, una nariz respingada y unos preciosos ojos color gris azulado.
Erwin quedó embelazado.
–¿Se te perdió algo?–preguntó el omega con una ceja levantada.
Erwin se sonrojo ligeramente, más por primera vez en su vida no tenía palabras, nunca había experimentado nerviosismo como en este momento. Se aclaró la garganta y volteó la mirada en dirección a las mujeres de atuendos provocadores paradas a unos metros de ellos.
El pelinegro chasqueó la lengua rodando los ojos.
–¿Buscas servicio?– preguntó fríamente.
Erwin no supo en que momento consideró hacerlo. Su plan incial era esperar a que sus amigos terminaran con lo suyo para reunirse con ellos y regresar juntos a la superficie. Pero justo en aquel instante se encontraba tan tentado. Para empezar su naturaleza alfa le había guiado hasta el muchacho que tenía en frente, y por otro estaba levemente influenciado por el alcohol.
–Son 700 monedas– anunció el pelinegro escaneándolo de arriba a abajo con aquella miraba fría.–La habitación la pagas por separado.
Era tajante, tan distinto a las otras personas en aquella calle. Las mujeres que se le habían aproximado hasta el momento tenían una actitud demasiado melosa y vestían prendas provocativas. Este chico vestía una camisa grande ligeramente desabotonada dejando al descubierto sus clavículas, un chaleco que ceñía su cintura y un pantalón de vestir en tonos oscuros, junto a unas botas que estilizaban sus piernas. Pudo notar que el chico cobraba mucho más de lo que cobraban las otras personas, puesto a que pudo escuchar como el servicio variaba entre cincuenta y doscientas monedas.
Erwin cálculo mentalmente cuanto dinero traía consigo. Simon había pagado el peaje para pasar a la Ciudad subterránea, los tragos en el bar fueron cortesía de Nile, por lo tanto sus mil doscientas monedas seguían intactas.
–Me parece bien –habló por primera vez.
El pelinegro lo miró sorprendido por un momento, para luego separarse de la pared en la que estaba apoyado y emprender marcha hacia una posada.
–Por aquí –llamó adelantándose al alfa rubio, que tragó en seco al apreciar la esbelta figura del pelinegro por detrás.
Trató de no cuestionar lo que estaba a punto de hacer; después de todo si sobrevivía al adiestramiento, al terminar se uniría a la Legión de Reconocimiento, su espectativa de vida no era larga y su carrera militar implicaba un círculo social reducido, quizás no podría darse otra oportunidad de compartir lecho con una persona ajena a su carrera y su reputación.
Ni en su imaginación pudo concebir la idea de que su destino estaba ligado al de ese omega.